EL PERSONAJE

Lalo Fernández: "Antes, por ahí alguno me insultaba. Ahora me piden selfies."

Pasó de los primeros planos como sindicalista (fue presidente de AEBU) y dirigente del Partido Socialista a panelista del programa de TV Polémica en el bar.

Eduardo Lalo Fernández
Foto: Francisco Flores.

Eduardo "Lalo" Fernández lega a la redacción de El País solo y caminando. No es muy alto, lo cual le ganó más de un mote a lo largo de los años, como “presidentito” o “el bolche buenito”. Nunca perteneció al Partido Comunista sino al Partido Socialista del cual llegó a ser el secretario general durante seis años. Pero como agrega, para los de enfrente todos son “bolches”. “No importa a qué partido o sector pertenezcas, siempre van a pensar que sos bolche”, comenta. De todas maneras, agrega que eso nunca le preocupó demasiado.

Pero lo que carece en altura lo compensa con temperamento y determinación. Era un tenaz negociador, y llevaba las aspiraciones y reclamos de sus representados tan lejos como fuera posible. Estiraba la piola al máximo, pero nunca la rompía. “Nunca hay que romperla, eso es algo que aprendí con José D’Elía (histórico dirigente sindical uruguayo)”.

Uno de siete hermanos (“ahora quedamos tres”, cuenta), Fernández se crió en un hogar con conciencia de clase. Su padre era, como él llegaría a serlo, activista sindical. Ingresó joven al Banco República y al poco tiempo se presentó a concurso para acceder a un puesto administrativo. Lo logró y cuando quiso acordar era delegado sindical de sus compañeros. Desde ahí empezó a escalar en la estructura sindical hasta que un día la lista que él encabezaba fue la más votada en las elecciones de AEBU. Fue una votación reñida, pero finalmente quedó claro que había ganado. El presidente saliente Antonio Marotta, cuando se dio cuenta de que Fernández ganaría, juntó a los presentes y les dijo que él había perdido y que los iba a dejar con el nuevo “presidentito”. Fernández sería el “presidentito” de AEBU durante dos décadas.

Hace varios años que ya se retiró de la actividad sindical y un poco menos de los cargos políticos. El último que tuvo fue como director de Limpieza en la intendencia de Montevideo, durante la gestión de Daniel Martínez. Dice que le encantó. “Ni un conflicto tuve”, recuerda.

Se ve a sí mismo como un “exsindicalista”, y aunque ya no tiene un cargo dice que “uno nunca se retira de la política. La política es algo que uno siente. Capaz que hay alguien que se haya retirado completamente de la política, pero yo no conozco a ninguno”. Y él conoció a muchos durante sus años como dirigente sindical, líder del Partido Socialista y senador de la república.

De todas maneras, con 72 años, opina que hay que dejarle lugar a los más jóvenes. Este mundo no es el mismo que era cuando él estaba en su salsa no solo como presidente de AEBU sino también como integrante del Secretariado Ejecutivo del Pit-Cnt y encargado de Relaciones Internacionales de la central sindical, un puesto que le permitió viajar mucho. Ahora, añade, lo que le toca a él es compartir sus conocimientos y experiencias desde otro lugar: “Yo estoy para asesorar”.

—¿Dirías que tu actividad sindical te formó para después ser político?

—No. Yo fui sindicalista, y siempre digo que por más que los sindicalistas estén en un partido, siguen pensando como sindicalistas: en las masas, en lo colectivo, más allá de que alguna vez haya que defender a un individuo. Cuando estás en un partido como yo, en el Socialista, pensás en términos de la sociedad, ¿no? En crear una sociedad distinta. Y si bien yo como sindicalista también puedo pensar eso, estaba todo el tiempo peleando por cosas nuevas. “Ta, esto lo gané”. Y sigo con otra cosa.

Por más que se haya retirado de la actividad gremial sigue de cerca los acontecimientos actuales, aunque sabe que “su” época ya pasó.

Cuando mira hacia atrás y recuerda sus años al frente de AEBU, se detiene especialmente en lo que llevó a la debacle de 2002, hace veinte años. “Teníamos un sistema financiero que era la vida del país, ¿no? La banca era la banca y no se podía tocar nada. Violar el secreto bancario era lo peor de lo peor, y nos denunciaron varias veces por eso. La lucha de AEBU era para que de una vez por todas nos diéramos cuenta de que la plaza financiera nos iba a matar. Pero se mató sola. En 2002, cayó”.

Esa caída, continúa Fernández, llevó al sistema político a tener otra actitud respecto a la posición que hasta entonces había tenido el sistema financiero, una actitud más proclive a la regulación y menos dispuesta al laissez faire que había imperado hasta entonces. Aquellas cosas por las cuales AEBU había peleado durante años para ejercer un mayor control sobre el sistema financiero, dice, se hicieron realidad casi de un día para otro.

—¿Viviste eso como una victoria de AEBU?

—No, porque el precio fue demasiado alto. Hoy hay quienes recuerdan esa crisis en términos de “cómo nos unimos todos para salir del pozo hace 20 años”. ¿Por qué no decimos “veinte años de un desastre que nos hundió terriblemente, que lastimó al país’? La industria, el agro... A todos les fue mal. Empresarios que se fundieron y trabajadores que quedaron en la calle. La explosión de un sistema financiero es como un volcán en erupción. La lava no se fija en nada: se lleva todo. Tuvimos razón porque lo que advertimos durante años desde AEBU, se dio. Pero no lo vivo como una victoria. Una victoria es cuando vos convencés. No cuando se cae todo.

Salir de ese pozo le costó muchas cosas al país. Entre ellas, que el otrora poderoso Partido Colorado —hegemónico durante décadas—- se viera reducido a un partido casi marginal en términos electorales (Fernández tuvo familiares que militaron en ese partido). También posibilitó que el Frente Amplio llegara por primera vez al gobierno, donde estuvo quince años.

Fernández ve esos quince años como algo sumamente positivo, y agrega que “quien gobierna, se equivoca”.

“Cuando dejé el movimiento sindical en 2005, el Pit-Cnt tenía algo más de 100.000 afiliados. Hoy, la cantidad de afiliados anda cerca de 400.000. Eso, desde mi concepción, sí es una victoria”.

Ahora, el clima político es diferente y él ve una derechización en grandes sectores sociales. Dice que volvió el neoliberalismo, y que esa concepción política aprendió de las victorias progresistas de décadas pasadas. ¿Qué cosas aprendió el neoliberalismo del progresismo? “A pegar duro, y primero. ‘No te permito hacer las ocupaciones, porque son ilegales’. ¿Por qué son ilegales?” pregunta. Según lo que se responde a sí mismo, porque quien tiene más poder dicta las condiciones.

El fragor de esas luchas entre trabajadores organizados y patronales quedó atrás. Ahora, gracias a su participación en Polémica en el bar (Canal 10), es más una figura televisiva que un sindicalista combativo. “Antes, por ahí me puteaban. Hoy me piden para sacarse una selfie. Una vez se me acercó uno que venía de un entrenamiento deportivo, y me pidió una. Le pregunté por qué me pedía una selfie y me dijo que el entrenador a veces, cuando quería remarcar algo, imitaba eso que Zin Tv pone cada tanto en sus videos, donde yo digo ‘Aaaah, el Che Guevara’” (se ríe).

Cuenta que se toma su nueva faceta con bastante normalidad, y que no es algo nuevo para él estar frente a las cámaras. Durante los aciagos meses del año 2002, recuerda que los móviles televisivos hacían campamento frente a la sede de AEBU para entrevistarlo a él o a otros dirigentes.

Hace poco tuvo un fuerte cruce con el senador Sebastián Da Silva en ese programa. “Es un senador que el Partido Nacional no merece. Pero es un senador de la república, y tengo que respetarlo como tal”. En ese intercambio, Da Silva le dijo algo así como que no iba a reaccionar porque a los ancianos los dejaba “quietos”, pero que sería distinto si Fernández tuviera 20 años menos. “En el corte, fui a charlar con (Sergio) Puglia y le comenté: ‘Este dice que si yo tuviera 20 años menos no sé qué... Si tuviera 20 años menos, no me iba a agarrar nunca. ¿Sabés cómo corría yo cuando tenía 20 años menos?’”.

Sus cosas

un cuadro
Defensor
Defensor
No hay mucho misterio ahí. Su padre era de Defensor Sporting y él también. Podría haber sido hincha de Nacional ya que su madre lo era. Fernández dice que durante un tiempito osciló entre ser leal a uno u otro equipo, dividido entre los afectos a su madre por un lado y a su padre por el otro.
un adversario
Ignacio de Posadas
Ignacio de Posadas.
Para Fernández, el exministro de Economía y senador del Partido Nacional era un hueso duro de roer. “Era muy difícil discutir con él. Duro. No quiere decir que no haya llegado a acuerdos con él, porque sí llegamos a acordar. Pero muy difícil”, recuerda el dirigente sobre uno de sus oponentes.
un referente
José D'Elía
D'Elía y Álvarez
“Pepe D’Elía fue uno, sin duda. Quiero destacar también a Guillermo Álvarez, que fue diputado por el Partido Socialista. Él me hacía bajar la pelota siempre. Lo conocí en el Banco República, como el ‘Miga’, por ‘Movimiento Independiente Guillermo Álvarez’ (se ríe). También Artigas ‘Yuyo’ Melgarejo, metalúrgico. Un tipazo”.
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