Libro de relatos

María Fernanda Ampuero en un clima de horror creciente

Son doce relatos truculentos de la autora ecuatoriana que remiten a Selva Almada, Mariana Enríquez o Roberto Bolaño.

María Fernanda Ampuero
María Fernanda Ampuero

Algo a destacar de este segundo libro de relatos de la ecuatoriana María Fernanda Ampuero (el anterior había sido Pelea de gallos, 2018) es la cohesión que lo atraviesa. Sacrificios humanos es una bajada al Hades a lo largo de doce relatos truculentos, con ecos de narrativas que incluyen a Ángela Carter, Mariana Enríquez, Selva Almada o Roberto Bolaño. Feminista y activista, Ampuero (n. 1976) articula universos —mayormente familiares, pero no solo— en los que la violencia manda y las víctimas suelen ser niños, mujeres e inmigrantes, y también a veces los mismos victimarios, que aunque sean psicópatas, abusadores y asesinos están mostrados como productos de un verdugo mayor: el patriarcado, el capitalismo, la xenofobia, etc. El esquema es políticamente correcto, aleccionador, y por todo ello, maniqueo.

En esta dinámica, en la que se parte de una idea o de una concepción que funcionan como corsés donde todo lo demás debe quedar contenido, lo único que puede salvar el relato es su ejecución. El libro se abre con “Biografía”, historia de una extranjera indocumentada que no consigue trabajo o lo debe abandonar por acoso sexual, y acaba aceptando algo que parece demasiado bueno para ser cierto. Ampuero va generando un clima de horror creciente (y efectivo) a la par que lo comenta con un discurso enjuiciatorio, marca de encomienda que sigue a lo largo del libro. En “Silba” el horror asume la forma cotidiana de un matrimonio desigual que se sostiene por la conjunción de un depredador y una sumisa. “Sacrificios” narra a puro diálogo la peripecia de una pareja que perdió el auto en un centro comercial y también ahí el horror aparece. Igual que en “Invasiones”, tal vez el mejor texto, donde la figura del “otro” —inmigrante, paria, invasor— muestra una cara compleja y especular cuando pasa de ser minoría rechazada a mayoría que rechaza. En la mayoría de los relatos la voz que narra o las protagonistas son niñas que “siempre, siempre, siempre, comen abismos” (“Hermanita”), o niños enfermos y/o acosados, o adultos signados por un infantilismo que los determina y encierra en horizontes de sacrificio y violencia permanentes.

La narrativa de Ampuero, enfática, aparece sobrecargada de atmósferas y adjetivos. Crece cuando no olvida la historia que está contando. Un dato curioso: frente a algunos vocablos se tiene la sensación de que el libro está traducido del español de Ecuador al de España, por ejemplo en el relato “Edith” donde se usa el verbo “coger” pero también “follar”, o la palabra “coño” (para designar genitales de mujer). Inclusión globalizante, o desliz.

SACRIFICIOS HUMANOS, de María Fernanda Ampuero. Páginas de Espuma, 2021. Madrid, 140 págs.

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