OPINIÓN

La inversión en energía post pandemia

Aumentan las inversiones en 2021, con el sector eléctrico como el principal motor.

Foto: El País
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En esta nota resumo algunas conclusiones del 2020 y tendencias en el área de la inversión en energía, agrupados en cuatro grandes mensajes (*).

1- La inversión repunta en 2021

Después de una caída histórica en 2020, se espera un aumento del 10% de la inversión en energía en 2021, volviendo a niveles cercanos a los anteriores a la pandemia, cerca de US$ 1.9 millones de millones. Esto viene de la mano de un aumento de la demanda de energía, que se espera que suba casi un 5% en 2021 comparado con una bajada fuerte el año pasado, dada la parada del transporte y parte del comercio mundial.

Después de una fuerte caída generalizada en la inversión en los sectores del petróleo, gas y carbón en 2020, la inversión subiría un 15% en 2021, dado mayores precios y mejores expectativas de demanda (al menos en el corto plazo). De este total, casi 85% se destinan al petróleo y gas y casi 15% al carbón. El resto —menos de 1,5%— se destinan a combustibles de bajas emisiones, como el hidrógeno de fuente renovable. De todas formas, el sector eléctrico fue el protagonista en 2020, empujado por las renovables, y se mantiene creciendo en 2021.

2- El sector eléctrico, motor de la inversión

La inversión en el sector eléctrico, que llegaría a US$ 820 miles de millones en 2021, sigue teniendo cada vez más peso en el total de inversiones, donde las energías renovables representan alrededor de un 70% de la inversión en generación. La resiliencia del año 2020 en el sector eléctrico vino de la mano de un componente claro: un fuerte empuje de China por las renovables, en especial la eólica. En 2020, la capacidad instalada anual del mundo subió un 45% respecto a 2019, alcanzando casi 280GW, el mayor incremento anual desde el final de los ´90. La instalación eólica casi que se duplicó en 2020, donde China sumó unos 70GW de eólica, dado el fin de los subsidios.

Sin embargo, este empuje positivo —no sólo en generación sino también en redes y almacenamiento— ha estado bastante concentrado. La resiliencia se vio sobre todo en China, Estados Unidos y Europa, mientras que países emergentes y en desarrollo se vieron más afectados en 2020.

3- Energías limpias al alza, pero con consideraciones

La inversión en energías limpias ha estado al alza en los últimos años (ilustrado en parte en el punto 2), pero la subida ha sido moderada (a pesar de costos deflacionarios) y el nivel todavía se mantiene lejos de lo que se necesitaría, en un escenario donde se cumplen las metas medio ambientales establecidas por gobiernos o escenarios climáticos más estrictos, en particular en países de menor ingreso.

Además, parece haber un cierto desacople entre la suba en los mercados de capitales y la inversión en activos “reales”. Anuncios ambiciosos por varios gobiernos (varios países se comprometieron en 2020 a tener cero emisiones netas a 2050), empresas y la comunidad financiera en general resultaron en gran interés por empresas de energías limpias en 2020.

La emisión de deuda sostenible (que incorpora indicadores de desempeño relacionados con el medio ambiente) llegó a un máximo de US$ 600 mil millones. A su vez, las empresas de energía limpia han tenido un buen desempeño en la bolsa en los últimos años, superando a empresas de combustibles fósiles e índices generales del mercado, y con menor volatilidad, incluso luego de un ajuste a principios de 2021. Sin embargo, los flujos financieros han crecido más rápidamente que los gastos de capital.

4- Petróleo y gas: ¿estrategias divergentes?

La inversión en petróleo y gas ha caído en los últimos años. Por ejemplo, el sector de petróleo y gas upstream pasó de representar alrededor de un tercio de la inversión en energía global hace una década a menos de un quinto actualmente. Luego de la caída generalizada en 2020, en 2021 se empieza a ver un poco de divergencias en este sector, entre las empresas nacionales de petróleo y gas y las grandes empresas internacionales (conocida a veces como las majors).

En general, todas las empresas continúan con una política de intentar mantener costos bajos y mejorar eficiencia, en la medida que hay espacio para hacerlo (muchas venían en este camino incluso antes de la pandemia). Sin embargo, mientras se espera que las majors mantengan niveles más bajos de inversión —muchas de ellas incluso con estrategias más marcadas hacia escenarios más sostenibles o más foco en combustibles limpios— algunas de las empresas nacionales buscan invertir de manera contra cíclica y ganar participación de mercado. Una ilustración de esto es el caso de Qatar Petroleum, que va a construir el proyecto de gas natural licuado más grande del mundo.

La pandemia no ha terminado, y todavía hay muchas variables sobre la mesa —como lo que se decida en las reuniones COP26 en noviembre de este año— o avances en lo sanitario, pero todo indica que la inversión se recuperará, y que las energías limpias seguirán teniendo más fuerza, pero a la vez que los esfuerzos siguen cortos si se quiere mover a un escenario de menores emisiones.

(*) Esta nota está basada en cifras y análisis del World Energy Investment 2021, https://www.iea.org/reports/world-energy-investment-2021 (informe en el que participé y fui autora principal de la sección eléctrica).

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