OPINIÓN

Dogmatismos endogámicos y taras corporativas

Uruguay no puede conceder el hándicap de retrasarse en la capacidad de competir.

Foto: Pixabay
Foto: Pixabay

Como nunca en la historia reciente del Rio de la Plata, politólogos, sociólogos, economistas y periodistas muestran interés y motivación por la pluralidad de información al coincidir en las elecciones a dos rondas en ambos países.

Se confrontan visiones, compromisos y parcelas de poder y destacan dos aspectos principales: la diferente lectura del pasado reciente y las opciones de políticas económicas y sociales preferidas.

Hándicap

Uruguay, una economía pequeña y dependiente del entorno, no puede permitirse el lujo de ignorar los cambios regionales y las políticas que siguen los países que encarnan sus mercados prioritarios.

No puede conceder el hándicap de retrasarse en la capacidad de competir en esos mercados. Debemos ofrecer una institucionalidad sólida, respetuosa de las reglas de juego, obvio, pero no alcanza solo con eso; éstas deben aggiornarse conjuntamente con los marcos normativos que la competencia en los mercados se impone. No se pueden mantener políticas macro independientes de ese entorno, ya que retrasan la capacidad de competencia, incluyendo las políticas fiscal, monetaria y cambiaria.

Debe fortalecerse la sinergia entre sector público y privado generando ámbitos para su complementariedad. Se impone una revisión a fondo de la normativa de promoción del comercio, la inversión y la innovación, como mecanismos genuinos de crecimiento.

De hecho, habría que remontarse a la creación de la Comap (hoy desvirtuada por aspectos operativos y engorrosa normativa) para encontrar soluciones de impacto y, como ya señalamos, en Uruguay nunca hubo un clima de inversión sin programas de incentivo concretos.

Es imperioso revisar el marco institucional y normativo que asegure transparencia y equidad de concurrentes en los mercados que detentan fallas, poniendo énfasis en los mercados monopólicos, excesivamente regulados a favor de corporaciones o directamente mal regulados (comunicaciones, energía, transporte, salud).

Endogamia

Las condiciones reseñadas son indispensables para ajustar el rumbo y aggiornarse, so pena de quedar desplazados en mercados relevantes y ante actores que no tienen mucha benevolencia para acompasar nuestra cadencia cansina y comprender las taras históricas que nos condicionan.

Dichas taras están asociadas a falta de transparencia y privilegios y, detrás de ellas, hay lobbies de corporaciones políticas, empresariales y sindicales que persiguen el bien propio a cualquier precio, con la complicidad del Estado (1). Los lazos entre empresas, medios y sectores políticos son un factor distorsivo, que desdibuja la institucionalidad democrática y nos aleja de la transparencia y la equidad.

Medios, analistas y periodistas agregan ruido a esta interacción y su accionar hace parte, tanto de las causas como de las consecuencias de lo que luego sucede. Redes sociales y medios mejoran la horizontalidad y volumen de la información, pero no son un ingrediente ni neutral ni inocuo. Todo ello termina incidiendo en la gestión del Estado y la aplicación de políticas públicas. Parece una caricatura, pero no es ajeno a la realidad.

Políticas y derechos

Nos estamos enfrentando a desafíos que jamás imaginamos, basta ver lo que se está observando en movilizaciones populares en todo Latinoamérica. Se ha llegado a que, países que han experimentado mejoras sustantivas en desarrollo económico y distribución del ingreso (caso Chile), hoy viven situaciones de inestabilidad social.

Claudio Sapelli, uruguayo, que es parte de la sociedad chilena hace más de 30 años, propone un llamado a la humildad de la Academia y sostiene que esta sociedad "se siente, con razón, injustamente tratada" y reconoce haber subestimado el problema que para la sociedad chilena representaba la desigualdad en el trato (2).

Hemos sostenido siempre que las políticas macro se han pasado subestimando problemas y muchos de éstos (como dice Sapelli) nunca se resuelven y generan frustración. Angel Ginestar economista argentino, también Phd de Chicago, afirmaba “los economistas aman tanto la macro que descuidan mucho todo lo demás” (3).

Los gobiernos de Macri y Piñera tuvieron aspectos positivos pero no supieron interpretar a cabalidad la situación que se estaba incubando. Cada vez está más claro (con el diario del lunes) que los responsables de la política económica requieren no solo de virtudes académicas, sino de otras habilidades: fina lectura de la realidad y alta sensibilidad política (más capacidad negociadora y firmeza republicana), para gobernar interactuando con todos los actores y medios de comunicación que operan, cada uno, en favor de sus propios intereses. De hecho, las democracias parecen jaqueadas por inequidades, abuso de poder y corrupción, insatisfacción de necesidades básicas, conductas corporativas y poca transparencia.

Esta falta de sensibilidad política ha estado presente en la historia reciente del Uruguay, donde alguna de estas fallas, llevaron a crisis económica, inestabilidad y cambios de rumbos de la economía y la política.

Confiamos que el próximo gobierno tenga la sabiduría de incorporar los errores de Gobierno pasados, reconociéndolos sin ambages y tomando con determinación las decisiones necesarias para recomponer competitividad, recuperar derechos esenciales de los ciudadanos y consolidar la estabilidad política, con mayor transparencia y una mejora sustantiva, tanto en la debilitada educación como en el ya ineficiente sistema judicial.

(1) La defensa de los corporativismos y su lógica tiene que ver más con los el fascismo que con la democracia republicana
(2) Entrevista al Profesor Claudio Sapelli, Phd de Chicago, por Luis Custodio, Diario El Pais, 4/nov/19
(3) Un grupo de reconocidos académicos de Chile presentaron una carta donde se admite la posibilidad de no haber leído la evolución del fenómeno social es ese país

Reportar error
Enviado
Error
Reportar error
Temas relacionados