COMPORTAMIENTO

El rol de los amigos en la ruptura de una pareja

El apoyo de un amigo es clave para atravesar una separación, uno de los procesos más dolorosos que existe. Consejos para saber cómo acompañar en ese duelo.

Parejas y amigos.
Parejas y amigos.

La evolución de las personas, los cambios y su impacto en los vínculos afectivos siempre exponen a la incertidumbre de un final incierto. En las situaciones de duelo cuando las relaciones de amistad se profundizan o terminan desconectando. Los especialistas afirman que el llamado de un amigo para contar “la separación de su pareja” es una prueba de fuego para cualquier amistad. ¿Por qué? “Uno desde el lugar de par quiere acompañar, aconsejar y ayudar a atravesar ese duelo rápido y sin sufrir, pero eso a veces lleva a tomar posturas extremas y poco aconsejables. ¿Cómo actuar para demostrarle a un amigo que se lo va a acompañar sin que las opiniones y experiencias propias influyan en las suyas?, es la pregunta que suelen hacerme los pacientes que atraviesan este tipo de situaciones”, relata la psicóloga Andrea Viale.


No existe una fórmula única para acompañar a un amigo que atraviesa una separación, pero hay ciertas actitudes, acciones y palabras que ayudan a que dicho proceso difícil sea más leve.

Proceso

Las relaciones interpersonales, y en especial las de pareja, no son sencillas, ya que se entremezcla lo que cada uno quiere, piensa y siente. Por eso, cuando una pareja se rompe, no solo se pierde la relación con la otra persona, sino también un mundo compartido, un lenguaje creado entre ambas personas, expectativas e ilusiones, un proyecto de vida conjunto, y todo lo que conlleva la intimidad.

“La separación ocurre cuando uno de los dos o los dos integrantes de la relación se desapegan. A medida que vamos creciendo estos patrones se repiten con otras personas, por ejemplo, en la niñez los objetos de apego suelen ser los papás y en la adultez esa figura la ocupa la pareja”, profundiza la psicóloga Carolina Moché.

Añade que la ruptura tampoco se da de un día para el otro: “A veces nos damos cuenta de lo que está pasando y en esos momentos hay gente que busca llamar la atención del otro quedándose callado, buscando pelea, poniéndose celoso”: esto se clasifica como como estrategias inconscientes que se hacen con el propósito de recuperar ese objeto de apego.

Para Valentina Aguero Vera, licenciada en Psicología, separarse implica una reconstrucción: “Volver a plantearse hacia dónde vamos y qué queremos para nuestra vida. Sin embargo, eso lleva tiempo y lo primero es dejar pasar las emociones que vienen con la separación: puede ser tristeza, enojo con la otra persona, culpa por no haber podido hacer más, ansiedad por lo que va a pasar, miedo a no volver a ser amado y más”, aclara.

Tips

Aguero Vera da algunos consejos para acompañar a un amigo que vive la separación de su pareja.

Validar sus emociones: hacerle saber que es lógico que se sienta así, pero que, tarde o temprano, pasa. No siempre es bueno aconsejar, a veces las personas solo quieren que se las entienda.

No juzgar: ni sus decisiones ni sus emociones. No se está en los zapatos del otro y esa persona hace lo que puede.

Ignorar reglas sociales: frases como “no está bien que le escribas a tu ex” o “si te cortó no se merece que pienses en él”, pueden ser invalidantes para la otra persona.

Respetar los deseos del otro: escuchar si la persona quiere expresar lo que le pasa o simplemente quiere un abrazo. Priorizar sus deseos por sobre los de uno.

Proponer planes de su interés: dado que la persona podría estar la mayor parte del tiempo angustiada, es importante ofrecerle aunque sea pequeños momentos de disfrute que le generen emociones más positivas.

“Uno como amigo no puede resolverle la vida al otro, ‘entiendo tu dolor, me tenés a mí para lo que necesites’ esa es la mejor manera de acercarse: saber que estoy para vos. Puedo empatizar, entender y hacer mi devolución siempre siendo cuidadoso, tratando de acompañar según lo que el otro necesita sin dramatizar ni minimizar el dolor”, finaliza Moché.

Y agrega que la psicología clásica habla de un año de duración del duelo, pero en verdad es algo que depende mucho de la persona individual: “No hay un tiempo exacto para saber cuándo va a terminar, pero sí que a medida que se lo transita disminuye su intensidad”.

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