NOMBRES

Jesús Castro: de vender churros a ser uno de los galanes más codiciados

El protagonista de la serie Diario de un Gigoló pudo haber sido electricista pero vive de la actuación gracias a que se rateó a una clase. Aquí la historia del gaditano que siempre vuelve al pueblo.

Jesús Castro tiene 29 años y debutó en el cine en 2014 con "El niño".
Jesús Castro tiene 29 años y debutó en el cine en 2014 con "El niño".

Soñaba con ser como Zinedine Zidane pero resultó que sus pases y gambetas en el Vejer Balompié, el club de sus pagos, no fueron tan magistrales como para deslumbrar a los ojeadores del Cádiz FC. Jesús Castro (29) se quedó con las ganas de ser fichado por el equipo gaditano, aunque no zafó de la fama mundial.

El protagonista de la serie Diario de un Gigoló -que fue la más vista en Netflix por semanas- entró a la actuación de colado. Literal. Una mañana llegó al instituto donde estudiaba electricidad, vio a dos compañeros emperifollados, se enteró que iban a una audición y quiso acompañarlos: su único cometido era perder clase. Esperó una hora en una fila de mil personas, y cuando estaba a punto de irse a su casa, lo paró la jefa de casting y le pidió que se quedara. Ganó el papel y desembarcó en el cine por la puerta grande: protagonizar El niño (2014) le valió una nominación al Goya como Revelación.

Haberse rateado a esa clase hizo que su vida diera un vuelco inesperado. Pasó de preparar churros en la cafetería de su padre en Vejer de la Frontera, su pueblo natal, a ver Madrid empapelada con su cara en las marquesinas, firmar autógrafos y sacarse fotos con su fanaticada.

Los flashes no han logrado marear a este muchacho que también supo ganarse la vida como electricista, albañil y relacionista público en boliches. “La fama me da bastante igual, yo lo que quiero es trabajar. No me siento más ni menos que nadie porque me reconozcan en la calle”, confesó en mayo a La otra crónica.

Tampoco le temblaría el pulso si hoy o mañana las luces del éxito se apagaran y tuviera que retomar las ocho horas: “Si el cine se acaba no tendría problemas en volver a hacer churros, poner cables o ser RR.PP. No soy manco y me llevo buscando las papas desde los 16 años”, le dijo al mismo medio en 2014.

Frontal

Le aburre la vida lineal y su profesión lo habilita a escapar de la monotonía. No es muy amigo de las redes sociales, ni le interesa exponer su intimidad allí: adónde sale, con quién, qué menú elige o cómo está de ánimo. “Esto de esperar a echarle la foto a la comida para comer, en mi mesa no se hace. El rollo de TikTok no es mi estilo”, indicó.

Le cabe la provocación y no le mueve un pelo lo que puedan comentar sobre él: “Parece que está cada colectivo agazapado esperando a que digas algo. Las redes están para expresarse o hacer una broma. El mundo hater (odiadores) me da bastante igual”, reconoció a El Español.

La crítica lo tiene sin cuidado. Es inquebrantable, o al menos así se muestra: “Nadie tiene el poder de destruirme. Es imposible”, sentenció. Aprendió a controlar sus arrebatos y dejó atrás al impulsivo: “Al principio era un chaval de Vejer con genio e iba como una cabra, ahora vivo más sosegado”, comentó.

Está algo más manso, aunque no pierde las mañas. La participación en Masterchef Celebrity dejó un sabor amargo a este hincha a muerte de la comida de olla y dejó aflorar su veta más frontal: “Pensaba que era más talent y es más reality. No me sentí cómodo. Al final lo que menos hacés es cocinar. No digo que sea una mierda, solo que mi sensación no fue buena”, indicó a El Español. Harto de la insistencia, fue más categórico: “No voy a entrar a ningún tipo de reality. Se pueden ahorrar la llamada directamente”.

Sex Symbol glotón

Jesús Castro interpreta a Emanuel en "Diario de un gigoló".
Jesús Castro interpreta a Emanuel en "Diario de un gigoló".

El presente lo encuentra feliz junto a Alba Casillas, prima del golero español Iker Casillas. Pero no todo es pareja en esta vida: su perro Zeus y los dulces son otros dos grandes amores de Jesús. Dice ser glotón y amante de la comida guarra. Y si bien el físico no lo obsesiona, tuvo que ponerse a tiro para ser el escort Emanuel en Diario de un gigolo.

Empezó a ir al gimnasio para entrenar de verdad y cambió algunos hábitos alimenticios: ahora solo come dulces una vez por semana y no todas las noches.

Es un sex symbol y le consta. Sabe que sus ojos azules no pasan desapercibidos y en sus épocas como relacionista público en discotecas los usó para cautivar a la clientela femenina. “Estoy acostumbrado a que me digan qué bonitos son mis ojos. Son muchas chicas las que me preguntan por qué suelo llevar gafas”, comentó.

Disfruta más de comer pop mirando una buena película en el cine que de una noche de juerga. “Me gusta mucho la soledad, para mí es mejor que la música y el alcohol, y en España no se lo creen, piensan que por tener 23 años tenés que estar todo el día de fiesta”, dijo un lustro atrás.

Privilegiado

La vida profesional de Jesús mutó de forma inesperada y sin que lo buscara. Se empeña en mantener ciertos espacios resguardados, sobre todo en Vejer, donde se refugia cuando quiere escapar de la frivolidad del medio.

“Mi vida laboral ha cambiado pero mi vida personal es igual: me voy al pueblo, estoy con mi familia, voy a los mismos bares de personas mayores, donde los señores echan sus partidas de dominó. Me sigo moviendo en el mismo sitio”, contó.

Tiene los pies en la tierra y no le quita mérito a la suerte, aunque sabe que la acompaña con talento: “Tuve la suerte que me eligieran en el primer casting un día que no fui a clase, pero te puede fichar el Real Madrid por suerte, y la temporada siguiente te vas a la calle si no vales. Yo llevo ya ocho temporadas en el Madrid”, aseguró a El Español.

Prefiere no aventurarse y evita planificar a largo plazo: vive su día a día como si fuera un videojuego donde hay que ir pantalla a pantalla. “Siempre me dicen qué personaje te gustaría hacer y el hecho de dedicarte a esto ya es bastante. Tampoco es para ponerse exquisitos”, sentenció.

El salto a un nuevo continente

El rol de Emanuel en Diario de un Gigoló, serie producida por Telemundo y Underground, le permitió ganarse un lugar en América Latina:
“El personaje me atrapó desde el primer momento y le vi unos matices que probablemente no tenían nada que ver con lo que había hecho hasta ahora. Además, estoy disfrutando mucho de este salto a Latinoamérica”, expresó a Diezminutos.es

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