COMPORTAMIENTO

La copa menstrual, un método diferente

El dispositivo de silicona comienza su camino hacia lo cotidiano y familiar. Un método alternativo que genera un espíritu evangelizador entre usuarias, que hablan de “cambios de vida”.

copa menstrual
Foto: Shutterstock

La madre de Micaela (17 años) hace un gesto de desagrado cuando cuenta que su hija a veces deja la copa menstrual en el microondas. Pero también cuenta que su hija tiene solo cosas positivas para decir de su copa. "Mamá, me cambió la vida. ¿Sabés lo que es irte a dormir y no preocuparte por si vas a manchar algo?", es una de las tantas frases que la adolescente le ha dicho a su madre respecto a este dispositivo que —como casi todo lo novedoso que implica un cambio importante en el comportamiento— puede generar a veces rechazo o cuestionamientos.

En realidad, la copa menstrual existe desde hace décadas. Según cuenta la empresaria Paula Lubchansky, que la comercializa en Uruguay, la patente del método data de la década de 1930, y por entonces se fabricaba en caucho. Pero hasta ahora, las toallas higiénicas o tampones han acaparado el mercado por completo.

Eso puede cambiar en la medida que una mayor cantidad de mujeres sepa de la existencia de esta copa. O esté dispuesta a probarla. Pero como indica la anécdota de Micaela y su madre, aún hay diferencias generacionales en la actitud hacia el recipiente. Porque de eso se trata: un receptáculo donde se va depositando la sangre de la menstruante hasta que hay que vaciarlo, limpiarlo y volver a introducirlo.

VIAJES

Sabrina (30 años) descubrió, como muchas otras mujeres, la copa menstrual viajando por el Viejo Continente. Desde entonces, como ella misma dice, viene "evangelizando" sobre las virtudes del dispositivo a amigas y conocidas. Lubchansky tiene un relato similar. También ella descubrió la copa menstrual durante un viaje por Europa. "Cuando me comentaron, tuve la misma reacción que luego he visto en muchas otras mujeres, de desagrado. Al principio fue ¡qué asco! Pero es como todo, ¿no? Las primeras veces que te sonás la nariz tampoco es agradable. Pero es tu propia sangre. Una vez que te acostumbrás, ya está". Lubchansky superó su reacción inicial, la probó y quedó tan encantada que empezó a ver cómo importarla y venderla en Uruguay.

Luego de tres años de menesteres burocráticos, comenzó a vender Pink Lady Cup, que viene en dos tamaños. Una "S", pensada para mujeres más jóvenes y que no hayan tenido un parto vaginal, y una "L" para mujeres que ya han dado a luz.

INVERSIÓN

La copa es de silicona y tiene una vida útil de varios años. Al menos la que comercializa Lubchansky no es barata (hay varios vendedores y precios): cuesta $ 1.490. "Sí, es cara", admite la empresaria "pero si te ponés a pensar, uno hace una inversión una vez y eso dura años. La silicona de la que está hecha la copa, la médica, puede durar hasta diez años, aunque la vida útil de la copa varía según el uso y el mantenimiento que le de cada mujer. Generalmente, cuando me consultan, estimo que cinco años es un plazo razonable antes de cambiarla".

El ginecólogo Leonel Briozzo, exsubscretario del Ministerio de Salud Pública, dice que hasta ahora ha tenido pocas consultas sobre este método. Por lo general, agrega, se trata de mujeres que se enteraron por alguna amiga, o viajando, y que quieren su opinión. "Es algo bastante nuevo acá, pero en otros países, como los nórdicos, es más habitual. He tenido pacientes que la usan y mi percepción es que son pacientes que son más conscientes de su cuerpo".

—Briozzo, ¿este método puede llegar a ser masivo?

—Difícil saberlo. No creo. Tengo la impresión de que con el tampón y las toallas íntimas, la demanda está cubierta. La copa no tiene contraindicaciones. Lo que me parece positivo es que la población en la cual este método alternativo es más frecuente tiene, como dije, un mayor conocimiento y control de su cuerpo. Y eso es algo a lo que hay que aspirar: que las mujeres tengan el control y el conocimiento de su cuerpo.

Resta por ver si este recipiente llegará a constituirse en una alternativa al algodón. Por ahora, la copa menstrual tiene un halo minoritario, como un "secreto a voces", más allá de que ya puede comprarse en muchas plataformas online.

Testimonios, consejos e intercambios en la web y en libros

La copa menstrual se debe esterilizar antes de usar. Hay quienes la esterilizan varias veces, pero para Lubchansky, con hacerlo una vez antes de empezar a usarla, alcanza. “Tres minutos en agua hirviendo, en una olla. Con eso ya está bien”. Otra recomendación es dejarla “respirar”, no guardarla en un lugar hermético mientras no se usa, al menos no todo el tiempo. En YouTube y en varios perfiles de Facebook hay numerosos videos que funcionan como tutoriales, porque hay que plegar la copa de cierta forma para introducirla en el cuerpo, y todo está explicado de manera bastante sencilla. También hay muchos videos de youtubers mujeres, por lo general muy jóvenes, que cuentan acerca de su experiencia. La usuaria Yuya (foto), por ejemplo (21 millones de suscriptores), subió a su canal un episodio sobre la copa menstrual que hasta la fecha había sido visto más de siete millones de veces. “Esta cosa microscópica realmente me cambió la vida”, dice en una parte del video, con el brío habitual de la adolescencia y juventud. También hay contenidos “en contra” del uso del método. Pero vale recordar que hay que tomar los consejos -sean a favor o en contra- de “youtubers” adolescentes con una pizca (bueno, tal vez más) de sal. Para el ginecólogo Leonel Briozzo, no hay contraindicaciones médicas respecto al uso, como tampoco hay particulares ventajas sanitarias por usarla. “Es un método alternativo”, concluye Briozzo. Para aquellas mujeres que están por empezar a menstruar, tal vez convenga consultar la Menstrupedia comic, editado por Eco-Ser ($ 490), con un enfoque didáctico para preadolescente. Ahí no hay nada referido a la copa menstrual, pero sí lo hay en el libro La guía de las chicas (Paidós, $ 690) que tiene “50 lecciones para aprender a amar a tu cuerpo mientras cambia”.

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