Por Alicia Fernández

Guardia pediátrica: El mal aliento en niños y adolescentes

Alicia Fernández explica que el mal olor se debe a bacterias que están habitualmente en el dorso de la lengua y surcos que hay en las encías donde se producen compuestos sulfurados.

Niño durmiendo

Hace pocos dias una mamá preocupada me consultó por el aliento desagradable de su hija de 7 años, pese al correcto cepillado de dientes y el buen estado de los mismos. Eso determinó decidiera dedicar esta nueva columna a la “halitosis", nombre que lleva ese olor desagradable de intensidad variable, procedente de la boca, nariz o algún otro sector de las vías respiratorias.

No es un motivo de consulta habitual con el pediatra, pero debemos conocerlo y saber cómo actuar cuando se presenta porque además la información que hay sobre el tema es bastante escasa.

En una boca sana, hay factores que nos protegen del mal aliento: saliva en cantidad y calidad adecuada, mucosas sanas y algunas bacterias que viven en ella.

El mal olor se debe a otras bacterias que están habitualmente en el dorso de la lengua y surcos que hay en las encías donde se producen compuestos sulfurados.

Hay algunas condiciones que inhiben y otras que favorece la producción de los mismos. Dentro de las primeras encontramos los alimentos que favorecen la fermentación y disminuyen el pH como es el caso de los hidratos de Carbono (esto no implica que recomendemos chicles, caramelos o dulces para evitar el mal aliento). Lo contrario sucede en las dietas ricas en proteínas.

Pero también, como todos sabemos, hay alimentos que la favorecen como cebolla y ajo, incluso medicamentos (menos frecuente en la edad pediátrica excepto los antihistamínicos que se utilizan para el tratamiento de la alergia que favorecen la halitosis y algunas medicaciones utilizadas en algunos trastornos del comportamiento como antipsicóticos y ansiolíticos), o no realizarse una correcta higiene luego de administrarse un fármaco de uso habitual en los niños y adolescentes con asma persistente como la fluticasona, además de fumar activa o pasivamente.

En el caso de los niños, el principal origen del mal aliento son las bacterias que están en el dorso de la lengua y que habitualmente olvidan higienizarse en el mismo momento en que se cepillan los dientes.

En la etapa de la vida que nos ocupa, además de la mala higiene hay diferentes patologías dentales, bucales y nasales que son determinantes de mal aliento como caries, inflamación de encías, amígdalas o vegetaciones, situación esta última que favorece que haya corrimiento de moco por la pared posterior de la faringe, generando halitosis.

No debemos olvidar los cuerpos extraños intranasales que pueden causarla y siempre hay alguna historia que los pediatras recordamos cuando nos consultan por este tema, sobre todo porque el olor es realmente desagradable en estos casos, “olor a podrido" y el incidente ha pasado desapercibido para el adulto responsable del cuidado de ese pequeñito.

Finalmente, aunque poco frecuente puede ser un signo de parasitosis. En la literatura a la que accedimos algunos autores refieren que descartadas otras causas, debemos pensar en ellas e incluso tratarlas empíricamente valorando el resultado posterior al mismo.

Es importante que estemos atentos porque el mal aliento en niños y adolescentes puede ser causa de bullying con lo que esto significa, sobre todo para un problema que tiene tratamiento.

Los primero es el diagnóstico, intentar llegar a la causa determinante, la valoración del pediatra o del médico de familia que hace el seguimiento de ese paciente es el primer paso y de acuerdo a la historia clínica y los hallazgos hará el tratamiento o las derivaciones correspondientes (odontólogo, otorrinolaringólogo).

Hay algunos factores que favorecen la halitosis y que en el interrogatorio el pediatra debe preguntar: la respiración bucal en los adenoideos (vegetaciones), la menor producción de saliva , el ayuno y la falta de ingesta de líquidos.

Pero lo que si debemos hacer es recalcar la importancia de la higiene bucal, que implica el cepillado de los dientes por supuesto, pero también y fundamentalmente en este grupo, la higiene de la lengua.

En el caso de los niños pequeños, la utilización de hilo dental no tiene indicación o está limitado por la edad, en los mayores y los adolescentes está recomendado como una medida más de higiene bucal.

Lo mismo sucede con los diferentes enjuagues, no alcohólicos, que en los niños pequeños solo pueden ser utilizados por el cuidador, poniendo un poco en una gasa sin embeberlo y con cuidado limpiar la superficie de la lengua, luego del cepillado dental, fundamentalmente en la noche.

Esperando que estos consejos puedan serles de utilidad, nos despedimos hasta la próxima.

CONOCÉ A NUESTRA COLUMNISTA
alicia fernández, pediatra,
Alicia Fernández
Médica pediátra
Coordinadora Área Programática de la Niñez
Dirección General de Salud

Podés seguir a nuestra pediatra de cabecera en Twitter como @AliFernandezUY

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