Por Alicia Fernández

Guardia pediátrica: alergias, segunda parte 

Las enfermedades vinculadas a la vía aérea superior que se repiten una y otra vez, pueden ser de mecanismo alérgico. Conocé más en esta columna de Alicia Fernández

niño llorando
Foto: Pixabay

Muchos padres y algunos médicos consideramos que las enfermedades vinculadas a la vía aérea superior (ojos, nariz, garganta y oídos) que se repiten una y otra vez, pueden ser de mecanismo alérgico. Sin bien es cierto que en muchos casos esto es así, no podemos afirmarlo en todos ellos.

Si funciona normalmente, nuestro sistema inmune o de defensa identifica una sustancia extraña que entra en contacto con nuestro cuerpo a través de la piel, la vía respiratoria, el tubo digestivo e intenta neutralizarla, frenarla, para que no cause daño. Así nos defendemos de las bacterias y los virus por ejemplo.

En el caso de la alergia se produce una respuesta similar pero en exceso, causando daño que se manifiesta con los síntomas que caracterizan a la misma y que variarán de acuerdo al órgano que produzca la respuesta.

Uno de los síntomas más frecuente que motiva la consulta sobre todo en lactantes, niños de primera infancia y escolares, en los meses fríos es la rinorrea (mocos) muchas veces acompañada de tos, dolor de garganta (en los que pueden referirlo) y fiebre en alguna oportunidad. La causa determinante en la mayoría es viral, Rinovirus, Virus Respiratorio Sincicial, Influenza, Parainfluenza y otros a los que el niño se va enfrentando a lo largo de esta etapa de la vida. Por esta razón cuando nosotros éramos chicos nos llamaban “mocosos”.

Los virus pueden causar fiebre y no se trata con antibióticos, estos están indicados cuando planteamos bacterias. No vemos anginas que justifiquen el uso de estos en los menores de 1 año.

Hay procesos alérgicos, habitualmente estacionales, más frecuentes en la primavera que llamamos rinoconjuntivitis, con rinorrea (mocos), estornudos, obstrucción nasal e irritación conjuntival.

Ante la persistencia de obstrucción nasal y rinorrea, los padres plantean la posibilidad de alergia al polvo o ácaros como ellos fueron catalogados alguna vez, la que aparece alrededor de los 3 o 4 años.

En realidad debemos tener en cuenta que cada edad tiene enfermedades que le son propias y causas más frecuentes.

La otitis (inflamación del oído) es muy frecuente en la niñez vinculada a múltiples factores como la posición de la trompa de Eustaquio que puede obstruirse si la nariz está tapada y causar otalgia o dolor de oído. Hay infecciones virales y también bacterianas determinantes de las mismas y el otorrino o el pediatra adiestrado puede con el otoscopio hacer el diagnóstico. Debemos tener en cuenta las adenoides o vegetaciones tan frecuentes que favorecen la obstrucción nasal, la respiración bucal, la otalgia e incluso la sordera transitoria cuando hay líquido en el oído medio. El mecanismo alérgico está vinculado a estos casos y el tratamiento incluye justamente fármacos que ayudan a disminuir la inflamación buscando la mejoría.

La laringitis, también muy frecuente en la infancia y sobre todo en otoño e invierno generalmente tiene en su base una etiología viral y se acompaña de rinorrea (mocos). Sin embargo es cierto que algunos niños tienen una predisposición mayor a sufrir estos episodios, fuera de los meses fríos y ahí planteamos la alergia de base.

Hay fundamentalmente dos enfermedades en las que esto no se discute el mecanismo alérgico: la rinoconjuntivitis estacional y la rinitis crónica.

La primera tiene una presentación clínica tan característica que prácticamente permite el diagnóstico sólo con la historia clínica. Suele comenzar alrededor de los 6 años y es excepcional que lo haga antes de los 3-4 años, en primavera, coincidiendo con la polinización. Los síntomas principales son rinorrea, obstrucción nasal, estornudos y picazón en la garganta, y suelen acompañarse de síntomas conjuntivales, como lagrimeo, picazón ocular. Es característica la ausencia de otros síntomas y signos propios de las infecciones, como fiebre. Puede acompañarse de síntomas de las vías respiratorias bajas, como tos e incluso obstrucción bronquial. El diagnóstico se plantea por la clínica y el tratamiento debe iniciarse para que mejoren los síntomas.

La rinitis crónica, tiene síntomas similares pero la obstrucción nasal es la que predomina sobre el resto de los síntomas. 

Evitar el producto que causa alergia es el tratamiento ideal de las enfermedades alérgicas, pero no siempre es posible. 

En el ambiente en que están los niños hay que recordar los peluches, alfombras, libros, pueden juntar polvo, ácaros y ser factores determinantes de cuadros respiratorios de causa alérgica y la misma consideración para las mascotas, que viven e incluso duermen con los niños. Si el pelo del animal es el problema solo se soluciona haciéndole comprender, lo que no es fácil de hacer, que no le hace bien estar todo el tiempo con ese animalito.

Los hongos se favorecen en ambientes con humedad y los niños con sensibilización a ellos no deben ser expuestos a humidificadores en el ambiente e incluso cuidar cuando se limpian las paredes que los contienen.

Tal cual referimos en la columna anterior pretendemos dar recomendaciones generales y no hablar de fármacos, de todos modos muchos de sus hijos, sobrinos y nietos para quienes los tengan habrán utilizado por recomendación del pediatra los llamados antihistamínicos de uso oral que se administran una sola vez al día y que ayudan en la mejoría rápida de los síntomas, lo mismo para los corticoides de uso nasal que ayudan a disminuir la obstrucción a ese nivel.

Siempre antes de iniciar un tratamiento y sobre todo por primera vez hay que consultar para saber que estamos haciendo lo correcto.

CONOCÉ A NUESTRA COLUMNISTA
alicia fernández, pediatra,
Alicia Fernández
Médica pediátra
Coordinadora Área Programática de la Niñez
Dirección General de Salud

Podés seguir a nuestra pediatra de cabecera en Twitter como @AliFernandezUY

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