LANZAMIENTO

El País con Slash: "Todavía estoy en el proceso de inventarme a mí mismo"

La estrella de Guns N' Roses y uno de los mejores guitarristas del rock lanzará su quinto disco solista, y de eso y más charló en una rueda de prensa para medios de todo el mundo

Slash. Foto: Austin Nelson
Slash. Foto: Austin Nelson

Cuando aparece al otro lado de la cámara, lo único diferente respecto a la imagen que acompaña esta nota es el sombrero. En vez de su tradicional galera, Slash lleva una gorra negra —de hilo, de lana, quizás de tela— con la que completa su icónico look. Ahí están los rulos ligeramente despeinados que le enmarcan la cara, unos lentes estilo Ray Ban, la barba de hace un par de días, el piercing en la nariz y las cadenas que le cuelgan del cuello.

La remera también es negra y la estampa, irónica: el famoso logo de una cadena de hamburguesas ha sido reformulado, y en lugar de una M curva están las piernas, amarillas y abiertas, de alguna mujer. El contraste lo marca el fondo, una repisa atiborrada de muñecos Funko Pop y decenas de dinosaurios. Es pintoresco.

“Esta definitivamente es la mejor llamada de Zoom en la que he estado”, dice el moderador de la conferencia de prensa de la que participó El País, y eso seguramente aplica para todos los presentes. Slash lo sabe y no puede más que reaccionar con una carcajada, la primera de algunas que soltará durante la próxima media hora.

El evento reúne a periodistas de todo el mundo para hablar de 4, el álbum que estrenará este viernes y que es el quinto que hace junto a Myles Kennedy & The Conspirators. Es la formación con la que el legendario guitarrista de Guns N’ Roses se presentó por única vez en Montevideo, en noviembre de 2012 en el Teatro de Verano. Fue un recital vibrante y de una contundencia inolvidable.

Slash junto a Myles Kennedy & The Conspirators. Foto: Austin Nelson
Slash junto a Myles Kennedy & The Conspirators. Foto: Austin Nelson

Pero Slash, que nació Saul Hudson en Staffordshire, Inglaterra en 1965, y en su curriculum tiene haber fundado Velvet Revolver y haber hecho algunos de los riffs y solos de guitarra más emblemáticos del rock, no habla de un regreso a Sudamérica con esta formación. No por lo pronto: entre setiembre y octubre se lo verá por Brasil y México, pero en la primera línea de los Guns, a los que volvió en 2016 tras limar asperezas con Axl Rose.

De lo que habla, sí, es de la pandemia como un ejercicio obligatorio para su, admite, limitada paciencia. “Creo que aprendí muchísimo”, comenta y se ríe otra vez. Luego dice que tuvo que concentrarse en generar tareas —“tocar, escribir, grabar, hacer algunas sesiones, hacer algunas cosas de Guns N’ Roses que no había tenido tiempo de hacer, preparar este disco”— para estar a flote, porque si hay algo que ha marcado su existencia es el hecho de que no puede llevarse bien con los períodos de inactividad. La confesión de quien cuenta más de 15 años en sobriedad es concreta: “Me mantuve ocupado para no meterme en problemas”.

Entre las tareas pandémicas estuvo 4, un disco que tampoco estuvo libre de covid (a pesar de que tomaron todas las precauciones, hubo un foco en el estudio y él fue uno de los contagiados) y con el que logró saldar un pendiente que arrastraba de toda su vida musical: grabar un álbum en vivo. En estudio, pero en vivo, con todos los músicos tocando a la vez.

“Los discos en vivo siempre me entusiasmaron y la obsesión de poder capturar ese sonido viene conmigo desde que empecé a tocar la guitarra”, cuenta. “Siempre fui un gran fan de los que grababan en vivo; era como me enganchaba con los catálogos enteros de las bandas, porque no tenía plata para comprarme todos los discos, y los en vivo eran como un grandes éxitos, pero encima tenían esta energía inmediata que no la encontraba en discos de estudio. Y eso fue lo que siempre busqué capturar. Grabar en vivo de la manera en que lo hicimos ahora es algo que llevo queriendo hacer durante toda mi carrera, y ningún productor me había dado la oportunidad, porque no les gusta el riesgo de tener sangre en el micrófono”.

El que lo acompañó en este desafío fue Dave Cobb, un productor asociado al country que entre otros méritos tiene un aporte para la exitosa banda sonora de la última versión de Nace una estrella. Slash no lo conocía, pero entre otras cosas le atrajo que hubiera estado involucrado en los trabajos de la que reconoce como una de sus nuevas bandas de rock favoritas, Rival Sons. Eso, dice, y haber ido a grabar a Nashville al mismo estudio por el que pasaron de Johnny Cash a Dolly Parton, “fue muy inspirador”.

En la conferencia, Slash repasa sus tiempos como empleado en una tienda de guitarras, dice que “definitivamente” no toca el riff de “Sweet Child O’ Mine” cuando tiene que probar un nuevo instrumento (y menos algo de otro compositor), se define como un chico Les Paul y celebra que el suyo sea el primer álbum que editará el flamante sello de Gibson. Y asegura que el sitar que suena en una de sus nuevas canciones no tiene nada que ver con la influencia de los Beatles y Ravi Shankar. “Los Beatles son geniales, pero tanta gente ha intentado ser como ellos que tratas de no entrar en esa habitación”, declara y entonces se vuelve a reír.

¿Qué quiere, a esta altura, uno de los guitarristas más famosos de la historia del rock? “Amo la guitarra, amo el rock and roll, amo todo lo que tiene que ver con esto y todavía me entusiasma, probablemente más que cuando empecé. Y es un viaje que nunca termina”, asegura. “Siempre hay cosas nuevas que hacer y ni siquiera se trata de reinventarme: todavía estoy en el proceso de inventarme a mí mismo. Y en cuanto a tocar la guitarra en sí, también es un viaje sin fin. Siempre habrá cosas para descubrir y me divierto con todo eso. Pero también tienes que trabajar duro, he aprendido que hay que perseverar y eso se volvió parte de mi naturaleza. Pero amo lo que hago, y no puedo imaginarme parar nunca”.

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