En el último tiempo el ácido hialurónico aparece como solución para varios problemas

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El ácido hialurónico parece estar en todas partes. La actriz Eva Longoria lo deletrea con dificultad para promocionar la crema antienvejecimiento que nos quiere recomendar en una publicidad televisiva, pero también está presente en el líquido con el que limpiamos nuestros lentes de contacto o en un tratamiento llamado de viscosuplementación para mejorar el funcionamiento de las articulaciones.

“El ácido hialurónico es una sustancia producida naturalmente por nuestro propio cuerpo. Es una estructura molecular bastante grande cuya propiedad más importante es su gran capacidad para retener agua”, explicó la médica dermatóloga Valeria Pomies.

Lo encontramos tanto en la piel como en las articulaciones o en la vista, ya que forma parte del humor vítreo, que es el líquido que está en el ojo. “Si un paciente tiene ojo seco, se le mandan gotitas de ácido hialurónico para rehidratarlo”, señaló Pomies como ejemplo.

¿Pero por qué parece estar tan de moda últimamente? Para la dermatóloga la respuesta está en la importancia que ha ganado la medicina regenerativa o preventiva, incluso la medicina estética, que ha hecho que las personas quieran verse bien y sentirse saludables. Cada vez vivimos más años y queremos hacerlo de la mejor manera.

Con los años la piel y las articulaciones van perdiendo el agua que las hacen lucir y funcionar bien. ¿Y cuál es la molécula que si la pierdo, pierdo la estructura? El ácido hialurónico, entonces tenemos que tratar de recuperarlo de alguna forma o, mejor aún, actuar antes de que se empiece a ir. “No solo quiero tratarme una arruga, sino que quiero prevenir que aparezca”, dijo Pomies.

Antes la solución era hacerse un lifting o inyectarse botox; hoy la cosa pasa más por reestructurar los tejidos.

Y hay que actuar en forma temprana porque la pérdida del ácido hialurónico, que también es importante en la formación de las células que estimulan el colágeno, se comienza a dar a partir de los 25-30 años, aunque clínicamente se vea muchos años después.

El ácido hialurónico al que apelamos para combatir la pérdida del que produce nuestro propio cuerpo es de origen animal.

“Es absolutamente biocompatible. Si bien algunos pacientes hacen algunas reacciones de hipersensibilidad, son muy pocos. La mayoría lo tolera muy bien, incluso los alérgicos”, detalló Pomies.

En la medicina estética se lo puede encontrar en tres grandes presentaciones. La primera es tópica, es decir, en cosméticos. “Creo que hoy no hay cosmético que no contenga o estimule el ácido hialurónico; es protagonista del antienvejecimiento en cualquier producto”, destacó la especialista al referirse a cremas, serum o geles.

La segunda presentación son los inyectables, “los famosos rellenos”, apuntó Pomies.

Los hay de diferentes tipos. Los más parecidos al cosmético se llaman redensificadores. “Son moléculas que lo que van a hacer es hidratar nuestra piel, generar esa estructura que fue perdiendo”, explicó la especialista.

Por otro lado están los reticulados, que es como una malla, una red de ácidos hialurónicos que lo que hacen es generar volumen. “Son los rellenos que se usan para dar volumen en labios, en pómulos o en todas las zonas deprimidas de nuestra piel que el envejecimiento fue marcándonos y ya solamente con la estructura cutánea no es suficiente para recuperarlas”, explicó Pomies a El País.

Aclaró que no solo sirven para combatir labios envejecidos, sino que hay muchas mujeres jóvenes que buscan volumizar sus labios como forma de belleza.

También destacó como dato importante que en su formato de relleno el hialurónico es biodegradable, lo cual lo diferencia de otros rellenos que, una vez que se administran en nuestro cuerpo, no desaparecen.

A los efectos del bolsillo del paciente, quizás eso suene como algo negativo. Pero pensemos en la silicona: mientras el tejido en el que la inyectamos está sano, luce muy bien; pero cuando ese tejido se va deteriorando por el paso del tiempo y la piel va quedando cada vez más blanda, el relleno se mantiene duro y ya no se ve bien.

“En cambio, al ácido hialurónico me lo pongo con el volumen que necesito para un determinado momento. Mañana, el año que viene o el otro tal vez no lo necesite ahí o necesite más, entonces preciso que se biodegrade para que se diluya y volver a colocarlo o poder estimular otra zona”, describió la dermatóloga.

Finalmente está la tercera presentación, que es el ácido hialurónico vía oral, del que todavía hay pocos estudios clínicos serios.

“Los que existen, hasta ahora demuestran que estimularía la producción de tu propio hialurónico. Estaría favoreciendo la barrera cutánea que, a medida que van pasando los años, la vamos perdiendo, a veces por la edad y a veces también por los hábitos, como estar mucho tiempo al sol o mucho tiempo en el agua. El agua altera esa barrera cutánea y genera mucha pérdida transepidérmica de líquido”, señaló.

Cualquiera sea la presentación a la que se recurra es muy importante que el paciente esté asesorado por un profesional que indicará el tamaño de la molécula, la concentración de ácido hialurónico que necesita la piel y el vehículo más adecuado para administrarla. Habrá casos para los que será importante la edad del paciente, pero en otros quizás el dato a considerar sea el color de su piel.

“Cuando hablo de un profesional no solo me refiero a un dermatólogo, sino también a alguien que se ocupe de la parte nutricional o de la parte de medicina interna; alguien que estudie qué es lo que necesitamos. En Uruguay eso aún está en pañales”, remató Pomies.