MONTEVIDEO

“Vivir en la calle es un infierno”: el relato de personas que están en la intemperie

Aunque sufren el frío y la falta de recursos, muchos se niegan a ir a los refugios.

Personas en situación de calle. Foto: Archivo El País.
Personas en situación de calle. Foto: Archivo El País.

La fría noche del jueves mostraba a pocos transeúntes circulando por 18 de Julio; los rezagados que esperaban el ómnibus y los que dejaron las compras de la cena para el último minuto. Además de ellos, varias personas en situación de calle se preparaban para pernoctar bajo el pórtico de un edificio o local comercial.

Así lo hace Gonzalo (32) desde hace siete meses, luego de que volvió de Bahía donde trabajó como cocinero. Hoy pasa las noches en la puerta de un viejo local sin alquilar en Zelmar Michelini casi 18. “El frío no es tan complicado, lo complicado es la gente que no te da la herramienta para salir adelante”, apuntó. En base a su experiencia, resumió que “vivir en la calle es un infierno”.

Dormir en los refugios es una opción, admitió, pero la desestima porque “no es muy agradable”. “He ido y es peor porque te encontrás con la gente que está rastrillando acá en la vuelta, los corrés y los tenés ahí adentro”, argumentó.

Mientras se explicaba, una mujer con un bolso a cuestas se acercó para pedirle un cigarro. “No tengo, tía, ni para mí. Disculpá”, se excusó el hombre. Ella le respondió con un insulto. “¿Viste? Por cosas así no voy a refugios”, insistió.

Gonzalo tiene experiencia como cocinero, pero se define como “multiuso” y está dispuesto a trabajar en lo que salga. “Yo no ando delinquiendo, los vecinos me regalan cosas que son inútiles para ellos y las trato de vender acá”, comentó.

Personas en situación de calle en Montevideo. Foto: Francisco Flores.
Personas en situación de calle en Montevideo. Foto: Francisco Flores.

“Estos fríos son lo peor”, aseguró Walter (51), quien duerme desde hace dos años en las escalinatas de la sucursal 19 de Junio del Banco República, ubicada en 18 de Julio y Minas.

Casi al lado, otro hombre acotó: “Hacemos la moneda para el alcohol”. “No tenemos antecedentes, no nos drogamos, ni nada”, aclaró Walter.

Ambos trabajan durante el día como cuidacoches en frente a la sede de Conaprole, que queda a unas cuadras de ahí. “No quiero estar tirado en la calle, pero hay un tema de cupos”, afirmó Walter sobre los refugios. “Ayer vino un ‘suba-suba’ (sic) de la Policía”, en referencia al transporte con el que los trasladan a los refugios.

“Nos llevaron a un refugio en Ciudad Vieja. Éramos como 15 durmiendo acá, el ómnibus estaba lleno. Nos dieron la comida y nos bañamos”, recordó.

En la esquina de 18 y Yí, Heber (50) intercala vistazos hacia la avenida con otros dirigidos a la olla donde está hirviendo un guiso. “La cocinada me la hago cuidando coches; yo no tomo alcohol ni me drogo. Hago eso porque no voy a salir a delinquir”, afirmó.

Contó que es de San Gregorio de Polanco (Tacuarembó) y que hace siete meses que se encuentra en situación de calle. Lo “desvincularon” de su último empleo -fue pintor, vendedor ambulante y trabajó en una curtiembre- porque fue a visitar a su hija al interior y se pasó “un par de horitas de falta”. Dijo que no ha conseguido lugar en los refugios; por eso se instaló en la puerta de un local frente a Jefatura. Mientras, los vecinos le acercan “un plato de comida, una moneda, una frazada”. “Me dicen que no soy para estar acá”, destacó.

En su opinión, en los refugios debería ser obligatorio bañarse por cuidado sanitario y de higiene. “No me tengo que fumar tu mugre”, remarcó. Heber pasó “muy mal” la noche del ciclón extratropical. “Me tuve que poner bolsas de nylon por encima porque no aguantaba. Hasta una de residuos me puse. Esto es muy bravo. Pero hay gente que está peor que yo”, reflexionó el hombre, quien se despidió con un “vamo’ arriba campeón”.

Se amplían cupos en refugios

El objetivo del Ministerio de Desarrollo Social (Mides) es repetir el resultado alcanzado el año pasado con el Plan Invierno: “Lograr que todas las personas que golpearon la puerta de un refugio tengan algún tipo de respuesta”, dijo el director del Programa Calles, Gabriel Cunha. Con esa premisa, el Mides ha desplegado varias acciones. Este año, por ejemplo, la cartera ampliará a 4.215 las plazas en sus refugios, casi el doble de las 2.200 que tenía en 2020. En ese marco, se ha reducido el aforo para “mejorar la convivencia”, se han generado más centros de 24 horas, se crearon otros para el tratamiento de adicciones y se implementan planes piloto para abordar problemáticas de salud mental. También se lanzó el programa de viviendas con apoyo para 300 personas, entre otras medidas.

Todo ello forma parte de un enfoque que apunta a “diversificar la respuesta” a un problema “multidimensional”, indicó Cunha. En ese plano, destacó el trabajo entre el Mides y otras instituciones públicas, el sector privado y la sociedad civil. Cunha remarcó que el Plan Invierno 2022, al igual que el año pasado, alcanza a todo el país.

Población en la calle creció 16%

La población en situación de calle creció un 16% entre 2020 y 2021, dijo Gabriel Cunha, director del Programa Calles del Mides. Explicó que hoy hay una mayor diversidad en la respuesta a estas personas y más aceptación a esas soluciones. Así, la población a la intemperie creció 4% mientras que la atendida en centros del Mides subió 20%.

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