Deporte

El automovilismo es furor: mueve millones de dólares en Uruguay y las mujeres ya le ganan a los hombres

Motivadas por una explosión de interés de los más jóvenes y la incorporación de la mujer en las pistas, instituciones y autoridades tienen un plan para que el automovilismo despegue y sea profesional.

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Patricia Pita. Foto: Estefanía Leal

Los últimos días felices que Patricia Pita recuerda los pasó en Atacama, luchando por atravesar en el menor tiempo posible y sin accidentarse el desierto más árido del mundo. Para triunfar en una competencia de rally en la modalidad cross country, la única opción es hacer la maniobra adecuada en el momento preciso. Cualquier error de cálculo implicará un desvío del trayecto señalado. Esto, además de valerle una penalización al automovilista, podría conducirlo a perderse en la oscuridad de la noche en un océano de dunas tan altas como edificios puntiagudos. Sin señalización, sin helicópteros, sin vigilancia sobre los concursantes: únicamente la dupla de pilota y copiloto saliendo de ese hueco ermitaño a fuerza de motor. Es difícil imaginar algo más solitario, pero para Pita, la primera mujer en correr rally en Uruguay, este es el escenario de un sueño que no quiere frenar.

“El primer día nos agarró la niebla, y veo que con el auto estamos corriendo por encima de las nubes. Sentíamos que el motor se empezaba a quedar de lo empinadas que son las dunas, entonces cuando llegás arriba hay un momento justo en que tenés que soltar el acelerador, la trompa del auto hace un movimiento y ahí acelerás, sin saber qué hay del otro lado, ni dónde vas a caer”, dice; y agrega: “Te enfrentás al miedo una y otra vez. Vas al borde de la muerte todo el tiempo, es una sensación increíble. Yo sabía que esto iba a ser lo mío”.

El rally de Atacama es parte del entrenamiento camino a su verdadero objetivo de correr el rally Dakar en Arabia Saudita, conocida como la carrera más difícil del mundo. La prensa especializada ya anunció que esta edición en particular será todavía más “dura” e “imprevisible” para los pilotos. La competencia se iniciará el próximo 31 de diciembre a orillas del mar Rojo y se extenderá por dos semanas, sumando así más jornadas de lo habitual y alargando la longitud de las distintas etapas, hasta cruzar al otro extremo del país.

La carrera consta de 5.000 kilómetros cronometrados que van desde una región montañosa a una zona desértica prácticamente inexplorada, pasando por un tramo en el que la asistencia mecánica estará prohibida. “Imaginate una competencia de 150 vehículos de todo tipo —autos, motos, camiones— corriendo cientos de kilómetros cada día a toda velocidad, enfrentando mil peligros y contratiempos: eso es lo que va a hacer Pita”, dice el experto en automovilismo Nelson Vicente.

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La categoría "top" del automovilismo local es el superturismo.

En comparación a la carrera de Atacama, en el Dakar se triplican los días de competencia y el largo de la ruta; se quintuplica la cantidad de competidores, y el costo de la participación es diez veces más caro. Pita cuenta con el apoyo del multicampeón catarí Nasser Al-Attiyah y unos días atrás Ancap confirmó que patrocinará este proyecto con 40.000 dólares, pero todavía debe resolver cómo reunirá los 150.000 dólares que le faltan.

Le quedan tres meses.

—¿Y cómo vas a hacer?

—No tengo idea, pero yo voy a ir —responde convencida.

Lo que hará es reunirse con distintas marcas e instituciones, intentando venderse como un producto en el que vale la pena invertir. Ya está acostumbrada, lleva una década haciéndolo sola porque, aunque el automovilismo uruguayo es una pasión que mueve a cientos de personas y millones de dólares, no existe aún la figura del representante. Y casi no hay entrenadores. Hace más de un siglo que se hacen carreras, pero aún es un deporte 99% amateur. Esto podría estar a punto de cambiar ahora que soplan vientos nuevos para los deportes de motor, y en medio de una inusitada popularidad acumulan pasos firmes hacia el profesionalismo.

Plan para crecer.

Los más entusiastas aseguran que, después del fútbol, el automovilismo creció en silencio hasta convertirse en el segundo deporte más popular de Uruguay, codo a codo con el básquetbol. Desde el Automóvil Club del Uruguay (ACU), la autoridad encargada de fiscalizar la actividad regida por la Federación Internacional del Automóvil (FIA), refuerzan esta postura con cifras. Un reciente estudio de impacto arrojó que las competencias motorizadas mueven más de 50 millones de dólares por año y emplean —directa e indirectamente— a más de 1.000 personas.

“Es un deporte con fuerza”, define Ricardo Joubanoba, presidente de la Comisión Deportiva de ACU, pero esa fuerza se da de bruces contra una barrera económica que le ha dado la fama de ser el deporte más costoso. Aprovechando el repentino impulso que el automovilismo cosecha entre los jóvenes, las instituciones enfrentan el desafío de diseñar cambios estructurales, ampliar las categorías competitivas y apostar a la internacionalización para retener a los interesados y potenciar la carrera de los más talentosos. “Estamos tratando de volverlo un deporte más accesible, que no sea solo viable para una elite de gente que tiene plata para participar”, plantea Joubanoba.

ricardo joubanoba
Ricardo Joubanoba

Los deportes motorizados tienen distintas categorías con sus respectivos campeonatos. La mayoría de las veces la puerta de entrada es el karting. En otro nivel se encuentran el rally y el automovilismo de pista. En nuestro modesto pero aguerrido circuito competitivo, la categoría “top” es el superturismo, “la más cara y la que tiene a los mejores pilotos”, describe el periodista Vicente.

Los campeonatos se desarrollan en los tres autódromos que cuentan con la homologación de ACU; uno en Canelones, otro en Mercedes y el tercero en Rivera. Un dato significativo es que ninguno está ubicado en Montevideo, aunque paradójicamente existió hace décadas un proyecto localizado en Ciudad del Plata que terminó por fracasar y dejó como herencia un barrio con calles que se llaman Ford, Chevrolet y Chrysler.

Al autódromo de El Pinar lo apodan “la catedral” del automovilismo. Es el único que no es municipal. Le pertenece a la Asociación Uruguaya de Volantes (AUVO), que lo construyó sobre un terreno donado, porque así de pasional puede ser el amor por “las tuercas”. Como un reflejo del despegue del deporte, hay un ambicioso proyecto para modernizar esta pista y alcanzar los requisitos técnicos y de seguridad necesarios para recibir campeonatos internacionales de Argentina, de Brasil e incluso más lejanos aún.

AUVO ya firmó un convenio con la Intendencia de Canelones y prepara un diagnóstico en el que participa la Secretaría Nacional del Deporte ayudando a hacer un nexo con los posibles financistas, entre los que se destaca Ancap, patrocinador histórico del automovilismo. Este año, además de apoyar el proyecto de Pita, ya había invertido 108.000 dólares auspiciando un programa que busca descubrir talentos y a los pilotos Maite Cáceres, Martín Cánepa y Andrés Marieyhara.

A su vez, el subsecretario Nacional del Deporte, Pablo Ferrari, revela que se creará un fondo para el deporte con Ancap, que se encargará de articular el organismo. En el mapa de las disciplinas que pegaron un salto, él ubica al automovilismo. “Con AUVO estamos impulsando traer el año que viene el campeonato mundial de turismo carretera: es decir, el mismo que corre Santiago Urrutia en Europa traerlo para acá”, apunta.

Santiago Urrutia
Santiago Urrutia.

Tras los pasos de El Pinar, Salto y Tacuarembó también están en vías de reformar sus pistas para sumarse al campeonato nacional. Para Joubanoba, de ACU, “el gran desafío está en transformar a estos eventos en comercialmente atractivos para las marcas”. Hay eventos de automovilismo que en algunas partes del mundo mueven millones de dólares, apunta. En este plan rebosan las ilusiones de que el deporte logre tener una vida propia.

Cazando talentos.

Cuarenta y dos años de experiencia en “el mundo tuerca”, le han dado a Mario Rosa la certeza de que el automovilismo nacional “es un acontecimiento milagroso”. Lo explica así: “Es increíble que un deporte que depende casi exclusivamente del bolsillo del deportista puede estar viviendo un impulso tan grande, atrayendo a categorías internacionales a correr acá y seguir sacando pilotos que se destacan en el mundo”.
Como directivo de la Federación Uruguaya de Karting (FUC) y del Club Uruguayo de Rally le toca ser testigo privilegiado de la renovación del deporte. Por un lado, cita el furor por correr autos que se expresa —por ejemplo— en el boom de inscripciones en las escuelas de karting y en los programas que han surgido para captar a los jóvenes talentos.

Por el otro, señala “la presencia mayor y significativa de las mujeres”. “Son ganadoras. Y atrás de esa imagen de la pilota ganadora, ocurre que las indecisas se animan a dar el paso. Hoy las mujeres pelean los campeonatos codo a codo con los hombres”, dice. En el karting local todos los ojos miran hacia una adolescente de 15 años llamada Agustina Sánchez, a la que Rosa define como “un emblema”.

historia

El autódromo que pasó a ser un barrio en San José

En Ciudad del Plata, la localidad maragata vecina a Santiago Vázquez en el límite con Montevideo, se erige el barrio Autódromo. Es la herencia de un antiguo proyecto que naufragó. El plan data de 1930 y consistió en construir una gran pista de carreras de autos, para así atraer a interesados en comprar lotes de tierra en una zona entonces poco poblada. Pero, una década después, la pista del Autódromo Nacional se fraccionó y se construyó encima. Quienes conocen el barrio, describen que sus calles son curvilíneas y llevan nombres de fabricantes de automóviles como Chevrolet, Renault o Ford; de marcas de alta gama como Bugatti y Buick, que conviven con famosos modelos del pasado como Dodge Brothers y Cadillac.

Sánchez fue seleccionada por el programa de la FIA Girls on Track-Rising Stars para probarse en autos de fórmula 4 en el circuito de Paul Ricard, en Francia. Fue elegida entre las ocho mejores del mundo y, aunque no logró la beca de la Ferrari Academy —“por razones que no tienen que ver con su talento”, dice Rosa—, volvió con tres contactos que estarán atentos a su desempeño futuro.

“La tecnología ha generado niños veloces”, sentencia Rosa cuando se le pregunta qué podría estar detrás del boom por el automovilismo. Para aprovechar este impulso, la FUC trabajó especialmente en la descentralización del deporte, haciendo que niños del interior del país no deban trasladarse al área metropolitana para manejar un kart. Después de todo, así empezó Santiago Urrutia, el único piloto uruguayo que cobra un salario por competir en representación de un equipo extranjero.

Urrutia tenía apenas cinco años cuando se subió a un kart y su talento sorprendió al punto que la federación gestionó la autorización ante el Instituto del Niño y Adolescente (INAU) para reducir la edad de ingreso de 13 años a siete.

“En los últimos cinco años nos propusimos llegar a los niños y llegar con un deporte más popular”, dice Rosa. Popular se traduce en barato. Dio resultado. Si en 2017 el campeonato de karting tenía un promedio de 60 inscriptos, hoy superan los 180. A su vez, impulsado por la FIA y ACU, la federación lanzó una carrera de karting slalom que otorgó cinco becas de formación. Se aspiraba a llegar a 100 niños, pero se anotaron más de 600.

Carolina Larratea
Carolina Larratea. Gentileza: AUVO.

El asunto es, ¿qué pasa cuando los niños crecen y el kart no alcanza? Ahí es cuando el horizonte se estanca. “El problema está en dar el siguiente paso a otra categoría, porque no hay categorías atractivas de bajo costo”, dice Rosa. En el automovilismo de pista los campeonatos suelen tener unos 80 concursantes en sus cinco categorías, de los cuales apenas 20 se circunscriben al superturismo —la cúspide del deporte— cuyo presupuesto anual implica un desembolso de 100.000 a 150.000 dólares para el piloto.

“A muchos nos gustaría dar un paso más, crecer en categoría pero es muy caro y no damos el paso”, reconoce la riverense Carolina Larratea, actual campeona de Súper Sonic. “Yo pago 2.300 dólares por el alquiler del auto para correr, pero para superturismo te gastás 7.000 dólares en un fin de semana”, dice.

Cecilia Morales, pilota y vicepresidenta de AUVO, detalla que la mayoría de estos deportistas no tienen auto propio, sino que alquilan. Algunos pocos se financian con sponsors, “pero casi todos lo hacen de forma amateur”. “Es como un hobby que se convirtió en pasión, que lo llevan adelante personas que trabajan de otras cosas”.

Cecilia Morales
Cecilia Morales. Foto: Juan Manuel Ramos

Como un atajo para acercarse a las marcas, las distintas instituciones desempolvaron una “olvidada” herramienta y comenzaron a postular a sus deportistas ante la Comisión de Proyectos Deportivos que, a cambio de exoneraciones fiscales, fomenta la inversión privada a través de la figura del patrocinio y el mecenazgo. Este año, la federación de karting presentó 17 proyectos, sobre un total de 70 entre todas las federaciones. “Hay una explosión de demanda de la herramienta”, dice Fabián Álvarez, presidente de la comisión. En total, el automovilismo consiguió 58,5 millones de pesos: “Ya sobrepasó los proyectos relacionados al fútbol”, apunta.

Mujeres en la pista.

Cuando Patricia Pita era niña, los pósters de su cuarto no eran de estrellas del cine ni de la música. Dormía rodeada de fotografías de Gustavo Trelles  —cuatro veces campeón de rally—, de Ari Vatanen y de Colin McRae con su Subaru. Su hogar giraba en torno a la pasión de su padre, el multicampeón de rally Jorge Pita. Era habitual que lo acompañara en el taller mecánico (en Maldonado) mientras preparaba el auto para correr y que, junto a su madre, lo siguieran durante el trayecto de la carrera, haciéndole “la asistencia”.

Pita siempre supo que correr autos era su vocación, sin embargo recién en 2012, a los 24 años, tras estudiar otra carrera, logró hacerlo. Se lanzó al rally sin preparación previa. “Hace 10 años era todo distinto. Yo tuve que pasar por muchas cosas que las chicas hoy no enfrentan. El automovilismo es un deporte enteramente masculino y todo lo que lo rodea está vinculado al hombre. Cuando yo empecé no había mujeres. A mí me decían que me iba a llenar de sponsors, pero por más que me enfoqué en trabajar en mi producto, nunca pude completar un campeonato entero por falta de presupuesto”, dice.

Para correr se necesita dinero y las marcas femeninas no suelen apoyarla “porque ven al rally como un deporte masculino”. Sin presupuesto, no se puede pagar “la butaca” en una competencia, ni preparar bien el auto, que si está enclenque es probable que se rompa en la carrera y ya no pueda terminarla. Esto a Pita le pasó varias veces.

Carolina Cánepa
Carolina Cánepa. Foto: Catalini Valentini

¿Cómo pagó entonces la inscripción de 18.000 dólares al rally de Atacama? “Saqué un préstamo el día anterior a la fecha de inicio”, cuenta. “El automovilismo en Uruguay queda en familia, y para una chiquilina que no proviene del ambiente es más difícil acceder porque no tiene contactos que la ayuden”, plantea. Pero, aún así, cada vez son más las adolescentes que le escriben para preguntarle cómo empezar.

La misma consulta le llega a Carolina Cánepa —hija y hermana de pilotos premiados—, que está camino a convertirse en la primera campeona nacional de rally. Ya lo es en pista. “Para comprometerme a que esto sea serio, y apostar a ganar el campeonato, lo que implica tener una carrera por mes, yo trato a principio de año de tener ya un acuerdo cerrado con las marcas que me acompañan”, revela. Por ahora son dos las firmas que la apoyan.

El domingo pasado culminó la selección del programa FIA Rally Star, que por primera vez buscó jóvenes talentos en Uruguay. Compitieron más de 400 chicos entre los que seleccionaron a cinco que irán a la final continental, en Perú. Entre ellos hay una mujer. Los dos mejores del mundo serán becados para formarse en Europa, la meca del rally, un sueño imposible de costear para los pilotos locales.

De a poco, triunfar tras el volante no parece tan improbable. “Si lo deseás con cada célula de tu cuerpo, encontrás la forma para intentarlo”, dice Pita y se marcha a una nueva reunión empresarial en la que intentará convencerlos de que ella puede hacer historia compitiendo en la carrera más difícil del mundo.

salto a la profesionalización

"Veo una camada de pilotos distinta"

El de Cecilia Morales es uno de los casos atípicos dentro del “mundo tuerca”. Si lo habitual es que los pilotos formen parte de familias relacionadas al automovilismo, ella veía las carreras en el autódromo de El Pinar “desde afuera del alambrado”. A los 25 años se animó y comenzó a competir en karting, actividad que combina con el cargo de vicepresidenta de la Asociación Uruguaya de Volantes. “Veo una camada de pilotos distinta, más profesional y con posibilidad de insertarse internacionalmente más rápido; creo que ese salto lo van a poder dar con mayor facilidad”, pronostica.

De forma natural, estos deportistas han ido profesionalizando su formación, motivando así a que surjan distintos especialistas en automovilismo en psicología, deportología y hasta ingeniería. “Hago terapia deportiva y tengo un entrenamiento físico específico, trabajo además del cuerpo la concentración, haciendo ejercicios para mejorar mis reflejos y la reacción en momentos de estrés”, cuenta Carolina Cánepa.

Tal y cómo lo ve esta corredora de rally, el impulso actual es fruto de “muchos años de esfuerzo por desarrollar el deporte”. Dice: “Ahora estamos viviendo el momento de recoger los resultados”.

Sin embargo, el único piloto que actualmente cobra por correr es Santiago Urrutia. Para el resto el automovilismo es una pasión que convive con otros trabajos y profesiones —Morales y Cánepa son contadoras, por ejemplo— y que muchas veces los lleva a endeudarse. “Perdés muchísimo dinero y pasás muchísimos nervios hasta que se prende el semáforo. Pero entonces empezás a correr y todo desaparece. Agradezco estar ahí”, dice la pilota Carolina Larratea.

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