OPINIÓN

Extrapolación de una infamia

El desafío de Lacalle es mucho mayor que la primera vez de Vázquez, en un entorno muy complejo.

Foto: Pixabay
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Lola Chomnalez cursaba secundaria en Argentina y había iniciado, para festejar sus 15 años, el primero de dos viajes, uno a Uruguay y el segundo a Nueva York. Llegaba a Uruguay “hace un período de gobierno” y su asesinato ocurrió apenas llegó. Hace pocos días también un joven hincha de Nacional, corrió la misma suerte, por un sin sentido de nuestra convivencia, que no podemos solucionar.

Una jovencita extranjera que confió en el país para vacacionar, que no la cuidamos y a cuya familia le debemos explicaciones inexplicables. Entre ellas está que intervinieron, por ineficacia y poca seriedad, una decena de fiscales y jueces (1) y dos países esperan respuesta. Obviamente tenemos un gran problema.

Hoy lo nuevo es que la sociedad uruguaya, colmó su paciencia y decidió cambiar liderazgos, en seguridad y todas las áreas. Cambiarán estrategias, prioridades, políticas públicas y también los actores.

A cinco años de la Navidad 2014, recordamos la tragedia y desatinos que la acompañaron, como en tantos otros temas. Más allá de responsabilidades directas (Ministerio del Interior, Fiscal Jorge Díaz que participó directamente y todo el sistema judicial), el país tiene algunos rasgos de su cultura y convivencia que no son auspiciosos.

Auto indulgencia

Uruguay, economía pequeña compitiendo con vecinos de porte, los rasgos de su inmigración y lo que nos fuimos permitiendo en 200 años, nos llevó más al auto elogio que a la autocrítica.

Un ejemplo de exacerbación del chovinismo: los exultantes elogios a Vázquez por invitar al Presidente electo a la asunción del Alberto Fernández. Hecho positivo, pero aislado, frente a señales muy preocupantes del propio Poder Ejecutivo saliente. Nos genera cierto rubor y denota buena dosis de escasa memoria e inconsciencia.

No podemos evitar tomar nota de lo que sucede en Argentina, Brasil y toda la región. Y venimos zafando. Ninguno de los problemas y contradicciones que están planteados en estos países, están superados en el nuestro. En el fondo también están planteadas estas contradicciones en la realidad y la disputa ideológica.

La madurez de nuestro sistema se va a poner a prueba realmente cuando por primera vez el FA transfiera el Gobierno y pierda la mayoría parlamentaria y además, esta transferencia es parcial, porque Uruguay es en extremo corporativo en todos los ámbitos.

La trampa del espejismo

Lo que vendemos a vecinos y resto del mundo es un país con indicadores de desarrollo e integración óptimos, pero, fue suficiente una inocente caminata de minutos de Lola para que esa magia se fuera, en parte, por la borda. Se pueden ensayar otros paralelismos en distintos ámbitos (economía, educación) y llegar a conclusiones similares.

Sufrimos una ilusión que se volvió trampa, por idiosincrasia, y, quizás, porque los intereses y problemas son de menor envergadura y nos confunde. Lo advirtamos o no, siempre se llega al punto de enfrentar, más temprano o más tarde, aquellas contradicciones y desafíos que venimos soslayando.

Derechos económicos

La democracia republicana en la región, tal como la conocimos, está en jaque; se están poniendo en tela de juicio la independencia y el equilibrio de poderes, en los términos que fue descrita por Montesquieu y las imperfecciones señaladas por Churchill. La ineficacia de la justicia agrega sus condimentos.

Desde sus orígenes, las democracias liberales fueron refugio, garantía y salvaguarda de los derechos civiles. Con el tiempo mutaron hacia una desembozada puja de intereses donde, por suerte, eran más parte de la solución que del problema.

Cada vez más es común que las garantías del Estado de derecho no se traduzcan en el resguardo de los derechos económicos de las personas y que se pongan en tela de juicio derechos fundamentales, como la libertad y la propia vida, en sociedades que se han ido desarticulando y resquebrajando.

Lo observamos en Argentina (corrupción, pobreza, desigualdad), Chile (desigualdad, explosión social), Ecuador (mayor prosperidad, desigualdad), Bolivia (dinamismo, debilidad institucional, pobreza y desigualdad) y casos más complejos como Perú y Brasil (con reformas Judiciales recientes, corrupción, prosperidad e inequidades) o Venezuela (debilidad institucional, debacle económica, desigualdad y pobreza extremas). No hay sociedad en Sud América que esté a salvo de crisis y contradicciones (2 y 3).

Fase heroica

El desafío de Lacalle es mucho mayor que la primera vez de Vázquez. La situación de partida, el exiguo margen para desarrollar políticas públicas y la capacidad de los actores para soportar esfuerzos adicionales, así como el papel que juegue la oposición y las corporaciones, van a exigir lo máximo del Presidente. Parece preparado y entendemos que sabe lo que se le viene; es un ejercicio heroico y no exageramos. Está arropado, pero la va a tener difícil y no se la van a facilitar.

Todo ese esfuerzo va a exigir que el sustento político que le permitió llegar esté a la altura, para no dar señales equivocas. Recién ahora vamos a probar a la sociedad uruguaya en su real tolerancia, en el marco de una región que interpela todos los paradigmas.

Esperamos que lo que vendemos, en cuanto a civismo, se sustente en la realidad. En 2002 nos creímos más inmunes de lo que estábamos y tomamos malas decisiones, luego corregimos errores sobre la marcha con mucha fortuna. Como entonces, depende mucho de nosotros pero hay que estar a la altura y no solo el gobierno, también la oposición.

1) En todos estos casos la variedad y cantidad conspira directamente con la eficacia y contundencia de la investigación y sentencia
2) Para Robespierre la Declaración de Derechos es la Constitución de los pueblos. Sin derechos inalienables no hay contrato social posible, aun con gobierno de mayorías y derecho al voto. En el mismo sentido constituciones sin declaración de derechos (España comienzos del siglo XIX) y agregamos, sin su efectivo ejercicio, no es error, sino debilidad política, una concesión a la inmunidad de la gestión frente a la contradicción y la crítica y contribuyó desdibujar su sentido originario. En Francia un poco antes, según Declaración de Derechos de 1789, la sociedad en la cual la garantía de los derechos no está asegurada, ni la separación de poderes determinada, carece de constitución.
3) “La constitución es obra de la naturaleza, el Estado obra del arte” según J.Rousseau. Como tal la declaraciones de derechos allí enunciados son inviolables, sagrados, imprescriptibles, inalienables e inherentes a todos los pueblos.

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