TEMA DE ANÁLISIS

Argentina aspira el turismo emisivo: ¿cuánto incide en el consumo privado?

En las importaciones de servicios, el turismo emisivo representa un 25% del total.

Foto: Getty Images
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En lo que va de 2022 se observa un fuerte incremento del turismo emisivo —particularmente hacia Argentina—, y una cifra récord si se considera solamente el dato del tercer trimestre. Esto significa que más uruguayos cruzan a la vecina orilla, realizando compras en territorio no uruguayo, con el consecuente impacto negativo en el consumo local.

Los datos

Cuando se despliegan datos en una hoja de texto, el analista no resulta imparcial. Por eso la importancia de la rigurosidad técnica. Vayamos a los datos de turismo emisivo, que han sido sujeto de polémica debido al boom de visitas de uruguayos a la vecina orilla, y todo lo que esto impacta en cuanto al gasto que realizan en ese territorio y —por tanto— el gasto no realizado en nuestra economía.

Por ejemplo, si acumulamos los tres primeros trimestres de cado año, en la última década (para lo que existen estadísticas de ocho años debido a que no hay cifras para el periodo de cierre de fronteras), la cantidad de visitantes que salieron de Uruguay en 2022 no alcanza una cifra récord, tanto hacia Argentina (que es el destino que “mueve la aguja”) como al total de los países.

Sin embargo, si tomamos la cifra solamente de este último trimestre, vemos que en ese caso se da una cifra récord al comparar con los terceros trimestres de los últimos diez años (cuadro 1). En el caso del destino Argentina, supera en 175 mil visitantes uruguayos al mejor tercer trimestre de viajes, que fue el de 2014. A su vez, si se compara con el promedio de 2013-19, el crecimiento en 2022 resulta de un 75%.

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También las cifras de 2022 serían récord si tomáramos los segundos trimestres, aunque con menor diferencia que en el caso anterior, seguramente porque la apertura de fronteras iniciada a fines de 2021 fue instalándose progresivamente y también por algún “efecto pascua” (así llamamos en nuestra jerga al efecto de que la semana de turismo caiga a veces en el primer trimestre y a veces en el segundo trimestre).

No hay misterio: “es la relación de precios, tonto”

Para morigerar aquel eslogan de la campaña Clinton-Bush de “es la economía, …”, no hay otra explicación que la relación de precios relativos para explicar estos flujos de visitantes. Reparemos en el gráfico 1, cuanto menor es el Tipo de Cambio Real (TCR) en este caso una medida simplificada del mismo que refleja mas bien la relación de precios domésticos en dólares, mayor es el flujo de visitantes hacia el exterior, en este caso hacia la economía que tiene esa “ventaja” de precios relativos. Esa ventaja —y el flujo correspondiente— se da porque el tipo de cambio es más conveniente para quien cambia el billete verde por la moneda local y/o porque los precios crecen menos, en definitiva, “más bienes o servicios para comprar con el dinero que dispone ese visitante”.

Volvamos al gráfico 1, atendiendo a la relación mencionada anteriormente, las variables se muestran con una correlación negativa. Desde finales de 2019, la relación de precios relativos se deterioró de forma abrupta, reprimiéndose el flujo de visitantes hacia Argentina debido al comienzo de la pandemia y el cierre de fronteras. Con la apertura de éstas se verifica una reacción rezagada, también abrupta.

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El impacto: el gasto de los turistas y su incidencia en la economía local

Una primera decisión de la persona es acerca de consumir servicios de turismo (reduzcámoslo al ocio, dado que la definición de turismo implica no solo este motivo sino los viajes por otros motivos como negocios, salud, entre otros) en el exterior o localmente. Luego, la segunda decisión es cuánto gastar.

Para ver el impacto del turismo en la economía local, se pueden elegir muchas perspectivas y enfoques. Sin duda el esfuerzo más completo es el que está realizando el Banco Central con la Matriz Insumo-Producto (MIP), aunque en estos casos siempre el desafío es poder circunscribir el sector medido al que es de interés para el analista, en este caso: el sector turismo, algo que no siempre es sencillo. ¿Qué sectores de actividad pertenecen al sector turismo? ¿Pertenece un restaurante de Rocha al sector turismo?

Parecería que sí. ¿Pero uno del Centro de Montevideo? ¿Y un cine? Siempre es un desafío el definir el objeto de problemas a resolver, sea para las políticas públicas o sea para los analistas.

Si no fuera la MIP, hay otras formas menos “costosas” de ubicar su impacto. Para este articulo aportamos uno, que refiere más desde un enfoque macro, apelando a los datos que nos aportan las Cuentas Nacionales, tanto los del Producto Interno Bruto como el de Balanza de Pagos.

Recordemos en primer lugar una identidad a la que habitualmente hacemos referencia: la de Oferta y Demanda Agregada. La Oferta Agregada da cuenta de la disponibilidad de bienes y servicios que existen en una economía, que tienen como fuente tanto la producción local (PIB) como las importaciones. La Demanda Agregada da cuenta de los usos de esos bienes y servicios, que se destinan tanto a Consumo Privado, Consumo Público, Inversión o Exportaciones.

En ese sentido, el turismo emisivo debe ser visto, desde la perspectiva de la Oferta Agregada, como una importación de servicios; y a nivel de la Demanda Agregada, esto resulta en Consumo Privado. Esto es, los hogares deciden que parte de su consumo se realice fuera de fronteras.

Considerando a 2019 como un año “normal”, buscando tal característica simplemente en que es el último año con datos de cuatro trimestres de turismo emisivo, de actividad y de balanza de pagos, procesamos las siguientes cifras del cuadro 2.

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En ellos se observa que en 2019, el gasto en turismo emisivo resultó aproximadamente en 1.200 millones de US$D, y a partir de esta cifra, el desafío es intentar medir su impacto respecto a qué otra variable, ¿el total de importaciones?, ¿el Consumo Privado?, ¿la actividad del sector que vende los bienes y servicios que son desplazados por esas importaciones?

En las importaciones de servicios, el turismo emisivo representa un 25%. En el total de importaciones de bienes y servicios, es un 9%.

Si bien no se puede afirmar que el consumo alternativo —en Uruguay— representaría la misma cifra que este gasto de turismo emisivo, entre otras cosas porque se realiza frente a otra estructura de precios (y por tanto es de difícil estimación), sí se puede afirmar que las importaciones representan el 3,1% del Consumo Privado, y representan el 16% del PIB (valor agregado y no valor bruto de producción) del Sector de Comercio, Alojamiento y Suministro de Comidas y Bebidas.

(*) Consultoría económica de PwC

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