Novedades y reediciones

Los mejores libros del año 2022

Los integrantes del equipo de El País Cultural, tras un año de lecturas, recomiendan aquellos libros que quedaron fijados en su memoria.

Ida Vitale
Ida Vitale

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Juan de Marsilio

Riccardino, de Andrea Camilleri. Muerto su autor (1925-2019), también debía morir el comisario Salvo Montalbano. Esta novela tiene, para los fans del autor y del personaje, el sabor agridulce de las despedidas, y para quienes tomen contacto con ambos en este volumen, una trama precisa e inventiva, conjugada con el gracejo de todos los personajes de esta serie policíaca. Parte del secreto radica en que Camilleri la escribió en 2005, ya octogenario y con ganas de separarse de su personaje, sobre el que escribió luego varios libros más, pero indicando que se publicasen póstumos, como cierre de la serie. (Salamandra)

Alejandro Atchugarri (El héroe improbable) de Mauricio Sabaj. Veinte años es mucho. Con la pandemia fresca en la memoria, la crisis del 2002 podría parecer historia antigua o cuento lejano. Por eso es justiciero y oportuno este rescate del Ministro de Economía y Finanzas, político y no técnico, que tomó con coraje e inteligencia una “papa caliente” con la que pocos se hubieran atrevido. Un político que, como dice uno de los entrevistados, tuvo “más respeto en el Partido Nacional y en la izquierda que en el Partido Colorado”. (Planeta)

José Arenas

ÚLTIMA THULE, de Alfredo Fressia. Minuciosa y sencillamente, Fressia escribe un libro que oficia de testamento. De alguna manera, el poeta se despide con algunos de sus más sinceros y despojados versos. Siempre con el modo fino para tejer cada poema, este libro es una despedida sin tristezas, sin desesperación. La última herencia de papel que lo consagra como el gigantesco poeta que fue. (Yaugurú)

Pienso, cocino y como, de Mery Bernardi. Injustamente dejada de lado, la literatura gastronómica es una forma alternativa de la crónica. Cada libro es un documental temporario sobre lo que se come en una época visto por los ojos de un cocinero o chef. Este libro de Bernardi lleva adelante la esgrima de los antiguos libros de gastronomía. Aquí hay una voz. No es una guía de teléfonos culinaria; es un libro de estética perfecto. (Planeta)

Mery Bernardi
Mery Bernardi

Ramiro Sanchiz

Miles de ojos, de Maximiliano Barrientos. La ficción extraña o weird, de tradición lovecraftiana, se ha convertido desde hace unos cinco o seis años en la marca específica del horror y la ciencia ficción latinoamericanas. Y la última novela de Maximiliano Barrientos —publicada en 2021 por la editorial boliviana El Cuervo y reeditada este año por Caja Negra— es un ejemplo deslumbrante: black metal, horrores posthumanos, magia ritual y un ballardiano (a la vez que acelerado o exacerbado) culto a la velocidad y los automóviles. Pero también un lúcido testimonio de la vida adolescente en Bolivia en los noventa y una road movie en desenfreno. (Caja Negra)

Fines, de Ignacio Martínez. Periodista y melómano, Martínez aborda uno de los discos fundamentales de la historia de la música uruguaya y propone un libro llamado a convertirse en una referencia obligada para el álbum en cuestión y la obra de Fernando Cabrera. Pero además es un excelente ejemplo de los diferentes registros por los que puede moverse un texto dedicado a un disco: desde un mínimo necesario y suficiente de análisis musical hasta un incisivo comentario de contextos y posibilidades de lectura, pasando por el más genuino entusiasmo, el buen hacer periodístico y una escritura siempre clara e inteligente. (Estuario)

Ionatan Was

El tiempo de las moscas, de Claudia Piñeiro. Novela híbrida, de múltiples voces y con varios guiños a los tiempos actuales. Es un policial negro sí, pero con una trama muy particular. Una pluma refinada en su plena madurez, y también ágil, en la que no faltan los diálogos picantes y la narración pura y descarnada. Con toda la vorágine asfixiante —pues el tiempo de las moscas es distinto al de los humanos—, aun hay un espacio para la reflexión. (Alfaguara)

Las noches de la peste, de Orhan Pamuk. El premio Nobel 2006 se inventa un mundo propio en el Mediterráneo oriental a principios del siglo veinte. Minguer parece ser una isla perdida, otro satélite del poder centralista de Estambul, pero no, tiene su propio pulso, que se acrecienta al llegar la temida peste y lo que viene después: las muertes, las cuarentenas y tantas otras medidas que el lector conoce. Es el telón de fondo de un cuento maravilloso en el que se funden amores y engaños, musulmanes y cristianos, y donde los niños descalzos corren en libertad. (Random House)

Laura Chalar

Hamnet, de Maggie O’Farrell. Los datos son parcos: William Shakespeare se casó a los 18 años con Anne o Agnes Hathaway, de 26, embarazada. Tuvieron tres hijos: Susanna, la mayor, y los mellizos, Judith y Hamnet, quien murió siendo niño. Años después, el Bardo escribió una tragedia cuyo título es una variante del nombre de su hijo. En esta información se basa la novela de O’Farrell, vívido retrato no sólo de una familia sumida en el dolor sino también de una mujer singular. Eligiendo la opción menos usual para el nombre de Mrs. Shakespeare, la autora pinta el lienzo de una época cambiante a través de las vidas imaginadas de Agnes y los suyos. (Libros del Asteroide)

Ustedes brillan en lo oscuro, de Liliana Colanzi. Desde una comunidad religiosa donde campea el abuso hasta una catástrofe radioactiva desencadenada por dos hurgadores en Brasil, los relatos de la boliviana Colanzi pulsan con la luminosidad sobrecogedora de esa cápsula de cesio que condena a muerte a un barrio entero. Un recorrido por las fisuras de lo cotidiano, en esa delgada frontera donde muta hacia lo siniestro. (Páginas de Espuma)

Liliana Colanzi
Liliana Colanzi

Mercedes Estramil

El mal menor, de C.E. Feiling. Construida bajo la premisa de un terror tópico y a la vez original, esta reedición trae de regreso —póstumo, pero ansiado— a uno de los autores más escondidos de la literatura argentina. Feiling (1961-1997) orquesta un imponente universo de delirios y dudas acerca de la vida misma, y lo hace a través de la historia mínima de una emprendedora gastronómica y un tarotista uruguayo que, de pronto, en un día kafkiano, dejan de habitar el mundo conocible e ingresan a su parte de abajo. La narrativa es sólida, humorística, provocadora, genial. (La bestia equilátera)

Aniquilación, de Michel Houellebecq. Cada novela de este francés muestra lo que pueden el talento y el oficio a la hora de producir una obra poderosa y atractiva. Capaz de integrar su personaje público —misántropo y polémico— al escritor comprometido con sus personajes y su historia, Houellebecq subraya el hecho incontrastable de la decadencia de Occidente mientras cuenta la de sus habituales personajes, envueltos en crisis familiares y profesionales. Menos árido que otras veces, le abre un crédito al amor, entendido fuera del merengue romántico, y hasta se da el lujo de hacer lo que no se aconseja: poblar la novela de sueños. Incluso eso le sale bien. (Anagrama)

Gera Ferreira

Una presencia ideal, de Eduardo Berti. Comparecen un puñado de historias breves, potentes, inspiradas en lo que el autor vio, escuchó y vivió en el Centre Hospitalier Universitaire (CHU) de la ciudad de Rouen en 2015 como parte de una “residencia médico-literaria” en la que ficcionalizó entrevistas al personal médico de la Unidad de cuidados paliativos. El resultado es un bello mosaico coral sobre el trabajo y la dedicación de quienes ayudan a las personas con enfermedades graves a tener una mejor calidad de vida. Quedan en excelente compañía. (Cía. Naviera Ilimitada)

El libro de la almohada, de Sei Shonagon. Establece un antes y un después en cuanto a la participación y protagonismo de las mujeres en la literatura de Japón, ya que a partir de la evolución del ideograma chino hacia la escritura fonética, y de la poesía hacia la prosa, las mujeres comienzan a hacer uso de manera exclusiva de géneros de ficción como el diario y las memorias. Escrito en el esplendor cultural del Japón imperial, es un proyecto de valor insólito por su espesura, hibridez discursiva, lucidez de estilo, y el legado que supone conocer la voz de una consejera de la emperatriz Teishi. (Satori)

Carina Blixen

Donde vuela el camaleón, de Ida Vitale. Es una renovada invitación a participar del juego de la imaginación libre y la invención rigurosa que caracteriza la obra de Ida Vitale. La poeta reescribe mitos, fábulas, obras literarias y filosóficas para elaborar pequeños fragmentos en prosa que desafían las posibilidades de concentración conceptual y el hallazgo de la palabra necesaria. La perspectiva es dura, pero no desesperanzada. Por momentos la mirada permite ver y redimensionar lo que el hábito ha vuelto invisible. Después de leerlo tal vez ya no sea fácil atravesar un pasillo impunemente. (Estuario)

El demonio telepático, de Diego Vecchio. Es un ensayo erudito y descontracturado en el que cruza una concisa historia, irónica y seductora, de las conflictivas relaciones entre el Psicoanálisis, el Ocultismo, la Parapsicología, con un acercamiento a la obra de Levrero que amplía las líneas de comprensión de los estudios levrerianos. Vecchio despliega los varios Levreros que habitan al escritor. Se detiene en las firmas, los heterónimos y señala que refieren a una multiplicidad de “autores embrionarios”. Analiza de qué manera Jorge Varlotta canibaliza a Mario Levrero en los años noventa. (Mar Dulce)

Luis Fernando Iglesias

De bichos y flores/La vela puerca, de Jorge Costigliolo. Relata, en forma breve y ágil, el origen de la banda La Vela Puerca y la edición de su primer álbum, Deskarado, para luego dejar que sean los músicos y allegados los que cuenten historias sobre el álbum de mayor éxito del grupo. Un buen repaso de las canciones, con muchas anécdotas, da pistas al lector para encontrar razones por las que De Bichos y Flores fue banda de sonido en la vida de buena parte de la juventud de comienzos del siglo XXI. (Estuario)

Jorge Costigliolo
Jorge Costigliolo
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