CAOS POLÍTICO

¿Cuál es el mayor problema económico de Italia? Que sigue siendo Italia

El no deseado título de la economía más débil de Europa parece corresponderle a Italia.

Matteo Salvini. Foto: AFP
Matteo Salvini. Foto: AFP

Sin importar cuáles fueran las esperanzas de que un gobierno radicalmente poco convencional pudiera sacudir a Italia para sacarla de su letargo económico, se han transformado casi en su totalidad en una amarga resignación de que, en este país, nada parece cambiar nunca.

A más de un año de que Italia le entregó el poder a una coalición de dos socios malhumorados —la Liga, un partido populista de derecha, y el Movimiento 5 Estrellas, un partido que está en contra de la clase política dominante—, la economía está padeciendo la incesante embestida de la acritud política.

Y ahora el dramatismo parece estar a punto de producir todavía más caos e incertidumbre, debido a que Matteo Salvini, líder de la Liga, declaró que había diferencias irreconciliables con el Movimiento 5 Estrellas y convocó a elecciones adelantadas.

Las empresas están aplazando expansiones y limitando la inversión en lugar de arriesgarse a perder dinero en una época de incertidumbre. La deuda pública sigue siendo monumental, ya que asciende a más de dos billones de euros o más del 130% de la producción económica anual.

Los bancos todavía están llenos de malos créditos —aunque menos que antes— que los hacen renuentes a otorgar préstamos. Una economía que no se ha expandido en la última década se estancó entre abril y junio, según datos recientes, mientras que la inversión disminuyó. Eso dejó a Italia condenada a tener un crecimiento nulo este año, a la vez que refuerza su derecho a un título no deseado: la economía más débil de Europa.

A principios de este año, Adler Pelzer Group, una importante empresa manufacturera italiana, logró cerrar un pedido con un valor de 2,6 millones de euros para fabricar partes para aviones militares. Con ello se crearon 250 nuevos empleos en su fábrica a las afueras de Nápoles, en el corazón del perpetuamente atribulado sur de Italia. “Fue una gran oportunidad”, dijo Paolo Scudieri, el presidente de la empresa y miembro del consejo de Confindustria, la asociación empresarial más poderosa de Italia.

Sin embargo, la empresa hace poco trasladó los trabajos a una fábrica en Polonia en reacción al caos político que se intensifica. “La batalla con la UE y los conflictos con el mundo han creado problemas de credibilidad para el gobierno italiano”, explicó Scudieri. “Han creado problemas no solo para mi empresa, sino para todas las empresas italianas y, principalmente, para la misma Italia. Todo aquel que podría invertir en Italia, ahora lo piensa dos veces”.

El mes pasado, Italia logró disipar su problema más inmediato, el riesgo de un castigo por parte de la Unión Europea por sobrepasar los límites de su deuda pública. Tras la amenaza de imponer multas, Bruselas desistió cuando algunos de los actuales planes de gasto de Italia resultaron ser menos costosos de lo anticipado.

El problema es que recortar el gasto priva a la economía de combustible para el crecimiento. Varios gobiernos consecutivos de este país han subrayado la necesidad de expansión y le han suplicado a Bruselas que les otorgue permiso para gastar más de lo que permiten las reglas presupuestarias.

Esta siempre ha sido una apuesta difícil, dado que los funcionarios europeos con mentalidad de austeridad tienden a ver a Italia como un adolescente travieso tratando de echar mano de la tarjeta de crédito de la familia. Ese argumento se ha fortalecido ahora, ya que el gobierno de Italia está formado por líderes que a menudo han amenazado con romper con la ortodoxia europea.

El caos político se ha intensificado en semanas recientes como resultado de un informe de BuzzFeed que afirma que los asesores de la Liga se reunieron en secreto con funcionarios rusos para tratar de mejorar las posibilidades del partido en las elecciones de la UE de este año. Salvini negó lo revelado por el informe, mientras que su homólogo del Movimiento 5 Estrellas, Luigi Di Maio, lo exhortó a declarar ante el Parlamento. La gota que derramó el vaso de la hostilidad fue la oposición de 5 Estrellas a un tren de alta velocidad que conectaría al norte de Italia con Francia.

Dado que el colapso del gobierno se ha vuelto ahora una posibilidad inminente, la cuarta economía más grande de Europa permanece atrapada en un atolladero que les es familiar.

“Es estancamiento en serie”, comentó Nicola Borri, profesor de Finanzas en Luiss, una universidad en Roma. “La economía no se contrae; no crece. Italia es un país débil, viejo y donde no hay inversión ni ideas nuevas”.

Algunos líderes empresariales argumentan que ese tipo de discurso funesto oculta la fortaleza, en especial en las áreas industriales al norte del país. “La economía real en el país es muy fuerte”, mencionó Carlo Messina, director ejecutivo de Intesa Sanpaolo, el segundo banco más grande de Italia en cuanto a activos. “Continuaremos siendo un país muy resiliente en cualquier escenario”. Desestimó el drama político por tratarse de un espectáculo secundario. “Créanme”, dijo, “en Italia estamos acostumbrados a situaciones políticas como esta”, afirmó.

El actual gobierno es en muchos sentidos producto de la consternación pública por el lamentable desempeño económico de Italia. El Movimiento 5 Estrellas se ganó los votos con la promesa de los llamados pagos de ingreso básico, o subvenciones en efectivo para gente de bajos ingresos. Esta promesa fue de especial interés en el sur de Italia, donde el desempleo es un problema importante.

La Liga, ahora la fuerza política dominante, ganó votos con promesas de detener el influjo de migrantes y recortar impuestos. Sin embargo, los resultados han sido decepcionantes, un sentimiento que se puede percibir particularmente en Nápoles, una ciudad gloriosa pero en declive en el mar Tirreno.

A nivel nacional, la tasa de desempleo se acerca al 10% —más baja que hace un año, pero casi al mismo nivel del 2012, después de una brutal crisis económica. Aquí muchos afirman que la crisis nunca terminó. “Lo que estaba mal antes, simplemente sigue mal, pero de una manera más estable”, comentó Mimi Ercolano, activista laboral. “Hay una gran cantidad de personas que están subempleadas, en las sombras de la economía. Es un cáncer social”, declaró.

La mayoría de la gente sin empleo no califica para los pagos de ingreso básico porque las reglas prohíben subvenciones para aquellos que tienen apoyo financiero de familiares. El Movimiento 5 Estrellas alguna vez prometió que se beneficiarían unos nueve millones de personas, pero solo 674.000 habían calificado para la ayuda a principios de junio, según el Institucional Nacional de Bienestar Social.

Unos 53 kilómetros al este de Nápoles, en el poblado de Avellino, Sabino Basso detuvo la contratación de treinta trabajadores más en la planta embotelladora de aceite de oliva que inició su bisabuelo. La compañía de Basso compra aceite de oliva a productores de Italia, España y Grecia, y exporta el 80 por ciento de sus mercancías a todo el mundo, en especial a Estados Unidos, donde Walmart es uno de sus principales clientes. Planeaba aumentar la mercadotecnia y las ventas en línea. Pero entonces el Movimiento 5 Estrellas hizo más estrictos los requisitos legales para que las empresas contraten trabajadores temporalmente, por lo que en la práctica los periodos temporales quedaron limitados a un año. El cambio tenía como objetivo obligar a las empresas a contratar trabajadores de manera permanente.

Basso estaba horrorizado. Solo cinco de sus cien trabajadores son permanentes, afirmó. Los demás son aprendices, una condición que le había permitido darles trabajo mediante contratos temporales.
“Para saber si quiero conservar a un trabajador toda la vida, necesito ponerlo a prueba”, dijo. Las nuevas reglas no le dan suficiente tiempo. “Simplemente dejé de contratar gente”, concluyó.

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