OPINIÓN

Un gran desafío en materia energética

El informe anual de la agencia Internacional de Energía y los escenarios posibles.

Foto: El País
Foto: El País

El 13 de noviembre la Agencia Internacional de Energía publicó el World Energy Outlook (“Prospectivas de la energía en el mundo” en español), un informe anual que presenta diferentes escenarios posibles (no es una proyección) de cómo se desarrollaría el sector energético en el mundo, según diferentes supuestos. En esta nota resumo algunos de los principales resultados y mensajes de dicho análisis.

El informe ilustra tres escenarios: (i) Políticas Actuales (escenario que refleja la senda actual sin incorporar nuevas políticas), (ii) Políticas Declaradas (escenario que incorpora políticas y objetivos declarados por los países) y (iii) Desarrollo Sostenible (escenario que incorpora también objetivos de sostenibilidad, como los delineados en el Acuerdo de París, objetivos de electrificación total a 2030, mínimos niveles de calidad de aire, etc.).

Antes de resumir estos escenarios, vale la pena recordar algunos datos del panorama actual: los combustibles fósiles siguen dominando la demanda y las emisiones siguen subiendo. Cerca de un tercio de la demanda global de energía se abastece de petróleo, 27% de carbón y otro 22% de gas natural. Las renovables (incluida la hidráulica) ocupan alrededor de un 14%. La electricidad es el sector más “de-carbonizado”, pero abastece solamente alrededor de un quinto de la demanda energética global, y si bien las fuentes renovables han estado en aumento, el carbón —que cubre casi dos quintos— sigue siendo la primera fuente de generación eléctrica.
Políticas Declaradas

El escenario de Políticas Declaradas muestra una demanda que crece 1% al año hasta 2040. Del lado de la oferta, la energía solar fotovoltaica representa más de la mitad del crecimiento y el gas natural un tercio. Pero la demanda de petróleo sigue subiendo, hasta que se estabiliza en 2030, y la demanda de carbón se mantiene estable y sólo empieza a caer hacia 2030 (pasando de 27% en 2018 a 21% en 2040).

La creciente demanda de petróleo vendría presionada por el transporte de carga de larga distancia (marítimo y aéreo) y el sector petroquímico, mientras que la demanda para el transporte de pasajeros llegaría a su pico hacia 2030, en parte debido a la mayor competitividad y uso de autos eléctricos.

Estados Unidos representaría 85% del aumento de la producción mundial del petróleo hasta 2030 y 30% del gas, aunque se mantiene la dependencia con Medio Oriente como abastecedor de petróleo y gas a los mercados mundiales. Asia sigue cumpliendo un rol preponderante en términos de demanda de fósiles, en especial carbón. Las inversiones en carbón se han desacelerado considerablemente en los últimos años, pero aún hay alrededor de 170GW en construcción en el mundo, principalmente en China, India, Indonesia y otros países del sudeste Asiático.

Del lado de la electricidad, el consumo seguiría subiendo, a una tasa más de dos veces mayor a la de la energía primaria y así el sector aumentando su peso relativo. El motor del crecimiento viene liderado por China, y por el mayor uso de autos eléctricos, electrodomésticos y uso de aire acondicionado. Del lado de la generación, esto vendría acompañado de un fuerte aumento de instalaciones de fuente renovable, especialmente solar. En el escenario de Políticas Declaradas, las renovables pasarían de aproximadamente un 25% de la generación en 2018 a 44% en 2040, mientras que el carbón pasaría de 38% a 25%.

Implicancias

Como se observa en la primera gráfica, las políticas declaradas serían suficientes para cambiar el curso actual, pero lejos de suficientes para satisfacer un escenario energético sostenible en el largo plazo.

La mayor parte de lo que se necesita para movernos hacia un escenario sostenible es mayor inversión en renovables —tecnologías ya maduras— y mayor implementación de políticas de eficiencia energética. No se trata de soluciones nuevas.

Tal como se mencionó en la presentación del informe: una transición es posible. Hace cien años la demanda energética estaba dominada por carbón y biomasa. Hoy la demanda es mucho más diversa (ver gráfica 2). Sin embargo, esa transición no solo estuvo acompañada de mayor diversidad de fuentes sino también de mucho mayor consumo. El desafío actual es enorme: la población ha aumentado más de tres veces, y el consumo energético es 10 veces mayor y va en aumento.

Pasar del escenario de Políticas Declaradas al de Políticas Sostenibles requeriría más inversión en energía, pero además una reasignación de capital hacia fuentes renovables modernas y nuevas tecnologías como hidrógeno o captura y almacenamiento de carbono. También sería necesaria una mayor eficiencia del lado de la demanda.

La presión que ejerce la sociedad civil es importante, por ejemplo, varios grandes bancos han dejado de financiar proyectos de carbón. Hace unos días el Banco de Inversión Europeo anunció que tampoco financiará nuevas plantas de gas natural. Pero la transición hacia un escenario sostenible dependerá fundamentalmente de las políticas de los gobiernos actuales y futuros (objetivos definidos, marco legal y regulatorio, capacidad de implementación, instrumentos financieros disponibles, etc). Estas decisiones marcan las reglas del juego, y los retornos, de inversores a través del mundo y, con ello, el flujo de capitales. Esto requerirá de gran coordinación entre países, y sobre todo, mucho liderazgo político.

(*) La autora de esta columna fue parte del equipo que trabajó en el World Energy Outlook para la AIE.

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