DE PORTADA

¿Chau Twitter hola Mastodon?

¿Cómo nos vamos a pelear si esta red social pierde su centralidad?

Oficina de Twitter
¿Adiós pajarito azul?

Hoy hace dos meses que Lex Lu... Perdón, Elon Musk se apoderó de Twitter. Y si bien en los últimos días las aguas parecen menos turbulentas, no es que los nubarrones hayan desaparecido. No es por hacer futurología pero la marca ha sufrido un duro golpe y la desaparición de una de las redes sociales más importantes del mundo ya no parece un enunciado descabellado.

Un breve recorrido por algunas de las cosas más importantes que han pasado hasta el momento en el accidentado camino de la red del pajarito luego de que Musk se hiciera de su control, por US$ 44.000 millones:

—Una de las primeras medidas del empresario, el propio 27 de octubre, es despedir tres altas jerarquías entre las que estaba el CFO, o sea el contador de la compañía. El propio Musk tuitea: “El pajarito ha sido liberado”.

—Dos días después, el nuevo director anuncia que las políticas de la empresa respecto a las cuentas verificadas iban a cambiar. El aviso es respondido por el escritor Stephen King, quien citando el tuit de Musk anunció que ni loco pagaría US$ 20 por mes por su sello de verificación. Respuesta de Musk: “¿Qué tal US$ 8?” Con esa tarifa empieza a regir el nuevo sistema.

—Unos días después, el 4 de noviembre, otra vez Musk sale a la palestra y tuitea: “Twitter ha tenido una caída masiva de sus ganancias porque activistas presionan a quienes pautan publicidad en esta red social, aunque nada haya cambiado en cuanto a la moderación de contenidos y hayamos hecho todo lo que podemos para apaciguar a los activistas”. Ese mismo día tuitea que Twitter pierde US$ 4 millones por día.

—El 10 de noviembre es la primera vez que Musk se dirige oficialmente a los empleados de la empresa y les dice que una bancarrota está dentro de las posibilidades.

—Un día después, se suspende el nuevo sistema de verificación porque se comprueba que hay un montón de cuentas que se hacen pasar por empresas, famosos o incluso el propio Musk, y que la confusión es generalizada.

—Los problemas continúan el 12 de noviembre con la renuncia de varios ejecutivos y, también, despidos por parte de Musk.

—El 15 de noviembre llega el final del principal ingeniero de sistemas y diseñador de software de Twitter, Yao Yue: “Luego de 12 años alucinantes y tres semanas de caos, oficialmente estoy despedido. Nunca habría imaginado que duraría tanto y nunca habría imaginado que sentiría tanto alivio al irme”.

—El 16 de noviembre Musk le da a los empleados de la empresa un ultimátum. Palabras más, palabras menos les dice que tienen que trabajar como caballos de carga y que si no están dispuestos, que pasen a recoger el cheque con el despido. Gran parte del staff se las toma.

—El 18 de noviembre, Musk hace una encuesta en su cuenta y pregunta si habría que volver a dejar a entrar a la red al expresidente estadounidense Donald Trump, expulsado de la misma cuando tras las últimas elecciones presidenciales había tuiteado incitando a la violencia, según juzgó la directiva de Twitter en ese momento. Se contabilizan más de 15 millones de votos, y por pequeño margen una mayoría vota para rehabilitar la presencia de Trump. “Vox populi, Vox Dei”, escribe Musk y la cuenta de Trump vuelve a aparecer. Pero desde entonces, el expresidente de Estados Unidos no ha tuiteado.

En este racconto, quedan claras algunas cosas. Una es que Musk es un empresario muy lengua suelta. Otros “barones” de la era digital como Jeff Bezos o Mark Zuckerberg serán lo que son pero no andan expresándose públicamente un día sí y otro también.

Otra es que Musk tiene claras inclinaciones derechistas y no solo porque rehabilitó la cuenta de Donald Trump y del afamado psicólogo canadiense Jordan Peterson, sino porque identifica a sus adversarios como “activistas”. En estos días tuiteó que la red social que ahora dirige durante mucho tiempo había difundido puntos de vista de “extrema izquierda”, pero que eso ahora se terminaba.

Regulación o no

Natalia Zuazo
Natalia Zuazo

La periodista e investigadora argentina Natalia Zuazo es especialista en temas políticos en las redes sociales, con dos libros publicados al respecto: Guerra de internet (2015) y Los dueños de Internet (2018). Desde Buenos Aires, le dice a Revista Domingo que la llegada de Musk a Twitter se produce en el marco de una situación en la que empiezan a enfrentarse dos maneras de pararse ante la importancia y la influencia de las redes en la vida de la sociedad. De un lado, dice Zuazo, está la postura que tiene cierto peso en la Unión Europea, en la que “regulación” es una palabra de connotaciones positivas. Del otro, la encarnada por Musk que como ella dice, parece tomar todas las decisiones solo. Esa toma de decisiones unipersonal, agrega la experta, es un problema.

—El retorno de Trump a Twitter, más allá de que no ha tuiteado nada aún, ¿puede intepretarse como el regreso de alguien a quien Twitter ayudó a convertirse en presidente?

—No me parece; de ninguna manera. No es tan lineal. No creo en explicaciones deterministas para la política. Creo que lo que determina el ascenso o la victoria de un político tiene muchas causas, no si tuitea o no. Lo que sí ocurre es la ilusión de un contacto más cercano y directo entre la figura y el público.

Para Zuazo otro problema es que haya mucha gente que crea que una eventual desaparición de Twitter es un golpe decisivo para el debate. Es lo que ocurre, agrega, cuando se identifica a la web con una marca o plataforma. Pero es un dato de este presente que para medios de comunicación, empresas, políticos y periodistas, Twitter es la red social.

Decisiva red 

Sebastián Auyanet es periodista y, con todas las salvedades hechas, “hincha” de Twitter. “Ha sido decisivo en mi carrera. Muchas de las oportunidades que he tenido, tuvieron que ver con poder demostrar que entendía cómo funcionaba esa red social”, dice ahora que es traductor y -como él dice- “reeditor” de piezas periodísticas del medio estadounidense Now This, que en su cuenta de origen tiene 2,7 millones de seguidores (Now This en Español tiene algo más de 17.0000 seguidores).

Para él, Twitter es (¿era?) un lugar de validación profesional, por el hecho de que es una red en la que abundan los y las periodistas. “Recuerdo varias ocasiones en las que con colegas consultábamos Twitter a ver si tal o cual ya había dado equis información, y estoy hablando de algo que ocurría en 2009, 2010”.

Auyanet cita otra experiencia personal: “Twitter me permitió acceder a trabajos. De algún modo, gracias a que era un tuitero frecuente, empecé a trabajar como editor de redes sociales -un puesto que hasta entonces no existía- en El Observador”.

Además, Twitter también fue decisiva como plataforma para su actual trabajo y para haber podido viajar y vivir en otro país. Según cuenta, gracias a los vínculos que estableció con otros periodistas en esa red, pudo irse a estudiar un posgrado de periodismo a Estados Unidos. “Estuve estudiando algo más de un año y varios meses trabajando en Now This. Cuando fue el momento de regresar a Uruguay, ellos me ofrecen un puesto fijo”.

—Teniendo en cuenta todo eso, ¿cómo ves la actual situación de esa red social?

—Tengo la sensación que se está resquebrajando y un indicador de eso para mí es que Musk tuitea tanto y dice que la red anda genial y bla bla bla. Nadie sale con tanto autobombo si los números hablaran por él. Si tuviera tanto éxito, no saldría a sobrecomunicar. Zuckerberg aparece pocas veces. Es como que Musk trata de validarse, hablando con cualquiera.

—Y si todo explotara por los aires y no hubiera más Twitter, ¿qué harías?

—(Piensa). No lo sé. Trataré de seguir a aquellos vínculos que generé en Twitter a donde prefieran ir, que es en definitiva lo que valida a una red social. Se habla mucho de Mastodon (ver recuadro en esta página), pero es muy pronto para saber si va a ser ese lugar. Tengo cuenta ahí, pero como ya dije, es muy pronto si nos vamos a ir ahí, y también si el tuiteo como actividad puede seguir existiendo en otro lugar. Tal vez no tenga nada que ver, pero desde que asumió Musk tengo mucho más spam de criptomonedas en mi cuenta. Por día tengo que borrar tres o cuatro mensajes así. Supongo que hay mucho mensaje de este tipo que está automatizado. La experiencia en Twitter, actualmente, es más “sucia” que lo que solía ser.

Mastodon
Mastodon.
mastodon

El supuesto sustituto

En 24 horas, se sumaron 170.000 nuevos usuarios a Mastodon, una aplicación que, parece, sería el lugar más similar a Twitter para migrar si naufraga la red del pajarito. En parte, porque la interfaz es bastante parecida, y se puede “seguir” a personas o instituciones. Pero como señala New York Times en uno de sus más recientes artículos sobre este tema: “Twitter es una red social única: la gente crea una cuenta y comparte contenidos solo ahí. Mastodon es lo que se conoce como una plataforma federada, es decir, una colección de redes sociales -o servidores- que se conectan entre sí pero son propiedad de diferentes personas o grupos (...) A diferencia de Twitter, Mastodon presenta las publicaciones en orden cronológico, en lugar de basarse en un algoritmo. Tampoco tiene anuncios; Opera en gran medida a través de microfinanciación colectiva (...) Aunque Mastodon se parece visualmente a Twitter, su experiencia de usuario es más parecida a la de Discord, una aplicación para hablar y enviar mensajes de texto donde la gente también se une a servidores que tienen sus propias culturas y reglas”. O sea, una plataforma que es más fragmentada que Twitter, y que reforzaría el efecto “cámara de eco” en los usuarios.

Pero no solo un profesional de la comunicación vive la crisis de Twitter con desconcierto. El filósofo y docente universitario Javier Mazza también está perplejo ante lo que está ocurriendo en una plataforma sobre la cual él hizo una maestría.

En términos de masividad, dice Mazza, Twitter es casi irrelevante. En comparación con los casi 3.000 millones de usuarios de Facebook, los más de 200 millones de Twitter son cambio chico. El “ruido” que genera, en cambio, es el de una red social mucho más importante que lo que su cantidad de usuarios indicaría.

Mazza interpreta la salida de Jack Dorsey de la empresa (cocreador de Twitter y durante años su director) el año pasado como una señal de que, de alguna manera, había “tirado la toalla” en sus intentos de hacer de Twitter un lugar menos tóxico. Mazza, además, menciona otro aspecto que marca una diferencia muy grande respecto de hace apenas unos meses: Dorsey era cualquier cosas menos perfil alto, como Musk.

Una vez que Dorsey se fue, fracasando en su intento de promover una “estructura de discurso” más constructiva, medio que estaba cantado que las cosas iban a tomar una dirección hacia lugares menos auspiciosos. “No le compro todos los boletos a Dorsey”, dice Mazza pero señala que interpreta aquellas medidas que tomó el empresario hacia el final de su gestión como un sincero intento de generar en la red social un ecosistema menos agresivo. “En poco tiempo cambiaron las políticas de privacidad y moderación tres veces. El mismo Dorsey, en una entrevista para Rolling Stone, reconoce que la red social que dirigía había creado ‘aislamiento’”, lo cual es la antítesis de una red social.

Para el pensador, la llegada de Musk no es el equivalente de la victoria del Partido Republicano sobre el Partido Demócrata en Estados Unidos, porque tampoco piensa que se trata de algo tan lineal o que el diseño de Twitter favorecería posturas de izquierda o derecha. Pero como los políticos descubrieron que podían comunicar sus mensajes -que ya venían en formato slogan desde hace décadas cuando la política empezó a tener presencia en televisión- adoptaron con entusiasmo a la red.

Mazza no sabe qué ocurrirá, porque tampoco descarta que Musk pueda tener intenciones loables en cuanto a los futuros planes de este para la red. Pero sí adopta una posición más pesimista en cuanto al futuro de dicha red y menciona que algunos de los primeros despidos fueron de puestos que tenían que ver con la moderación y regulación de contenidos. “Eso es una señal. Como también es una señal restituirle la cuenta a Donald Trump, una de las que más polémicas generó”, dice Mazza.

Si Twitter desapareciera, él lo lamentaría. “Actualmente, es una fuente de información. Sigo cuentas que me informan de actualidad nacional y también sigo cuentas de temas que son importantes para mí y que me interesan. Cuentas de filosofía, de Humanidades... En mi caso, por el tipo de uso que le doy, volvería a plataformas antiguas, como RSS, que en algún momento supe usar”.

Será cuestión de esperar a ver qué otras medidas toma Lex L... Perdón de nuevo: qué medidas toma Elon Musk. Si desaparece, probablemente nos olvidaremos de Gamergate, de las mentiras de Donald Trump y de otras desgracias. Lo más seguro es que idealicemos lo que sentimos esa vez que metimos un “tuitazo”, si es que alguna vez logramos hacerlo.

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