MILES DE MIGRANTES A LA DERIVA

Entre realojados y deportados, vaciaron un campamento en la frontera de EE.UU. - México

Esta afluencia masiva de migrantes y el trato sufrido por algunos provocó duros cuestionamientos a la administración de Joe Biden.

Un hombre carga a un niño sobre sus hombros mientras los migrantes haitianos cruzan el río Bravo. Foto: AFP
Un hombre carga a un niño sobre sus hombros mientras los migrantes haitianos cruzan el río Bravo. Foto: AFP

Ropa y mantas empacadas y cada vez menos gente. El campamento de haitianos en la localidad mexicana de Ciudad Acuña se fue vaciando ayer viernes a medida que se agotan las opciones de que los migrantes puedan cruzar de México a Estados Unidos.

Al otro lado del río Bravo, en Texas, también han salido todos los migrantes que acampaban bajo un puente, que hace menos de una semana llegaron a ser 15.000.

Varios hechos fueron decisivos: un operativo policial al amanecer del jueves, las más de 1.000 deportaciones desde Estados Unidos y el anuncio del Instituto Nacional de Migración (INM) de que aquellos que quieran culminar su trámite de refugio deberán regresar Tapachula, en el extremo sur de México, colapsada por decenas de miles de migrantes haitianos y centroamericanos.

Todos los migrantes, mayoritariamente haitianos, que acampaban debajo de un puente internacional en Texas abandonaron el lugar, luego de una avalancha de críticas al gobierno de Estados Unidos por esta nueva crisis migratoria en la frontera con México.

“Ya no hay migrantes en el campamento debajo del puente internacional Del Rio”, dijo ayer viernes el secretario de Seguridad Interior, Alejandro Mayorkas, a periodistas en la Casa Blanca.

Señaló que hace menos de una semana había aproximadamente 15.000 indocumentados en Del Rio, Texas, la gran mayoría ciudadanos de Haití.

Mayorkas dijo que unos 8.000 regresaron voluntariamente a México, más de 5.000 fueron trasladados a centros estadounidenses de procesamiento de migrantes a lo largo de la frontera, y aproximadamente 2.000 fueron deportados a Haití en 17 vuelos.

Según cifras oficiales, desde el 9 de septiembre los guardias fronterizos interceptaron a cerca de 30.000 personas sin papeles en la pequeña localidad de Del Río, donde vivían en condiciones insalubres y soportando altas temperaturas luego de cruzar el Río Bravo desde la mexicana de Ciudad Acuña.

Migrantes salen de una camioneta de la Patrulla Fronteriza en Del Rio, Texas. Foto: AFP
Migrantes salen de una camioneta de la Patrulla Fronteriza en Del Rio, Texas. Foto: AFP

Esta afluencia masiva de migrantes y el trato sufrido por algunos, a quienes guardias montados hicieron retroceder violentamente mientras cruzaban el río a pie, provocó duros cuestionamientos a la administración de Joe Biden.

Mayorkas reconoció el “horror” que muchos, incluido Biden, habían sentido al ver esas imágenes, pero enfatizó que se abrió una investigación y se suspendió temporalmente el patrullaje fronterizo a caballo.

Consultado ayer si asumía la responsabilidad por el “caos” en la frontera, Biden respondió: “Por supuesto que asumo la responsabilidad. Soy el presidente. Fue horrible (...) ver a la gente tratada de esa manera”.

“Es una vergüenza”, dijo Biden. “Es más que vergonzoso. Es peligroso. Está mal. Envía el mensaje equivocado a todo el mundo, el mensaje equivocado en casa”. “Esto no es lo que somos”, afirmó.

Pero una parte del Partido Demócrata deplora la expulsión de los haitianos cuando el país caribeño está sumido en una crisis política, de seguridad y humanitaria.

Mayorkas dijo sin embargo que estas expulsiones, realizadas en el marco de la lucha contra la pandemia de coronavirus, “están dictadas por imperativos de salud pública”.

De su lado, el Partido Republicano acusa al gobierno de Biden de provocar una crisis migratoria en la frontera, y de no apoyar a la policía. “En lugar de responder a la crisis fronteriza que creó y alentó activamente, el presidente Biden se une ciegamente a la izquierda radical para hacer juicios apresurados y atacar a las mujeres y hombres que tienen la tarea de proteger nuestras fronteras”, dijo el líder republicano Kevin McCarthy en la Cámara Baja del Congreso.

La tensión en torno a estos temas se elevó aún más con la renuncia el jueves del enviado estadounidense a Haití, Daniel Foote, quien denunció las expulsiones “inhumanas”.

Haití, el país más pobre de las Américas, está asolado por la inestabilidad política y económica desde hace años, pero la situación se agravó tras un reciente terremoto y el asesinato del presidente del país, Jovenel Moise, el pasado 7 de julio.

La crisis migratoria también es un dolor de cabeza para México. El presidente Andrés Manuel López Obrador dijo ayer viernes que su país no puede convertirse en un “campamento de migrantes”, por lo que instó a Estados Unidos a invertir en los países donde se origina la migración ilegal. “No queremos que México sea un campamento de migrantes, queremos que se atienda el problema de fondo”, señaló en su habitual conferencia matutina.

México enfrenta desde hace varios años oleadas migratorias de centroamericanos y ahora de haitianos, que huyen de la pobreza y la violencia en sus países.

Además del campamento en Ciudad Acuña en la frontera con Estados Unidos, miles migrantes están varados en Tapachula, en el sur mexicano en la fronteriza con Guatemala

Al menos 19.000 haitianos también intentan cruzar la frontera entre Colombia y Panamá para continuar su viaje hacia Estados Unidos.

López Obrador evocó su propuesta al presidente Biden, de atacar las raíces de la migración de indocumentados con inversión social. Y recordó esta semana que Estados Unidos se comprometió a invertir 4.000 millones de dólares, pero hasta ahora no ha llegado “nada”. 

Largo viaje

Muchos de los haitianos que estaban en la frontera entre México y Estados Unidos llegaron desde Brasil o Chile tras cruzar una decena de países. “He pasado mucha calamidad para venir aquí, yo tengo una prima que se murió en el camino en Panamá porque caminó mucho, ella sufría de la presión y se murió”, cuenta Yvrose Nemorin, una mujer de 42 años. Varios haitianos entrevistados por la agencia AFP estiman haber gastado alrededor de 1.000 dólares para trasladarse desde el sur de México hasta la frontera con Estados Unidos.

Severidad con la guarida montada

El presidente Joe Biden prometió ayer viernes que habrá “consecuencias” para los guardias fotografiados haciendo retroceder a migrantes haitianos a caballo, algo que consideró “escandaloso” en medio de fuertes críticas por su gestión de la frontera. “Es escandaloso”, dijo en la Casa Blanca, tras mantener silencio en público sobre el tema durante varios días. “Les prometo que esta gente pagará, habrá una investigación, habrá consecuencias”, aseguró, al responder a preguntas de la prensa después de un discurso dedicado a la vacunación contra el covid.

En una instantánea tomada el domingo por un fotógrafo de AFP, un guardia fronterizo a caballo agarra a un hombre por su camiseta en el lado estadounidense del Río Grande, la frontera natural entre Estados Unidos y México, cerca de la localidad de Del Río, Texas. En otra fotografía, un guardia montado mantiene a raya a un grupo con largas riendas de cuero, en una postura amenazante.

Estas imágenes causaron revuelo. Algunos vieron a los migrantes asimilados a ganado, otros recordaron el maltrato sufrido por los afroestadounidenses a manos de la policía montada, guardias de prisiones o propietarios de esclavos.

La policía chilena desaloja a migrantes

Un amplio operativo del cuerpo policial de Carabineros de Chile desalojó ayer viernes un campamento de alrededor de un centenar de migrantes en la Plaza Brasil de la norteña ciudad de Iquique, donde permanecían asentados desde hacía meses. Durante el desalojo se produjeron algunos enfrentamientos entre los migrantes y los agentes policiales, pero también entre los acampantes y los vecinos de la ciudad.

“Tenemos niños y pedimos a las autoridades que se pueda habilitar un espacio durante un tiempo preciso para que podamos salir adelante”, dijo una de las migrantes que acampaba en la plaza, la venezolana María Teresa Martínez. “Quiero que se pongan un poco la manita en el corazón porque muchos de nosotros estamos preparados, venimos a aportar”, agregó.

Alrededor de 3.000 migrantes se encuentran varados en distintos puntos de la ciudad de Iquique, habitando en espacios improvisados esperando para seguir hacia Santiago.

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