Eterno retorno del beatle

Paul McCartney: el largo y sinuoso camino

Un nuevo álbum y una biografía escrita por Philip Norman renuevan el vínculo de los fans con Paul McCartney.

Paul McCartney
Paul McCartney

James Paul McCartney nació en Liverpool el 18 de junio de 1942. Hijo de Mary Patricia Mohin, una enfermera devenida partera, y de James “Jim” McCartney, empleado de una algodonera, bombero voluntario en épocas de la Segunda Guerra Mundial e integrante de la Jim Mac’s Jazz Band donde tocaba trompeta y piano. La pareja tuvo un segundo hijo, Peter Michael, dos años después del nacimiento de su primogénito. Una familia de clase media baja que vivía en una vivienda obrera. Gracias a los ingresos de Mary como partera, en 1955 pudieron mudarse al número 20 de Forthlin Road, una agradable casa con habitaciones pequeñas y un piano vertical. Un año después Mary fallecía a consecuencia de un cáncer de mama. Pese a que el prefijo “Mc” o “Mac” del apellido puede asumirse como de origen escocés, los McCartney tenían antepasados irlandeses. De cualquier modo, el músico siempre tuvo un especial cariño por las tierras de Escocia donde vivió buena parte de su vida. Su forma de ser amable y servicial la heredó de su madre y su amor por la música del lado paterno. Jim intentó, sin éxito, que Paul estudiara piano y terminó regalándole una trompeta. Su hijo la cambió por su primera guitarra acústica. Invirtió el orden de las cuerdas para poder tocar como zurdo, e inició el camino que lo llevaría a ser el más importante y exitoso músico vivo en la historia del rock y el pop.

Cuando estaba a punto de cumplir quince años un amigo, Ivan Vaughan, lo invitó a ir a la Iglesia St. Peter donde tocaría una banda llamada The Quarrymen, liderada por un joven un poco mayor que vivía cerca de su casa: John Lennon. Luego de la actuación, fueron presentados. Paul tomó una guitarra y tocó el éxito de Eddie Cochran “Twenty Flight Rock”, con todos sus acordes y recordando cada palabra de la letra. Lennon quedó impresionado ante ese joven regordete que tocaba la guitarra mejor que él y que tenía excelente memoria. También evaluó que, si ingresaba a su banda, con ese talento podría cuestionar su liderazgo. Decidió correr el riesgo. Días después envió a un amigo a que le propusiera a Paul que se integrara a The Quarrymen. McCartney aceptó sin dudarlo. No hubo problemas dado que a Paul no le molestaba ser el número dos. Es un lugar que otorga influencia en el grupo, pero evita las responsabilidades que tiene el líder. Nadie podía suponer que ese ingreso sería el origen de la banda que cambió la historia de la música.

Enemigo íntimo

El autor de la biografía, Philip Norman, ha pasado buena parte de su vida contando la vida de los demás. Comenzó como periodista para luego transformarse en novelista y dramaturgo. En 1965 trabajaba para un diario de Newcastle y recibió el encargo de intentar, en plena beatlemanía, tener un contacto con los miembros de la banda que se presentaban en el ayuntamiento de dicha ciudad. Sin poder creer su suerte, Norman pudo ingresar al camerino donde se encontraban los fab four y tener un breve diálogo con McCartney donde éste le confesó que era tacaño. Dieciséis años después publica ¡Gritad!, una excelente biografía sobre el cuarteto de Liverpool que dejaba atrás los relatos complacientes para contar una historia creíble. El libro fue duramente criticado por Harrison, a quién Norman no trataba nada bien, y fundamentalmente por McCartney que dijo que más que “Shout” (Gritad) era “Shit” (Mierda). En su libro Norman afirmó que Lennon había sido “las tres cuartas partes” del grupo y que en lo que destacaba McCartney era en las relaciones públicas.

Norman escribió biografías sobre The Rolling Stones, Elton John, Buddy Holly y Mick Jagger, entre otros. En 2008 publicó John Lennon (El País Cultural Nº 1103), biografía de más de ochocientas páginas. Lo que nadie podía suponer, dada su enemistad con Norman, es que McCartney accediera a corroborar algunos hechos por correo electrónico para su propia biografía. Porque en 2012 Norman le había enviado otro email expresando que deseaba escribir la misma, esperando que ya no existiera resentimiento. McCartney le otorgó su “aprobación tácita” y permitió que su círculo cercano colaborara con el escritor.

La biografía de McCartney también bordea las ochocientas páginas. A la buena pluma de Norman se agrega una historia apasionante como pocas. Era todo un desafío para el autor elegir el tono del relato. Si éste era amable se argumentaría que no llegó al hueso por temor a enfadar de nuevo a McCartney. En realidad, salvo aquellas biografías no autorizadas que optan por el amarillismo, es raro que un autor que cuenta la vida de un ídolo no sea algo condescendiente con éste, en especial porque este trabajo surge de la admiración que siente por el protagonista. Norman admiró aún más a McCartney luego de meterse a fondo en su historia. Existen algunos pasajes, como la relación poco considerada con algunos músicos de Wings, o en especial en el relato del tumultuoso divorcio que tuvo con Heather Mills, donde aparecen algunas aristas oscuras. Son excepciones en una historia donde se resalta las virtudes de McCartney tanto en lo musical como en su vida de hombre de familia, con buena relación con sus hijas e hijo y persona amable. La historia llega hasta 2015 cuando, en una especie de cierre de círculo, el escritor vuelve a encontrarse con McCartney en un camerino de Liverpool, poco antes de una actuación. El encuentro fue corto y con otras personas. Llegó a decirle que había vivido su vida por dos años y medio. “¿Qué tal te ha ido?” preguntó McCartney. “Tu ética de trabajo me ha dejado estupefacto” respondió Norman.

La historia

En 1953 tuvo lugar la coronación de la Reina Isabel II. Varias familias británicas, entre las que estaban los McCartney, compraron su primer televisor para ver la ceremonia. Paul ganó, junto a otros sesenta niños, una competición de ensayos sobre la coronación. Los niños leyeron sus textos breves en una ceremonia llevada a cabo en un teatro local. Fue la primera vez que sintió los nervios, que volvería a sentir tan a menudo, cuando escucha su nombre convocándolo al escenario. La sensación a deber cumplido al escuchar el aplauso del público cuando finalizó su lectura lo emocionó. El ser aceptado y querido por la gente, ha sido uno de los principales motores en la vida de McCartney. Acaso cada vez que sube a un escenario espera encontrar esa sensación de felicidad que sintió cuando terminó de leer su breve ensayo.

La infancia y juventud de McCartney, junto a su historia con The Beatles, ocupa la mitad del libro. Las fuentes que Paul permitió que ayudaran al autor dan un cabal relato de algunos mojones que lo marcaron, como la muerte de su madre cuando solamente tenía catorce años, o la crisis con sus tres amigos al momento de separarse de la banda. John Eastman, hermano de Linda y abogado que asistió a Paul en el conflicto con el resto de The Beatles, da una visión desapasionada de los vericuetos que tuvo esa larga ruptura. La forma en que rehizo su carrera conformando la banda Wings (que siempre fue Paul McCartney & The Wings) con la que llegó a llenar estadios con fans propios posteriores a la beatlemanía, así como la vida familiar, son partes interesantes del libro donde también aborda algunas de las adicciones del músico, en particular la marihuana que lo acompañó casi toda su vida y su devoción por el trabajo.

El mayor defecto de Norman es cuando intenta analizar canciones o temas de su biografiado. Las descripciones de canciones son pobres y, por ejemplo, nunca hace alusión a la solvencia y versatilidad con que McCartney toca el bajo. En contrapartida está muy bien narrado el incidente por el que estuvo detenido en Japón en calidad un preso común, cuando las autoridades del Japón le encontraron marihuana en su valija. Norman es un narrador inteligente que sabe pasar de un tema a otro en el momento preciso manteniendo el interés del lector, dando como resultado una entretenida biografía.

Caos y creación

En 1970 Paul se recluyó en su casa de Londres y grabó su primer álbum solista llamado McCartney. Salvo por algún coro interpretado por su esposa Linda, el músico tocó todos los instrumentos y voces del disco. Con esas canciones escapó de ese período oscuro de enfrentamiento que significó la separación de The Beatles junto al peligro de caer en la depresión y el alcohol. Fue un álbum de baja producción, casero, criticado en forma dura por la prensa. Al escucharlo aparecen joyas como “Maybe I’m amazed”, “Every night” o “Junk”, y mantiene el encanto de un álbum hecho en la intimidad familiar. En 1979 Wings había publicado Back to de Egg. Antes de salir de gira con la banda, Paul se encerró en su granja escocesa y grabó veinte canciones en solitario con alguna intervención de Linda en coros. La gira se vio truncada cuando en Tokio, el 16 de enero de 1980, encontraron la bolsa de marihuana en el equipaje. Fue detenido por nueve días y terminó en la cárcel a la espera del juicio hasta que se retiraron los cargos. A su regreso editó McCartney II que salió al mercado en mayo de 1980. La tapa lo muestra con cara molesta o asustada, como si fuera la foto de presidiario que le habían tomado las autoridades niponas. El simple “Coming up” tuvo gran éxito y hermosas canciones como “Waterfalls” o “One of these days” no recibieron el reconocimiento que merecen. Este disco marcó el final de Wings y el retomar su carrera solista con la que alcanzaría verdaderos picos de creatividad en álbumes como Tug of War (1982), Flowers in the Dirt (1989), Flaming Pie (1997) o en el que quizás sea su mejor y más personal trabajo, Chaos and Creation in the Backyard (2005).

En plena pandemia el 18 de diciembre de 2020 sale McCartney III, su decimoctavo álbum de estudio como solista donde, una vez más, toca todos los instrumentos e interpreta todas las voces. Para llenar el tiempo de encierro en Sussex, Inglaterra, McCartney comenzó a componer y grabar canciones. “Fue muy divertido. Era hacer música para vos más que como un trabajo”. Lo que no tenía idea, en ese momento, es que se transformaría en un álbum aclamado por la crítica y el público, alcanzando el número uno en ventas en Reino Unido, algo que no ocurría desde Flowers in the Dirt. Así, McCartney III tiene todos los componentes de un gran álbum de Paul. El arranque con el casi instrumental “Long Tailed Winter Bird”, al que sigue el primer corte de difusión “Find my Way”, un tema pop irresistible con varias capas de instrumentos, armonios y otros teclados que suenan como de viejos tiempos junto a voces procesadas. Dos baladas, “Pretty Boys” y “Women and Wives” están entre lo mejor del álbum. No en vano el músico puede aspirar al título de mayor melodista del siglo veinte. Hay espacio para la experimentación de sonidos en los ocho minutos de “Deep Deep Feeling”, un cierto gusto a “Helter Skelter” en “Slidin’” y otras canciones a las que la voz resquebrajada de un McCartney de setenta y ocho años le sientan muy bien como “The Kiss of Venus” y “Seize the Day”. El álbum cierra con una vuelta al comienzo y al pasado. El breve pasaje de guitarra del comienzo, denominado en el final “Winter Bird”, se engancha con “When Winter Comes”, canción grabada el 3 de setiembre 1992 en el Hog Hill Mill Studio con George Martin en los controles de grabación y que permanecía inédita. Cuenta que el invierno se aproxima y hay que arreglar la cerca porque dos lobos están acechando a los animales, hacer zanjas en la huerta, plantar árboles y permanecer más tiempo dentro de la casa junto al fuego. Es la vida que por muchos años vivió junto a Linda, sus hijas e hijo, en la granja de Escocia.

En 2021 quedó disponible para descarga digital McCartney III Imagined, “reinterpretaciones, remixes y covers” de varias de esas canciones. Participan, entre otros, Beck, Phoebe Bridgers, St. Vincent, Josh Homme, Dominick Fike. McCartney es un músico de músicos, admirado por varias generaciones de artistas que agradecen poder interactuar con un genio que, por distintas circunstancias, junto con otros tres cambió la música para siempre, generando un canon. Alguien que por más de cincuenta años continuó emocionando con sus canciones y sus actuaciones sobre un escenario donde suele tocar por casi tres horas sin siquiera beber un vaso de agua. Los conciertos volverán cuando pase la pandemia, las canciones seguirán apareciendo hasta que su físico se lo permita. O quizás algún tiempo más. Porque de una persona que posee su talento y su ética de trabajo, siempre es posible esperar un nuevo milagro.

LA BIOGRAFÍA: Paul McCartney. La Biografía, de Philip Norman. Malpaso. Traducción: Eduardo Hojman. Barcelona, 797 págs.
EL ÁLBUM: McCartney III. Capitol Records. Producido por Paul McCartney. Londres, 2020.

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