Hernán Sorhuet Gelós
Hernán Sorhuet Gelós

Anticiparnos a lo que se viene

La transformación energética hacia el uso de fuentes renovables y a la autosuficiencia debe ser un objetivo permanente y de primer orden para el país.

En primer lugar, porque necesitamos bajar costos de producción, de transporte, de servicios, de tarifas para ser más competitivos y reducir también el costo de vida.

Y al mismo tiempo conseguiremos avanzar descarbonizando la economía al sustituir el uso de combustibles fósiles por otros que no emiten CO2 a la atmósfera.

El ministro de Industria, Energía y Minería, Omar Paganini, anunció la intención del gobierno de buscar inversores europeos para el desarrollo de la producción nacional de hidrógeno “verde” o renovable.

Se trata de una sustancia que opera como un transportador de energía, que permite moverla de un lado a otro y poder usar el hidrógeno como combustible o como generador de electricidad, allí dónde se necesite. Por lo tanto, no es una fuente primaria de energía, sino que hay que tratarla previamente para almacenarla y utilizarla en forma controlada.

Su uso no es una novedad. Se utilizó como combustible y generador de electricidad durante el primer viaje a la Luna del Apolo 11.

En la recientemente finalizada COP 26 de Cambio Climático en Glasgow, el hidrógeno tuvo un marcado protagonismo como uno de los horizontes más prometedores.

Ante el compromiso generalizado de los países de reducir sus emisiones de carbono -estableciendo fechas de reducción de emisiones de carbono muy próximas como 2030 y 2050-, el hidrógeno verde emerge como uno de los principales candidatos para reemplazar a los hidrocarburos como combustibles predominantes para la industria y el transporte; sumándose a todo lo que se ha avanzado en materia de uso de la energía solar y eólica. Porque su principal atractivo es que en su proceso de producción y uso no emite CO2, sino vapor de agua.

La denominación “verde” proviene de que para su producción se utilizan exclusivamente energías renovables (eólica, solar, hidráulica).

El hidrógeno se obtiene a partir del agua mediante el proceso de hidrólisis. Por lo tanto, para su producción se necesita contar con dos elementos fundamentales: abundante agua y disponer de energías renovables. Nuestro país cuenta con ambos elementos. Por esa razón, la iniciativa del gobierno de buscar inversionistas en el Viejo Continente -aprovechando que este tema está en plena efervescencia- parece una idea oportuna y pertinente.

La idea es poder establecer y consolidar un proyecto exportador de hidrógeno verde, no tanto para consumo interno. De lograrse hay que decir que tiene el beneficio adicional de tratarse de proyectos de largo plazo y no de inversiones “golondrinas”.

Nuestro país pretende hacer valer su estabilidad jurídica e institucional para atraer inversiones.

Pero también deberá definir los incentivos que hagan más atractiva la inversión, tomando en cuenta que ya hay muchos interesados en la región de conseguir lo mismo.

Necesitamos trabajar en lo que se viene preparándonos para no perder el tren que se acerca inexorable y velozmente.

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