Novela uruguaya

De amor y odio entre hermanas, una tragedia común

Helena Corbellini retrata la disputa entre Josefina y Verónica por el cuidado de su madre Doña Rosa.

Helena Corbellini
Helena Corbellini (foto Archivo El País)

Matrioshka, de Helena Corbellini (Montevideo, 1959) es una novela a tres voces. Hay una autora ficticia llamada Helena que escribe un prefacio, y dos “irrupciones” al cuerpo del relato, protagonizado por las hermanas Sáenz, por una parte Josefina, profesora de francés, supersticiosa, conservadora, frustrada en dos matrimonios, codiciosa, y por otra Verónica, pianista, un tanto mística, de izquierdas —toma de partido que la obliga exiliarse en la dictadura. Ambas se disputan el cuidado de Doña Rosa, su madre anciana, aunque a Josefina le interesa más aún la buena pensión de su progenitora. La historia evoluciona intercalando los puntos de vista de las dos hermanas, en primera persona.

En el marco del inicio de la pandemia, con Josefina viviendo en el país y Verónica en Europa, esta historia explora dos problemas bastante frecuentes, no sólo en Uruguay: aunque criados por los mismo padres y en los mismos valores, los hermanos pueden no sólo ser distintos entre sí, sino también enemigos; a su vez, los padres ancianos y vulnerables son el campo de sus batallas. Para el caso de Matrioshka, Josefina envidia y odia a su hermana Verónica desde la infancia.

Esta es una novela acerca del amor que persiste por sobre la derrota y la resignación. Quien ama hace por sus seres queridos lo que puede, no lo que quisiera. Y en lo material los taimados se salen con la suya, sin que por ello deje de haber margen para el cuidado y la ternura, incluso a la distancia.

La autora, que se proyecta en Helena, juega a sugerir que el relato es verídico, no sólo con ese recurso, sino también aludiendo a personajes y lugares reales del Uruguay (Pilán, la poeta Inés Trabal, Piriápolis, entre varios otros). Al tiempo que, al modo de Onetti, crea un territorio simbólico: la ciudad cuyo nombre oficial es Espíritu Santo pero sus habitantes llaman Malángel desde siempre, tanto que el nombre termina oficializándose. Tiene mucho de Colonia del Sacramento —fue fundada por los portugueses— pero su ambiente opresivo se puede respirar en casi todas las ciudades del interior uruguayo. La capital del país es San Felipe y Santiago.

La novela es ágil pero reflexiva. Al lector uruguayo pueden chocarle algunos términos castizos, pero Verónica vive en Cataluña, lo que explica su lenguaje. Algunos personajes secundarios sobran a lo esencial de la acción y su sentido.

MATRIOSHKA, de Helena Corbellini. Alfaguara, 2022. Montevideo, 224 págs.

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