TEMA DE ANÁLISIS

Posible recesión global e impacto en la región

Los efectos de la invasión de Rusia a Ucrania y la cuarentena china enfriaron la economía mundial; y la región hace meses sufre sus consecuencias.

Foto: Getty Images
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En el marco de un seminario organizado por el Center for Latin America de Atlas Network, el pasado lunes 12, desde el Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social (Ceres) expusimos sobre el nuevo escenario económico y financiero a nivel global.

En la reunión virtual participó también Macarena García, economista senior del programa económico del think tank chileno Libertad y Desarrollo. Macarena dimensionó el impacto de la realidad global en Chile y el panorama interno, y en base a su exposición comentamos lo que sucede en el país andino.

Estados Unidos

La inflación hace meses golpea a los Estados Unidos, y se sitúa en los niveles más altos de los últimos 40 años. Para paliar esta situación, la Reserva Federal fue contundente: ya implementó cinco aumentos de las tasas de interés en 2022, las últimas tres de 0,75%, en junio, julio y setiembre (ver Gráfica 1). Si bien encarecer el crédito para frenar el consumo —y, por ende, la demanda — parece buena receta para bajar el nivel de precios, no lo es para hacer crecer a la economía. Las proyecciones de crecimiento para 2022 y 2023 se corrigen a la baja desde hace meses: pasaron de 5,6% y 4% en enero a 1,3% y 0,2% en agosto, respectivamente (ver Gráfica 2).

A su vez, el enfriamiento a nivel global también perjudica la actividad estadounidense, que ha visto caer su economía en los dos primeros trimestres de 2022. Sin embargo, si bien técnicamente esto puede ser suficiente para afirmar que se entró en recesión (1), se requiere de más indicadores que acompañen la tendencia. Y eso es lo que falta. Datos del mercado laboral no condicen con un escenario recesivo: en agosto hubo 5,8 millones de personas empleadas más que un año atrás, y las vacantes duplican al número de trabajadores desempleados (en niveles históricamente bajos). De igual manera, la producción industrial crece y se ubica 3,7% por encima de agosto 2021.

Sin pecar de pesimistas, es probable que la economía estadounidense termine en un proceso recesivo, impulsada por estos factores y la estricta cuarentena de China.

China

Decenas de millones de personas se encuentran actualmente en cuarentena obligatoria en China. La estrategia “Covid Cero” es el factor principal que explica la caída en las proyecciones de crecimiento esperado para 2022, desde casi 5% en enero a 2,8% en setiembre (ver Gráfica 3). A esto se le suman problemas de suministro de energía, en un contexto de ola de calor, menor consumo por los efectos de una devaluación del yuan frente al dólar de más del 7% en un mes y medio y una menor inversión inmobiliaria, siempre pujante en la potencia asiática.

Para impulsar la actividad, el gobierno chino ha dado grandes estímulos en materia de inversión en infraestructura, y bajó tímidamente su tasa de referencia (0,05 puntos porcentuales). En un mundo que va en sentido contrario para contener la inflación, China toma acciones para estimular una economía que continúa afectada por el Covid. De todas maneras, indicadores como la demanda de cemento y automóviles, incluidos los eléctricos, ya muestran signos de recuperación, y hacen menos probable un escenario recesivo en el país asiático.

Europa

El continente europeo se ve brutalmente afectado por su dependencia energética de Rusia, aún más cerca del comienzo del invierno boreal. La caída del suministro de gas y la amenaza de corte total generaron una disparada en los precios de forma generalizada. La inflación anualizada alcanzó el 9,1% en agosto, y motivó dos aumentos consecutivos de la tasa de interés en julio y setiembre, luego de mantenerse 11 años en 0%, hasta alcanzar 1,25% (ver Gráfica 1).

Esto tiene sus consecuencias negativas a nivel de actividad, con una economía donde gran parte del crecimiento de 2022 va a ser explicado por el arrastre estadístico al haber terminado 2021 en un alto nivel (ver Gráfica 4). A su vez, los perjuicios que genera el enlentecimiento de la actividad global con China implementando políticas de confinamiento, complican las perspectivas a corto plazo de Europa.

Para combatir la emergencia energética, la Unión Europea lleva a cabo acciones de ayuda financiera, impone límites de precios y da incentivos al ahorro generalizado. A su vez, para financiar gastos excepcionales, gravará a los beneficios extraordinarios de empresas energéticas. El desafío está en minimizar los daños en hogares y empresas más vulnerables, reforzar la seguridad energética, impulsar una economía casi estancada, y mantener
ancladas las expectativas salariales y de precios.

La región lo sufre: el caso de Chile

Lo que sucede en las economías avanzadas es clave para la región, y en Ceres lo dimensionamos a través de un Índice de Condiciones Externas (ICE) (2). La evidencia muestra que el escenario actual es menos favorable que meses atrás. La suba de tasas hace menos atractivo el invertir en economías emergentes, y, a la vez, encarece el endeudamiento. Por otro lado, la baja en el precio de los commodities que salen del continente, junto con una menor demanda, empeora el desempeño del sector exportador. Uruguay lo sufre, y Chile particularmente también.

El precio del cobre, que explica el 56% de las exportaciones del país andino, cayó 28% en cuatro meses. Con perspectivas de menor demanda en el futuro por un escenario de probable recesión mundial, la actividad chilena sufre un shock negativo. Sumado a esto, Chile cuenta con dificultades domésticas.

La autorización del retiro de ahorros de pensiones de los fondos jubilatorios durante 2020 y 2021 y la entrega de “bonos” en 2021 por parte del gobierno (equivalente a 1% del PIB por mes), provocaron un exceso de liquidez a la economía, que alimentó la espiral inflacionaria ya provocada por commodities y combustibles. Todo ello se refleja en una inflación actual del 14% anual, en un país acostumbrado a valores cercanos al 3%.

La dinámica inflacionaria ha sido tan potente que ha hecho caer el salario real. Para combatir la subida de precios, el Banco Central de Chile comenzó a subir la tasa de interés desde mediados de 2021 y alcanzó en setiembre el nivel más alto en 23 años: 10,75%. Por estas razones, el aumento de 12% del PIB en 2021 —impulsado fuertemente por el consumo y la inversión— no seguirá en 2022: se proyecta un crecimiento de 1,8%, explicado en su totalidad por arrastre estadístico (ver Gráfica 5). A todo esto, se le suma una notoria incertidumbre política, con un proceso de reforma de la Constitución que sigue en pie luego del plebiscito que rechazó la propuesta de la Convención Constitucional.

En este nuevo escenario mundial, en medio de una región donde además abundan las dificultades internas, Uruguay deberá cuidar la estabilidad que lo diferencia para lograr minimizar los impactos negativos de una probable recesión a nivel global.

(*) Economista Martín Alesina, investigador del Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social (CERES)
1) Para más información, visitar: How Do Economists Determine Whether the Economy Is in a Recession? - The White House
2) Para más información, visitar el informe de CERES Regional Report: Tailwinds in the Short Run Coupled with Long Run Challenges https://www.ceres-uy.org/wp-content/uploads/2022/02/LMV-Report-Octubre.2021.pdf

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