OPINIÓN

El bloqueo a la política económica

Los determinantes de la situación macro en Uruguay.

Foto: Pixabay
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Cuando se intenta explicar la situación macroeconómica de nuestro país, apuntando a cómo se comportan la actividad productiva, el nivel general de precios y el resultado de las transacciones comerciales en bienes y servicios con el exterior y, asimismo, el de las transacciones financieras con el resto del mundo, se analizan varios determinantes. Algunas de ellas provienen del exterior extra regional; otros de la región por la influencia de los dos grandes vecinos; otros son de naturaleza política y finalmente están los efectos provocados por la combinación de políticas macroeconómicas que se estén llevando adelante. Incuestionablemente esos han sido desde que nuestro país se ha abierto comercial y financieramente al mundo, los principales determinantes de la situación macroeconómica de nuestro país.

Desde hace algo más de un año, a la natural influencia de los determinantes mencionados se le suma la presencia de ese factor exógeno —el COVID-19— que ha provocado la crisis sanitaria mundial y que golpea fuertemente a nuestro país. La presencia del virus de Wuhan ha cambiado —no se sabe hasta cuándo— la importancia relativa de las causas detrás de la situación macroeconómica de un país. La incertidumbre persiste sobre los efectos que pueden tener tanto las variables externas como las reacciones de política internas, dado el contexto que impone la lucha contra el virus. La duración de su influencia sobre las acciones que habitualmente se desarrollaban para recuperar a una economía con problemas de actividad económica y de empleo es tan incierta que es imposible que las previsiones que se hacen, tengan una probabilidad de cumplimiento relativamente alta.

La aparición del virus y su transmisión a nivel global hace algo más de un año, encontró a nuestro país en una situación macroeconómica débil desde el punto de vista de la producción y del empleo y con alta inflación. Sumó incertidumbre y limitó por razones de precaución, el alcance de las políticas macroeconómicas, obligando a direccionar algunas a cubrir necesidades que la pandemia hizo surgir. La actividad venía en receso con alto desempleo y con inflación por encima del objetivo de la autoridad monetaria y con un sector externo mejorando, pero aún deficitario.

La situación macroeconómica actual refleja una actividad económica que sigue siendo más débil que hace un año, con menor empleo y también menor inflación que lo que era antes de la irrupción del virus. Al analizar las causas de este diagnóstico, surgen factores económicos que tienden a mejorarla y otros a impedir que ello ocurra, pero, es la emergencia sanitaria la que asume el rol principal para alargar el estado actual de las cosas.

Desde el exterior no regional hay algunos factores con influencia —positiva o negativa— sobre el estado actual de la economía nacional. En primer lugar, las bajísimas tasas de interés en los países avanzados, un factor favorable que se refleja en la tasa de nuestro país como estímulo al consumo y a la inversión antes que al ahorro. En segundo término, el aumento y nivel de los precios internacionales, que por un lado favorecen a la producción local —soja, maíz, carne, entre otros—, pero que por otro se han encarecido en un año –como el precio del petróleo y el de otros insumos importables— y ejercen y presiones inflacionarias. Por último, también es importante la recuperación económica —aumento del ingreso nacional— que vienen mostrando socios comerciales como China —nuestro principal socio comercial— y Estados Unidos, el cuarto socio en importancia.

Desde la región son mucho más los efectos adversos que se reciben que los favorables. Argentina en recesión, con alta inflación y con severa crisis de balanza de pagos, que la ubica al borde de un nuevo repudio de su deuda externa, tiene precios relativos más favorables. Las medidas por la crisis sanitaria que rigen en nuestro país frenan el ingreso de los principales consumidores de turismo en Uruguay. Brasil, menos complicado que Argentina, pero tiene problemas de actividad y alto desempleo además de serios problemas sanitarios y políticos por la pandemia y con precios relativos favorables. Las medidas de control de la pandemia de nuestro gobierno, limitan también el turismo brasileño.

La combinación de políticas que lleva adelante el gobierno intenta estimular el consumo y la inversión privada y con ello al empleo, teniendo presente las restricciones que imponen el alto endeudamiento y el déficit de las cuentas del sector público. El referido déficit fiscal y el también alto endeudamiento limitan la expansión del gasto público. Los montos de los ahorros que se logran reduciendo las ineficiencias en el funcionamiento del sector público y un cauteloso aumento de su ya significativo endeudamiento, constituyen el límite del gasto público destinado a brindar apoyo a sectores de población y de actividad afectados por la pandemia.

Dadas esas características de la política fiscal, definido un sistema cambiario de flotación que le permite al Banco Central tener el control absoluto de la cantidad de dinero, se lleva adelante además, una política monetaria expansiva que viene reduciendo las tasas de interés para estimular al consumo, la inversión y, en consecuencia, el empleo, al tiempo que también, como consecuencia de la situación de la economía y como corolario de ella, a atenuar la inflación.

Dada la situación externa y regional, contra la combinación de políticas macroeconómicas en ejecución como lo haría contra cualquier otra, juega entonces una pandemia que la bloquea y que aún sigue caminos inciertos, difíciles de estimar.

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