Camellos, jockeys robot y pasión: el deporte que mueve Qatar

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En Qatar hay un deporte que despierta pasiones. Gente que se reúne los fines de semana, un canal exclusivo que transmite las competencias y festejos efusivos cuando se concreta un triunfo. ¿Fútbol? No, el deporte que agita qataríes son las carreras de camellos.

Son las 05:00 y la ruta hacia Al Shahaniya, un municipio de Qatar a unos 40 kilómetros del centro de Doha, permite viajar con comodidad. La autopista está nueva, como la mayoría de las cosas durante este Mundial, y hay pocos autos. A medida que uno se aleja de la capital lo desértico le empieza a ganar a las construcciones mundialistas y cada tanto emerge una construcción.

La zona de Al Shahaniya se empieza a notar en la cartelería. Primero una señal de tránsito que da una alerta a los conductores: cuidado con los camellos. Luego un gran cartel guía a uno de los destinos más populares del municipio, la pista de carreras de camellos de Al Shahaniya.

Es fácil saber cuando uno está en el lugar de las carreras sin siquiera ver la pista. Por las calles avanzan tropas de camellos siendo “arriados” por una o dos personas que van montadas en uno de estos animales. Son una especie de gauchos juntando ganado pero haciendo avanzar una decena de dromedarios por la arena.

El camello arábigo o dromedario, típico en Qatar, tiene algunas características que lo diferencian del camello en el que una persona occidental puede pensar. La primera es que tiene un pelaje corto. La segunda y principal es que tienen una sola joroba en lugar de dos.

El calor condicionó la fecha de disputa del Mundial de fútbol y también determina los horarios de las carreras. Suelen realizarse entre 06:00 y 09:00 o a la tarde cuando el sol ya no está. El lugar en el que se corren las carreras en Al Shahaniya es una especie de hipódromo pero con cuatro pistas en paralelo. En ellas se desarrollan las distintas carreras ya que dependiendo de la edad es la distancia en la que compiten.

Los camellos están relacionados a la cultura qatarí desde siempre. Desde 1972 se realizan de forma profesional aunque ha tenido cambios. Por ejemplo hace unos 20 años eran conducidos por niños pero eso fue prohibido en pos de los derechos humanos.

Durante las carreras los camellos corren solos. Solos, aunque no tanto, ya que sobre su lomo llevan un jockey robótico y son conducidos por sus entrenadores de forma remota. Al costado de las pistas hay calles asfaltadas y por ellas acompañan a los camellos los entrenadores en camionetas. El jockey robótico tiene un parlante y una fusta. Los entrenadores pueden hablarles (son enseñados para reaccionar de distinta forma ante ciertas palabras) y también pueden hacer que reciban fustazos.

Es sábado a la mañana y no hay competencia. A principios de diciembre y durante diez días se desarrollarán una serie de carreras de bastante importancia en la zona y los camellos están siendo entrenados en la pista. Por la calle aledaña una camioneta blanca frena y el conductor se interesa en conocer a los periodistas. Se llama Ahmad Salman Al mansoori y es dueño de una veintena de camellos de carrera. En ese momento persigue a diez que corren por la pista.

Ahmad cuenta que en una buena carrera puede recibir hasta unos US$ 40.000 de premio, un auto y más. También que muchas veces el Jeque trae sus camellos para competir, aunque en esas carreras no hay mucha competencia.

Ahmad ha ganado varias carreras grandes pero realmente el premio no es lo que lo motiva. Lo que realmente le apasiona es viajar en una camioneta a 50 km/h, dando órdenes por un handy y viendo como su camello levanta arena por la pista en el amanecer de Qatar.