OPINIÓN

Nobel 2022 sobre bancos y crisis financieras

En Uruguay, a 20 años de la crisis del 2002, es fácil entender la relevancia del área de estudio que resultó galardonada.

Ben Bernanke. Foto: AFP
Ben Bernanke. Foto: AFP

La Real Academia de las Ciencias de Suecia anunció que el Premio Nobel de Economía de este año es otorgado a Ben Bernanke, Douglas Diamond y Philip Dybvig. Para el público no especializado el primero es el más conocido de los tres. Bernanke fue presidente de la Reserva Federal (la autoridad monetaria de Estados Unidos) entre 2006 y el 2014 bajo las presidencias de George Bush y Barack Obama. Previamente fue profesor en Stanford, New York University y Princeton. Douglas Diamond y Philip Dybvig son también americanos. Diamond es profesor en la Universidad de Chicago y Dybving es profesor de la Washington University en St. Louis.

Los tres laureados son reconocidos por trabajos que desarrollaron en la primera mitad de 1980 referentes al sistema bancario y las crisis financieras. Diamond y Dybving hicieron sus aportes en forma de modelos teóricos que permitieron una formalización matemática mientras que Bernanke realizó trabajo de corte más empírico asociado a las crisis del ´30.

En las décadas previas, la teoría financiera estaba dominada por los aportes de Modigliani y Miller de 1958 y de Fama de 1980. Estas visiones muestran que bajo mercados eficientes y completos la forma en que se financian los proyectos reales es irrelevante. En consecuencia, en ausencia de fricciones, la intermediación financiera no sería generadora de valor.

Diamond y Dybvig, en su artículo de 1983, fueron los primeros en construir un modelo mostrando como que en una economía simplificada se genera óptimamente un contrato de intermediación entre demandantes de financiamiento de largo plazo y proveedores de financiamiento, aunque estos pueden llegar a tener necesidades de utilizar los fondos en el corto plazo. Esto es lo que se llamó el “maturity transformation” de los bancos. La madurez (maturity) de un instrumento financiero es el plazo en el cual este instrumento dejará de existir y se harán los pagos correspondientes.

Empresas que procuran desarrollar inversiones y familias que desean comprar sus viviendas suelen requerir financiamiento de largo plazo. Otras familias tienen capacidad de generar ahorros y verían con buenos ojos obtener una rentabilidad por facilitarlos, pero a su vez quisieran poder rehacerse de los fondos prestados en caso de necesidad. Los bancos tienen la capacidad de agregar los ahorros de sus muchos depositantes de corto plazo, y dado que no todos ellos tendrán necesidad de realizar retiros al mismo tiempo, proveer financiamiento de largo plazo a otros agentes.

Diamond y Dybving advierten que en la transformación de madurez hay una fragilidad implícita. Cuando los depositantes creen que otros muchos depositantes están por retirar sus aportes pueden temer por la capacidad del banco de hacer frente a ellos, lo que resulta en pánico y una corrida bancaria aún contra instituciones financieras solventes. Esto sugiere la conveniencia de regulación gubernamental en la forma de un seguro de depósitos o el banco central actuando como prestamista de última instancia.

La Academia sueca indica que dentro de las contribuciones que justifican el premio de este año también se encuentra un artículo escrito por Diamond originalmente en su tesis doctoral en Yale que fue publicado en una revista académica en 1984. Diamond se preocupa por el monitoreo de las empresas que recibieron los préstamos bancarios. Esto es el determinante último de la capacidad de los depositantes bancarios de recuperar sus depósitos junto a los eventuales intereses que hayan sido acordados. El problema es que los depositantes no tienen la capacidad de dar seguimiento a los proyectos en los que sus fondos fueron invertidos. De aquí un nuevo rol para los bancos en reducir información asimétrica entre quienes requieren fondos y quienes pueden proveerlos. Pero a la vez, se genera una nueva pregunta, ¿quién monitorea al monitor? Esta visión de los bancos como monitores (y monitoreados) constituyó un nuevo paradigma para entender la intermediación financiera.

Finalmente, la Academia Sueca menciona el trabajo de Bernanke de 1983 en que hizo un análisis empírico de la crisis del ´30. Su preocupación central refiere es las razones que hicieron a la crisis tan profunda y tan duradera en el tiempo. La visión previa hacía énfasis en errores de política monetaria y veía en las quiebras bancarias de la época una consecuencia de la crisis económica de fondo. Bernanke cambia el foco y señala que las instituciones de intermediación financiera tienen información valiosa del funcionamiento de sus clientes que se construye con años de trabajo y que no es fácilmente transportable a otras instituciones. Por eso, las corridas y cierres bancarios dificultaron la reconexión entre quienes tenían necesidades de acceder a créditos para invertir y quienes tenían fondos prestables. Así entendido, las caídas de los bancos dejan de ser exclusivamente una consecuencia de la crisis, sino que pasan a ser una causa de su prolongación y amplitud. Definitivamente, estas lecciones estuvieron en la cabeza de Bernanke durante la crisis financiera del 2008 mientras estuvo al frente de la Reserva Federal.

Los trabajos seminales comentados en esta nota abrieron caminos a una muy intensa agenda de investigación en economía y finanzas que produjeron la teoría moderna de intermediación financiera y la respectiva regulación gubernamental. El campo de trabajo sigue vigente. El sector financiero se ve desafiado permanentemente con las interacciones desde nuevas tecnologías. En Uruguay, a 20 años de la crisis del 2002, es fácil entender la relevancia del área de estudio.

Reportar error
Enviado
Error
Reportar error
Temas relacionados