OPINIÓN

El imprescindible apoyo a las Pymes

El foco en este tipo de empresas es correcto y compartible.

Foto: El País
Foto: El País

Entender la caracterización empresarial en nuestro país, es fundamental. Sobre todo en momentos críticos, donde se deben canalizar apoyos con recursos escasos.

Días pasados, el gobierno nacional anunció medidas para atender la emergencia económica de determinados sectores de actividad, afectados o muy afectados por la coyuntura. En particular, se han tomado medidas concretas para atender a las micro, pequeñas y medianas empresas. Al margen de la discusión de si es mucho o poco, a tiempo o no, el foco en este tipo de empresas es correcto y compartible.

De a poroto engorda la gallina

Posiblemente seduzca la idea de concentrar energías y recursos para atraer megaproyectos de inversión, esos que con frecuencia se los menciona con posibilidad de “mover la aguja”, sin embargo, al analizar y entender el funcionamiento de la composición empresarial y el ecosistema emprendedor en Uruguay, deberíamos concluir que posiblemente, políticas públicas de apoyo a las llamadas micpymes logren acercarse más a impactos buscados: sostener y crear empleo. Claro que no es sencillo, porque se precisan medidas diseñadas con capacidad de impactar, no ya sobre un proyecto, sino sobre la sumatoria de un conjunto de empresas caracterizadas por la diversidad, pero también por las dificultades financieras actuales.

Economía MicPyme

La categorización de una unidad económica como micro, pequeña o mediana empresa, se determina (1) en Uruguay, en función del número de personal ocupado, juntamente con su facturación anual. Así, microempresas son las que ocupan no más de cuatro personas y cuyas ventas anuales no superan el equivalente a dos millones de unidades indexadas. Las pequeñas empresas son las que ocupan no más de diecinueve personas y cuyas ventas anuales, no superan el equivalente a diez millones de unidades indexadas. Y las medianas empresas son las que ocupan no más de noventa y nueve personas y cuyas ventas anuales, no superan el equivalente a setenta y cinco millones de unidades indexadas.

Según los últimos datos publicados de entidades cotizantes al BPS, existen 137.895 emprendimientos que emplean personal. De éstos, sólo 1.276 empresas emplean a más de cien personas. En otras palabras, las micpymes representan al 99% de las empresas en nuestro país y el 70% del total son microempresas.

Motores de empleo

En nuestro país algo más de seis de cada diez empleos cotizantes a la seguridad social son generados por las micpymes. Es más, casi el 40% de los empleos en Uruguay es generado en las micro y pequeñas empresas. Sin embargo, por su naturaleza, este tipo de empresas presenta altos niveles de vulnerabilidad económica y, por tanto, corren sus fuentes laborales con esa tipificación de vulnerables. A nivel internacional sucede algo similar. Por ejemplo, en España el 65% del empleo es generado por el sector PYME y el promedio mundial es del 50%. Políticas públicas locales de analgesia financiera son necesarias en esta coyuntura de excepción para evitar cierres.

Hacia la recuperación sostenible

Diversos organismos del Estado han venido implementando una batería de medidas de apoyo, desde Uruguay XXI hasta la Agencia Nacional para el Desarrollo (ANDE), pasando por suspensión de vencimientos y exoneraciones tributarias que implicarán ciertas renuncias para la DGI y BPS, y algo de oxígeno para las alicaídas pymes.

Todo lo que simplifique burocracia y papeleos, no solo a nivel de organismos públicos sino también de grandes proveedores de servicios privados, la micpyme lo agradecerá. Conviene recordar que si estos procedimientos son diseñados sin la empatía necesaria, el costo fijo o de oportunidad de recorrerlos será relativamente más cargoso para una micpyme que para grandes emprendimientos.

A nivel de gestión particular, los desafíos son múltiples. Es ciertamente complejo pretender pensar en clave de estrategia de futuro, cuando la emergencia cuestiona la existencia de los emprendimientos. Sin embargo, aquellos resilientes que logran sortear la coyuntura, indudablemente deben comenzar con el ejercicio de proyectarse hacia “el día después”.

La incorporación acelerada de tecnología en los procesos, canales digitales de ventas, profundización en el uso de medios de pago electrónicos, internacionalización con mercados regionales en la mira, estructura de financiamiento de corto y largo plazo, son todos elementos que hoy más que nunca deben estar sobre la mesa.

Como sociedad, dotarnos de la convicción profunda de que micpymes saludables y ecosistemas de emprendedores activos, fortalecerán la ansiada recuperación económica, pero sobretodo, la creación de fuentes laborales y oportunidades de desarrollo.

(1) Redacción dada por el decreto 504/07

(*) Decano de UCU Business.

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