TERAPIAS COMPLEMENTARIAS

Qué es el Reiki y cómo es la dinámica en el consultorio

Historias de personas que pudieron sanar sus dolencias a partir de esta terapia.

Reiki
Facundo Mallea en una sesión de Reiki.

Hay caminos de sanación a los que se llega luego de haber caído en un pozo muy, muy profundo. Para muchos, el Reiki es eso: una manera de abandonar el sufrimiento y una salida de algún problema emocional, mental o físico que se esté viviendo, según expresó Facundo Mallea, maestro de la disciplina. Y agregó: “El fin es equilibrar estos tres aspectos del ser humano”.

Un trabajo con energía.

La palabra Reiki está formada por dos vocablos japoneses: ‘Rei’, que significa ‘energía universal’ y ‘ki’ que significa ‘energía vital’. En este sentido, Mallea explicó que la terapia comprende “la transmisión de energía a través de la imposición de manos”. Además, señaló que no es el terapeuta el que realiza la sanación, sino que este funciona como un canal que lleva la energía al paciente. “No soy yo el que cura a las personas, sino que es la energía que pasa a través de mí”, puntualizó.

Eduardo Saligari también es maestro de Reiki y sostuvo que lo que se balancea en la sesión es la energía de los centros energéticos o chakras. “Somos un cuerpo energético y cuando nos desarmonizamos los chakras se bloquean. Son los famosos nudos en la garganta o en el estómago”, mencionó. De esta manera, es mediante la imposición de manos que esos centros se desbloquean.

Según Mallea, en una terapia de Reiki se puede tratar cualquier tipo de dolencia física, emocional o mental. Sin embargo, afirmó que eso debe ir acompañado de un proceso de “toma de conciencia”, porque si el paciente continúa pensando de la misma manera, entonces seguirá sintiendo de la misma manera y eso se reflejará también en su cuerpo físico.

“En la sesión conseguimos un momento de relajación tanto mental como físico y emocional para que la energía vuelva al equilibrio, pero si luego uno sigue interactuando con el entorno de la misma manera, volverá el desequilibrio en su sistema”, subrayó.

Por eso, tanto él como Saligari primero tienen una entrevista con el paciente y luego realizan el proceso de transmisión de energía. La idea es “darle herramientas a la persona para que pueda cambiar su manera de relacionarse con el entorno”, dijo Mallea.

Ambos realizan talleres de iniciación para quienes quieran aprender a dar sesiones. Mallea anuncia las fechas de los encuentros en su Instagram @facu.mallea y Facebook Facundo Mallea, y Saligari en su cuenta de Facebook Eduardo José Saligari Gonzalez.

Eduardo Saligari
Eduardo Saligari.

Experiencias de curación con terapia energética.

Mallea atendió a una chica con un dolor en la mandíbula producto de una operación con titanio. “Puse mis manos sobre su rostro, cerré mis ojos y pude ver en mi mente cómo el titanio se iba amoldando a la forma de su mandíbula”, contó. Al terminar la sesión, ella le dijo que el dolor se había reducido casi totalmente.

Por su parte, Saligari atendió a un hombre que llegó arrastrando una pierna porque tenía los meniscos rotos y lo iban a operar. En la terapia trabajó los aspectos emocionales vinculados a su dolencia y cuando salió “la pierna ya no le dolía”. Los doctores siguieron diciéndole que debía operarse, pero él decidió no hacerlo porque ya no sentía dolor y podía caminar.

Voces de pacientes.

Susana acudió a su primera sesión de Reiki en febrero de este año, luego de haber vivido una situación “muy traumática” que puso su mundo “de cabeza”. “Nunca había hecho nada de esto, pero llegué a un punto en el que no veía salida y sabía que había tocado fondo”, relató. Prefirió no usar su nombre completo en esta nota.

Al principio no era muy abierta a esta terapia, pero siguió yendo una vez por semana y con el tiempo logró calmar “el barullo de la mente”. Pasó de no tener ganas de comer ni de salir de su casa a empezar a incorporar comidas y “hacer una vida más normal”. De hecho, afirmó que cada vez que salía de una sesión sentía que le habían “cargado las pilas”.

Fue alrededor de la tercera sesión cuando recuperó la esperanza de “volver a ser lo que era” a pesar de que antes había llegado a cuestionarse para qué seguía en este mundo. “El Reiki me ayudó a sentir la energía que me faltaba porque realmente no tenía la fuerza para levantar un pie y caminar”, sostuvo. Y añadió: “Más allá de la transmisión de energía, hablar y desanudar todo lo que te va pasando por la cabeza es lo que más ayuda”.

Gastón es otra persona que alivió su sufrimiento a través del Reiki. Él también prefirió no dar su apellido. Empezó con la terapia hace poco más de un año, en un momento de su vida en el que estaba sintiendo mucha culpa. “Había llegado a un estado de nerviosismo en el que vivía siempre al límite”, contó.

Para él, la primera sesión fue movilizadora: “Me fui de ahí más liviano y amoroso con la vida”. Siguió yendo todas las semanas y eso lo impulsó a moverse de “ciertos lugares” que le hacían mal. Por ejemplo, entendió que debía tomar distancia de un proyecto que le estaba trayendo “una cantidad de problemas”. Y agregó: “A partir del Reiki empecé a dormir mejor, a estar más amoroso, a relacionarme mejor con mi entorno”.

Facundo Mallea
Facundo Mallea.

El camino de sanación de los maestros de Reiki.

Facundo Mallea tenía 22 años cuando se dio cuenta de que estaba viviendo en sufrimiento. Un amigo le aconsejó que fuera a una sesión de Reiki. “Allí encontré alivio a todo lo que vivía, que no era en sí lo que vivía, sino como yo vivía con eso”, relató. Luego, se adentró en la meditación y en un camino de toma de consciencia que lo ayudó a sanar.

Eduardo Saligari también descubrió el Reiki en un momento en el que sentía mucha angustia: “Era 2005, vivía con mi señora que tiene 25% de capacidad pulmonar y con mi cuñada que tiene Síndrome de Down, y teníamos un montón de problemas financieros”. Un tío suyo que hace Reiki lo contactó y en la primera sesión le tapó los ojos y tocó unas campanas tibetanas en sus chakras. “No podía parar de llorar. Después puso sus manos en mi frente y en el corazón y sentí una calma y una paz total”, dijo.

Saligari es químico y analista programador, pero ahora se dedica 100% a los caminos de sanación. “Hay gente que me dice que yo ‘creo’ en esto, pero yo no creo nada, yo sé. Como científico que soy, trato de corroborar todo. Y con la cantidad de gente que atiendo por día, pude corroborar muchas cosas”, afirmó.

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