COMPORTAMIENTO

Mucho más que una manía: ¿por qué acumulamos objetos?

Todas esas “cosas” en nuestros cajones, roperos y rincones, pueden ser un peligro. Consejos para no guardar lo innecesario.

Acumulador de objetos
Guardar y no desechar nada.

Muchos de nosotros aprovechamos las largas y solitarias horas de los confinamientos por la COVID-19 para sacar de nuestros roperos y cajones la ropa de una era pasada, alimentos que hace mucho caducaron y archivos que ya no son relevantes. Al principio, yo estaba entre esas personas y con entusiasmo completé tareas sencillas y me deshice de vestidos y trajes que ya no me quedaban bien, zapatos en los que ya no podía caminar, cientos de contenedores de plástico y vidrio vacíos. Se sintió bien al principio, pero pronto perdí el interés en deshacerme de cosas y carecía de la energía física y mental para encargarme de lo que faltaba.

No obstante, hace poco, cuando una tubería que tenía una fuga empapó la alfombra en mi sótano, donde durante décadas almacené todo aquello que no utilizaba, pero de lo que no me podía deshacer, volví a la acción. No hay nada como una crisis para obligarnos a lidiar con una acumulación inimaginable de cosas.

El desorden es un peligro

Personas como yo, que llenan las áreas de almacenamiento mientras los espacios de la vida cotidiana se mantengan ordenados, no llegan a ser unos acumuladores, una categoría que tiene su propio diagnóstico psiquiátrico. Sin embargo, tener muchas cosas conlleva sus propios riesgos, como el estrés crónico y repetido que puede provocar; por ejemplo, cuando se busca con frenesí un documento importante entre montones de misceláneos o se corre a toda velocidad para arreglar pilas de basura antes de que lleguen visitantes. Eso sin mencionar el riesgo de tropezarse con objetos que no están en el lugar que les corresponde. Además, el desorden distrae, roba tu atención de pensamientos y tareas que valen la pena. Consume tiempo y energía y disminuye la productividad. Aunado a eso, un estudio de 2015 de la Universidad Saint Lawrence descubrió que una habitación en desorden está ligada con el mal dormir.

Razones por las que acumulamos

Quizá te preguntes por qué guardamos tantas cosas que capaz nunca necesitaremos. El temor de quedarnos sin ese artículo es una razón por la que compro al mayoreo, en especial cuando los productos deseados están en oferta.

Cuando me siento triste, no me resisto a la terapia de las compras. Scott Bea, un psicólogo clínico en la Clínica Cleveland, ha destacado que nuestra sociedad de consumo impulsa a mucha gente a coleccionar cosas que no necesita. Algunas personas también se sienten obligadas a aferrarse al pasado, como un amigo que conserva el programa de cada evento al que ha asistido durante las seis últimas décadas. Por culpa o sentimientos, a algunas se les dificulta dejar ir los regalos inútiles de personas que aman o admiran. “¿Qué pasa si un día vienen y descubren que ya no lo tengo?” es un razonamiento común.

Consejos para limpiar el desorden

Establece un plan. Puede que quieras ir habitación por habitación o centrarte en una categoría como los abrigos o los zapatos, pero evita cambiar de rumbo a mitad de camino antes de haber terminado la tarea que empezaste.

Establece objetivos razonables en función del tiempo y la resistencia que dispongas. Si un armario entero es demasiado intimidante, incluso una tarea tan pequeña como limpiar los artículos de un solo cajón o estante puede hacer que empieces en la dirección correcta.

Si un enfoque más gradual es más manejable, considera mantener un contenedor en cada habitación para guardar las cosas de las que te quieres deshacer. Cuando te pruebes algo que ya no te quede bien o no se vea bien, irá directamente a la bolsa de donaciones, no volverá al armario.

Crea tres pilas: conservar, donar y descartar. No te equivoques en tu evaluación inicial; tira inmediatamente la pila de descartes y programa una recogida para las donaciones o llévalas a un destino que valga la pena.

Si el desorden incluye objetos que guardas para otras personas, considera la posibilidad de darles un plazo para que los recojan. Por último, evita la reincidencia. Resístete a rellenar los espacios que has despejado con más cosas.

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