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Gallardo: su niñez sin fútbol, la vez que lo llamó Maradona y las glorias con River Plate  

Sorprendió al anunciar su renuncia al Millonario después ocho años de alegrías. Cumplió con creces los desafíos y se va por la puerta grande. Se desconoce cuál será su destino como DT.

Marcelo Gallardo acumuló 22 títulos en River Plate (14 como DT y ocho como jugador)
Marcelo Gallardo consiguió 22 títulos en River Plate: 14 como DT y 8 como jugador. Foto: Leonardo Mainé.

Proviene de una familia futbolera. Se crió frente a un potrero, pero mientras los pibes de su Merlo natal corrían atrás de la pelota, Marcelo Gallardo se divertía remontando barriletes. Duró tres minutos adentro de una cancha cuando, con 7 años, un primo lo invitó a jugar en un cuadro de baby fútbol: dos pelotazos en la cabeza le bastaron para no querer ir más. Un año después, de golpe y porrazo, sin saber cómo ni por qué, sintió curiosidad por la pelota. Lo suyo con el fútbol no fue amor a primera vista, es cierto, pero el hambre de triunfo lo acompañó desde el día uno.

El Muñeco Gallardo era hincha de San Lorenzo por su padre pero se fue a probar a River Plate con 12 años porque lo llevó un vecino de Merlo. Era un martes de noviembre y pasó más de tres horas sentado frente al paredón donde se hacía la práctica. Su padre lo fue a buscar dos veces y él, de cabeza dura, le insistió para quedarse. La noche estaba al caer cuando Gabriel Rodríguez, técnico de las infantiles del Millonario en esa época, se dio cuenta de que se había olvidado de tomarle la prueba a ese niño. El Muñeco tocó tres pelotas en 10 minutos, deslumbró al entrenador y lo ficharon.

Entró a River con el pie derecho. Regaló trofeos desde el debut: salió campeón y goleador en el Torneo de la Vendimia en Mendoza con apenas 12 años.

Si hay una frase que le sienta bien es ‘hechos, no palabras’. Prometió a los hinchas de River que iba a recuperar la historia del club en el primer discurso que dio al asumir como entrenador, ese 6 de junio de 2014, y cumplió con creces.

Este hombre nacido para tomar desafíos se ganó el respeto de la afición a base de méritos deportivos. El jueves 13 de agosto comunicó en conferencia de prensa su inesperada renuncia y se dio el lujo de retirarse del club de su amores por la puerta grande.

“Fue una de las decisiones más difíciles y sentidas de mi vida (...) Más allá de la tristeza, tengo una paz interna que me hace estar bien porque el largo camino recorrido solo me hace sentir mucho orgullo”, anunció entre lágrimas con la voz entrecortada.

No es para menos. Los números lo avalan: igualó a Ángel Labruna con 22 títulos obtenidos: 14 como técnico y ocho como jugador. La hinchada está de su lado. Les regaló siete títulos nacionales y otros siete internacionales, y la frutilla de la torta: venció a Boca en una final inédita por Copa Libertadores aquel memorable 9 de diciembre de 2018 en el Bernabéu. ¿Quién le quita lo bailado?

retiro y debut

Mandado a hacer para asumir riesgos

El primer título como DT lo obtuvo en 2012 con el Club Nacional de Football, tras haber salido campeón como jugador. Pasó a dirigir a quienes habían sido sus compañeros gracias a que el club donde se retiró confío en él para que debutara como entrenador: “Hicieron una apuesta muy linda, muy fuerte y salió muy bien”, dijo Gallardo en Pura Química. Años después, reconoció a El País que esa instancia había sido “un curso acelerado” de lo que le depararía el fútbol.

Quiebre

Jamás se relaja. Apenas termina un partido empieza a maquinar el próximo. Está pendiente de todo. Su cabeza no descansa. “Es muy difícil estar relajado cuando se trata de competir”, dijo a TyC Sports.

No siempre fue así de obsesivo, tenaz y prudente. Al principio, vivía la profesión como un juego. Aquella tarde en la Bombonera donde agarró la pelota para patear el tercer y último penal que le dio la victoria a River de visitante y lo consagró campeón invicto no le tembló ni una uña: tenía de aliada a la inconsciencia típica de los 18 años.

Hubo un día de 1995 en que todo cambió. Erró un penal en un amistoso que jugó Argentina contra Australia en cancha de Quilmes y sufrió el primer cimbronazo: la responsabilidad le empezaba a pesar. Después vino el partido contra Bolivia por Copa América y tuvo que salir en el segundo tiempo: “Por primera vez sentí que era consciente de lo que estaba viviendo. No pude levantar las piernas. Me agarró un temor que me paralizó”, reveló a TyC Sports.

Una llamada inesperada lo ayudó a reacomodarse. Diego Maradona, al otro lado del tubo, se comunicaba para animarlo y decirle que confiaba en él: “Fue la primera vez que hablé con él. No tenía por qué hacerlo, siempre estuve agradecido por el gesto”, contó en una de sus tantas conferencias de prensa.

Veintiséis años después, con la madurez que solo el paso del tiempo y la vida misma aportan, Gallardo volvió a erizar a la hinchada con una arenga pasional dirigida a los miles de millonarios que colmaron el Monumental de Núñez para celebrar el tercer aniversario de esa histórica Libertadores que le arrebataron a Boca en Madrid. 

“Cierren los ojos y por 30 segundos imagínense si nos hubiese tocado perder ese partido, el dolor que estaríamos sintiendo. Ahora abran los ojos y miren a su alrededor. Vean, vibren y sientan en el corazón que ganamos la final más hermosa del mundo. Y eso va a ser una realidad todos los 9 de diciembre por el resto de nuestras vidas”, dijo. Y se vino el estadio abajo.

Vida sentimental: capítulo aparte
Amor, separación y tercera en discordia
Gallardo junto a su mujer y su hijo Benjamín

La historia de amor entre Geraldine La Rosa y Marcelo Gallardo se remonta a la adolescencia de ambos en Merlo. Se casaron en 1997 y tuvieron tres hijos: Nahuel (23), Matías (18) y Santino (15). Entre rumores de crisis y una tercera en discordia, en 2019 llegó Benjamín, el cuarto hijo de la pareja. Si bien la ruptura era un hecho y al DT se lo seguía vinculando con la periodista deportiva Alina Moine, jamás blanquearon la relación. En agosto de 2022, Socios del espectáculo consultó a Moine vía WhatsApp sobre una supuesta reconciliación entre Gallardo y La Rosa, y ella contestó: “Estoy sola. Marcelo y yo somos buenos amigos. De ninguna manera corresponde que responda algo de su vida personal”.

El DT, por su parte, volvió a negar el vínculo con la periodista: “Estoy solo, con Alina tenemos una hermosa amistad”. La Rosa, en tanto, publicó un video de Benjamín en un palco del Monumental durante la despedida de Gallardo con el texto ‘te amamos, Muñeco’ y acrecentó el halo de misterio.

Gracias

Conoció en carne propia el sacrificio. Nadie se lo contó. Sus padres hacían malabares para que no le faltara un plato de comida caliente a él y sus hermanas. El Muñeco viajaba a diario de Merlo a Núñez para entrenar en River después del colegio: “Andaba con dos mangos en el bolsillo y los tenía que estirar, por ahí me colaba en el tren para a la vuelta comprarme una porción de pizza en la estación de Liniers que valía 50 centavos”, recordó en Pura Química.

Sus padres jamás gritaron eufóricos detrás del alambrado en una cancha ni le hicieron sentir que tenía que salvar a la familia.

“Valoro muchísimo que mis viejos me hayan acompañado en silencio porque nunca sentí que lo hacían para ver en qué me convertía. Acompañaban la felicidad de su hijo y es un tesoro que guardo para toda la vida”, confesó. Ese agradecimiento eterno se parece al que todo River siente por esa emoción inmensa que les regaló aquel 9 de diciembre y que vivirá en ellos por siempre.

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