CON LOS HIJOS

Mamá estimula: seis tácticas para fomentar hábitos de estudio en los más pequeños

La socióloga Claudia Guimaré administra un espacio donde comparte con más de 330.000 reflexiones e ideas de crianza, hoy enseña seis técnicas para crear hábitos de estudio

Niño escribiendo
Foto: Getty Images

Los adultos solemos relacionar las rutinas a tareas no siempre agradables, en las que necesitamos esforzarnos o auto exigirnos disciplina para poder cumplirlas. Pero para los niños las rutinas que son habituales y constantes, reportan seguridad y predictibilidad, lo cual les inspira confianza y les hace más fácil el día a día, siempre y cuando claro, se desarrollen en armonía con la vida diaria en el hogar y no presenten una rigidez tan absoluta que generen un total rechazo.

Lo bueno de desarrollar rutinas saludables en los chicos desde que son bien pequeñitos es que las incorporarán de manera natural y les será mucho más fácil a futuro, agregar otras más complejas o menos gratificantes.

La clave está en el equilibrio entre aquello que debe hacerse y cuándo es el mejor momento para hacerlo. Por ejemplo, si bañarse a diario está fuera de discusión, sí podemos quizá intentar identificar el momento en que al niño le resulta más ameno hacerlo y no necesariamente el que a nosotros los padres nos resulte más cómodo, ya que lo importante es que el niño asocie ese momento a algo placentero y divertido y no sólo a una obligación que deben hacer cuando menos les gusta.

Muchos padres creen que las rutinas comienzan a ser necesarias cuando los chicos ya son un poquito más grandes y “entienden” por qué hay que hacer las cosas, pero esto no necesariamente es cierto. El mejor momento es desde bien pequeñitos, cuando intentamos regularles las cuestiones más básicas como el alimento, el baño o el sueño, y de esa forma, llegarán a otras, como el estudio o el ocio, mucho más cómodamente.

La aparición de los deberes suele ser un momento clave donde surge una necesidad más clara y contundente para ordenar la dinámica en casa después de la escuela y una oportunidad espectacular para fomentar hábitos de estudio pero también la autonomía, la responsabilidad e incluso la concentración en los más pequeños, cuestiones que les serán vitales cuando avanzada la primaria necesiten enfrentar los nuevos desafíos del estudio o el trabajo en equipo y donde surjan plazos de entrega y responsabilidades individuales pero también compartidas.

¿Cómo podemos ayudar a nuestros hijos a atravesar esa etapa de la mejor manera?

Establecé una regla

Lo primero, es ordenarnos nosotros mismos. Para muchos la agenda del día puede que siempre haya sido ordenada, pero si no ha sido así, nada mejor que convertirse en padre para entender que el desorden y la imprevisibilidad son nuestros peores enemigos si queremos evitar rezongos constantes, cansancio y falta de sueño. Planificar las rutinas y dejar lugar a ciertas flexibilidades o negociaciones, buscando el mejor momento para grandes y chicos para hacerlas, es el puntapié inicial. Establecé una agenda tentativa que te permita planificar las distintas actividades diarias y así puedas prepararte para cada una de ellas con antelación, o también, detectar rápidamente cuando habrá necesidad de hacer un cambio de planes y que esto no te pesque por sorpresa.

Marcá horarios

No es necesario transformarse en un talibán con cronómetro, pero tener horarios más o menos fijos, ayuda y mucho. O al menos establecer un cierto orden en que las cosas sucedan y así de la misma manera que aprendemos a comer el postre después de la cena, se aprende a lavarse los dientes antes de irse a dormir, y luego, más adelante, podrás ir incorporando otras cosas como el momento del baño, de jugar, de ordenar los chiches o de leer un cuento.

Hacé acuerdos

Establecer acuerdos con hijos es una excelente forma para evitar bajar “verticalazos” que sólo logran poner de punta al niño contra la idea que sea y nos habilitan también a marcar consecuencias si los mismos no se cumplen. Por ejemplo, mi madre era de la idea de que primero estaban las obligaciones y después el divertimento, y por ende en casa, se hacían los deberes al llegar de la escuela y recién luego, se podía mirar tele. En mi casa en cambio, mi hija llega realmente cansada del cole por lo que acordamos que tenga un rato de dibujitos primero, tomando la merienda, y luego revisamos juntas los cuadernos, antes del baño y la cena. Si un día no hay baño, o se mira más tele de la cuenta, o se nos atrasa un poco la cena, no es la muerte, , pero por lo general el orden de los factores es ese, aunque no se repitan taxativamente el 100% de las veces.

Disponé de un espacio propio

En relación a los hábitos de estudio específicamente, algo que ayuda mucho a los niños es que dispongan, en la medida de lo posible, de un espacio concreto en la casa para ello y a cuidar que el mismo esté ordenado y limpio, en el que los chicos tengan los materiales que necesitan habitualmente a mano y en el que se sientan a gusto, algo para lo que decorarlo junto con ellos, contribuye también a la apropiación que hagan del lugar.

Establecé plazos cortos

Debemos recordar también que los tiempos de concentración de los niños son muy cortos y aumentan paulatinamente a medida que crecen por lo que tener paciencia y no exigir largos ratos de concentración en las tareas, es lo más recomendable. Podemos iniciar con tan sólo 10 minutos diarios por ejemplo, para luego incrementarlos poco a poco. Pero sobre todo, es importante que ellos mismos puedan sentirse libres de dar por finalizado el momento de estudio cuando se sientan cansados o cuando consideren que han terminado sus quehaceres, de forma de no agobiarlos y de paso, que se vayan acostumbrando a ser responsables de administrar sus tiempos.

Apoyo y acompañamiento

Empezar a hacer deberes puede resultar estresante para los niños porque comienzan a sentirse expuestos al ser puestos a prueba. Por eso es importante que los acompañes al principio y sepan que cuentan con alguien que les ayuda a organizarse, a entender las consignas, a corregirles en el proceso, pero teniendo claro que necesitamos soltarlos luego si queremos que incorporen el hábito y ganen confianza y autonomía más adelante. Concéntrate al inicio en ayudarlo sólo a entender las consignas, sin definirles la estrategia de aproximación a la resolución del problema, ya que el ensayo y el error son importantes para el desarrollo del pensamiento estratégico. Y ofrece ayuda en el proceso en la medida en que ellos lo pidan. Evitá mirar sobre su hombro y corregir en tiempo real cada cosa que no acierten para no cohibirlos y volverlos temerosos y dependientes. Y por sobre todo, no condenes los errores y premiá el esfuerzo ya que el “end game” de todo esto, es que ellos incorporen el hábito de querer entender realmente y no simplemente cumplir con los pedidos, que se animen a probar una y mil veces y que sobre todo, no pierdan jamás la seguridad en sí mismos.

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claudia guimaré
Claudia Guimaré
La socióloga uruguaya y especialista en marketing y comunicación es la fundadora de Mamá estimula. En el grupo —de más de 330.000 personas— que administra desde Argentina, comparte materiales educativos y soluciones para padres.

Conocé cómo Mamá Estimula puede auxiliarte en la crianza de tus hijos.

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