Afganistán

Clarissa Ward, la corresponsal de CNN en Afganistán que no le teme a los talibanes

La periodista de la cadena estadounidense y su equipo fueron increpados por un soldado talibán en plena cobertura

periodistas en Kabul con hiyab
Foto: Capturas de Twitter

Como si los disparos que se escuchan de fondo no la afectaran, Clarissa Ward hace preguntas pausada, tranquila, desde el medio del conflicto en  Afganistán.

Cubierta de pies a cabeza, solo con el rostro al descubierto, el velo islámico color negro la mimetiza con la realidad de muchas mujeres afganas. Pero en su caso, tiene un micrófono abrochado a su ropa que la conecta con el resto del mundo.

“Cúbrase la cara”, le responde el talibán, quien transformó un candado de bicicleta partido al medio en un arma de amenaza y represión.

A sus espaldas puede verse una capital sumergida en el caos: caravanas de autos apenas logran avanzar, interrumpidas por una multitud que escapa a las corridas de hombres armados con barrotes y palos, que no escatiman en golpes a quienes se crucen en su camino.

Minutos después, el insurgente intenta dar respuesta a la crisis que atormenta a la población del país que, tras una ofensiva relámpago, quedó bajo el terror de los talibanes: “La causa de este caos es Estados Unidos en Afganistán. Mire a esta gente. Estados Unidos está actuando injustamente con ellos”, indica, mirando fijamente -como acusando- a uno de los hombres que forma parte del equipo de CNN.

Pero la reportera y corresponsal internacional en jefe del medio estadounidense queda a un lado. “No quiere hablar con vos”, le informa uno de sus compañeros. Probablemente sea porque es mujer.

¿Quién es?

Clarissa Ward es una de las periodistas cuya valentía y experiencia la condujeron a Kabul para hacer visible los primeros días de la reconstrucción del Emirato Islámico por parte de los talibanes. Como muchas otras en el terreno, ni el miedo, ni su profesión, ni el hecho de ser mujer le impidieron hacer frente a la violencia del gobierno de los talibanes.

“Impresionada por estas mujeres”, publicó en su cuenta de Twitter junto a un posteo de periodistas afganas que continuaron la cobertura desde el país.

Tampoco se acobardó al ser, junto a su equipo, una de las primeras periodistas del extranjero en ingresar a Myanmar cuando un golpe militar derrocó al gobierno de Aung San Suu Kyi en febrero. Mucho menos al cubrir el avance de la variante delta en una India en pedazos por una segunda ola mortal de coronavirus.

Desde Siria, Irak y Yemen hasta Ucrania, Georgia e Irán, Ward, inglesa de 41 años, informó en primera línea en los principales frentes que estallaron en el mundo en los últimos 15 años. Muchas de estas historias están plasmadas en su libro “En todos los frentes: la educación de un periodista” (On all fronts, the education of a journalist), publicado el año pasado.

Graduada de la Universidad de Yale con honores y doctora en letras por Middlebury College en Vermont, su distinción se refleja en sus premios: ha ganado siete Emmy, dos premios George Foster Peabody, un premio Alfred I. duPont de la Universidad de Columbia, otros dos Edward R. Murrow, un David Kaplan y el premio a la excelencia del Centro Internacional para Periodistas.

A fines de 2020, Ward investigó el envenenamiento del líder de la oposición rusa Alexei Navalny, quien se encuentra cumpliendo una condena de dos años y medio de cárcel por supuesta violación a la libertad condicional. La periodista descubrió que los servicios de seguridad rusos siguieron en más de 30 viajes al político en el transcurso de tres años.

En Afganistán

Las imágenes del equipo de CNN se cosecha elogios en las redes sociales en especial luego de que un soldado talibán los haya confrontado durante una cobertura en las inmediaciones al aeropuerto de Kabul, donde miles de afganos intentaron escapar del país el lunes.

“El combatiente sacó el seguro de su AK-47 y comenzó a empujar entre la multitud”, advirtió Ward. “De repente, dos talibanes cargaron contra nosotros”.

En el video se observa cómo uno de los hombres intenta golpear con la culata del rifle al productor del programa, Brent Swales.

“Puedes ver que algunos de estos luchadores talibanes están simplemente subidos de adrenalina o no sé qué. Es una situación muy complicada”, señaló la corresponsal.

En plena filmación, al menos una decena de afganos desesperados se acercaron a Ward y su equipo solicitando ayuda para huir del territorio hacia Estados Unidos. Entre documentos y permisos, las personas buscaban en los reporteros estadounidenses una puerta de salida.

“Somos un equipo de noticias. Somos claramente occidentales. Y aún así, estuvimos expuestos a cualquier tipo de locuras. Si sos un afgano común tratando de pasar por sobre esos guardias talibanes para entrar al aeropuerto... quiero decir... no veo cómo es posible que lo logren”, lamentó Ward.

Además, el pasado lunes, después de la toma del poder de los talibanes, una imagen se hizo viral: mostraba a Ward transmitiendo desde Kabul con ropa occidental antes del control de los insurgentes, y otra imagen de la periodista con un velo negro tras el cambio de gobierno.

La propia Ward explicó la “inexactitud” de esa comparación en un tuit. “La foto superior está dentro de un complejo privado. La parte inferior es en las calles de Kabul tomada por los talibanes. Siempre usé un pañuelo en la cabeza en la calle en Kabul anteriormente, aunque no con el pelo completamente cubierto y abbaya. Así que hay una diferencia, pero no tan marcada”. En rigor, en la actualidad también se saca el velo cuando transmite desde un lugar privado.

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