OPINIÓN

Una caída histórica en la inversión en energía

La crisis económica desatada por la pandemia ha tocado a toda la economía y el sector energético no ha estado ausente.

Foto: El País
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En esta nota menciono cómo se anticipa que sea la inversión mundial en energía, con foco en el sector eléctrico, y contesto el top3 de las preguntas más frecuentes (1). Spoiler alert: se espera la mayor caída de la inversión en décadas.

Pre-Covid se esperaba un buen año —un aumento de 2% de la inversión en energía respecto a 2019— , pero la caída en la demanda (fábricas cerradas, transporte aéreo prácticamente parado, menor transporte terrestre por el confinamiento, etc.) generaría una caída de 20% en la inversión en nuevos proyectos de energía en 2020, con el mayor impacto en el sector de petróleo y gas (-32%). Por primera vez el gasto en electricidad de consumidores podría superar el de petróleo.

El sector eléctrico recibiría un menor impacto, pero no está completamente aislado. Se espera una caída del 10% de la inversión. Los efectos varían por región, pero los sectores más afectados serán las plantas de generación en base a recursos fósiles, -15% (una menor demanda eléctrica hace que esas plantas sean menos necesarias). La inversión en plantas de generación renovable caerá 10%, pero igual se verá afectada por las restricciones de movilidad que hacen difícil la instalación, pero también por una menor actividad especialmente en el sector de la solar distribuida (menos personas/comercios poniendo paneles en sus techos). La inversión en redes eléctricas —que en la mayoría de los países en desarrollo se hace a través de empresas públicas (en muchos casos con grandes dificultades financieras)— también caerá, aunque un poquito menos (-9%).

¿El sistema eléctrico va en camino a la de-carbonización?

No. Si comparamos el nivel de inversión actual con el nivel que se necesitaría en un escenario que es compatible con el Acuerdo de París y otros objetivos como la electrificación total en países en desarrollo, hoy estamos 35% por debajo. La de-carbonización requiere un mayor nivel de inversión y una mayor porción de la inversión en energías limpias (renovables en el sector eléctrico, sobre todo, pero también renovables en el transporte y calentamiento, nuclear, etc.). También se necesitará bastante más dinero en líneas de trasmisión y distribución, para permitir una mejor integración de las energías renovables y para dar mayor flexibilidad y asegurar el suministro constante en un mundo que se espera sea más eléctrico.

La brecha además difiere por regiones. China presenta la mayor divergencia en términos absolutos, pero India y países del Sudeste Asiático y África presentan la mayor brecha en términos relativos.

¿La era del carbón terminó?

No. La inversión en plantas eléctricas a carbón ha ido a la baja, pero no ha muerto.

En tiempos pre-Covid, casi dos quintos de la electricidad mundial era generada a través de carbón, mayoritariamente en China, India y otros países de Asia. Dada la gran caída de la demanda eléctrica en 2020, la generación total de electricidad proveniente de carbón, así como su participación en la demanda total caerá (el carbón y el gas son en general las fuentes marginales en el despacho de electricidad, “las últimas en producir” del lado de la oferta, dado que tienen un costo variable más alto que las energías renovables y la nuclear).

Sin embargo, eso no quiere decir que la inversión será necesariamente nula en 2020 ni en los años que vienen. Una menor demanda eléctrica en 2020 y posiblemente 2021 genera una menor necesidad por ese tipo de plantas (por la lógica del despacho descrita antes) y en parte también porque se ha hecho más difícil conseguir financiamiento para plantas a carbón en muchos lugares del mundo y muchos países de hecho esperan cerrar todas sus plantas a carbón en el futuro cercano. Sin embargo, la mayoría de la inversión en plantas a carbón ocurre en Asia, donde mucho del carbón es doméstico (y barato), y aunque compiten con las renovables, dados los bajos costos que se han logrado — especialmente en solar y eólica – las plantas a carbón todavía juegan un rol importante en términos de política industrial y generación de empleo. De hecho, las aprobaciones de nuevas plantas a carbón subieron en el primer semestre de 2020, a una tasa anualizada dos veces mayor a la de 2019; luego de cuatro años en descenso.

¿Cómo afecta el bajo precio del gas las inversiones en renovables?

Como mencioné antes, al ser la tecnología marginal en el despacho eléctrico muchas veces, las plantas a gas tienen un rol bastante directo en la definición del precio de la electricidad en los mercados mayoristas (no es necesariamente el caso de Uruguay). Por ello, un menor precio del gas tiende a asociarse con un menor precio de la electricidad en el mercado y por tanto menores ingresos para las plantas renovables (así como todas las tecnologías despachadas). Sin embargo, la mayoría de las inversiones renovables en el mundo tienen algún tipo de cobertura de precio, ya sea a través de contratos de largo plazo donde el precio está fijado por cierto período o a través de otros mecanismos que proveen un ingreso relativamente constante (e.g. contratos por diferencia).

En el mediano o largo plazo la historia podría ser diferente. Si se esperara que los precios del gas se mantuvieran bajos por largo tiempo, entonces posiblemente esto se traslade a expectativas tanto de inversores como de los gobiernos que definen los topes de los contratos de renovables. En ese caso, el impacto podría ser mayor sobre el margen de ganancia para las renovables. Pero el efecto total dependerá también de cómo evolucionan los costos de las renovables, que de hecho han bajado fuertemente en los últimos años y se espera que lo sigan haciendo, por reducción de costos de los equipos y también mayor eficiencia de la tecnología y operación.

En conclusión, el sector eléctrico no ha estado inmune a la fuerte caída en la inversión energética global. La pregunta que todavía queda latente es si esta será una oportunidad para que la recuperación sea en inversiones menos intensivas en emisiones o no. Cualquiera el caso, los gobiernos cumplirán un rol fundamental.

(*) Esta nota está basada en cifras y análisis del World Energy Investment 2020, (informe en el que participé y fui autora principal de la sección eléctrica).

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