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De Plaza Gomensoro a Nueva York: la uruguaya que llevó sus joyas a una tienda top y le vende a famosa cantante

Cindy Kleist tiene una colección de 25 piezas en el exclusivo local multimarca Flying Solo

Cindy Kleist, joyera uruguaya. Foto: Juan Manuel Ramos.
Cindy Kleist, joyera uruguaya. Foto: Juan Manuel Ramos.

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Las joyas de Cindy Kleist desembarcaron esta semana en la Gran Manzana. «Siempre busco yo las oportunidades, pero por primera vez me tocaron la puerta; la tienda multimarca Flying Solo, me invitó a vender en Nueva York», contó emocionada la orfebre uruguaya que inició su emprendimiento en 2009.

Con creaciones originales y únicas, Kleist logró buena reputación en el mercado local y sus colecciones fueron ganando adeptos, pero nunca pensó que sus piezas llegarían tan lejos.

«Hay quienes piensan que estoy cumpliendo un sueño, pero nunca me había animado a soñar tan grande», puntualizó quien antes de escuchar el sí de la exclusiva tienda de EE.UU., atravesó un exhaustivo proceso de entrevistas. Le preguntaron desde cómo diseña, cómo elabora estas piezas íntegramente artesanales hasta cuál es su capacidad de producción.

Desde esta semana una colección de 25 piezas de Cindy Kleist se venden en Flying Solo del barrio neoyorquino del Soho

«Desde el lunes 1° de agosto, 25 piezas mías se exhiben en la tienda instalada en el Soho. El martes hubo una fiesta de inauguración para celebrar a los nuevos diseñadores y me quedé en Uruguay porque tenía la Visa vencida», contó Kleist, quien ya prepara su próximo viaje.

Cuando la orfebre arribe a Nueva York, entrará por la puerta grande. En cuatro días de exposición sus piezas ya captaron la atención de Cardi B, la famosa rapera, compositora, actriz y empresaria estadounidense, que lucirá sus joyas ante una comunidad que tiene -solo en Instagram- 139 millones de seguidores. Por si fuera poco, algunas de sus creaciones serán parte de producciones de revistas y un estilista se reservó un juego de brazaletes de su autoría.

Cardi B en Roskilde, 2019. Foto: Reuters
Cardi B en Roskilde, 2019. Foto: Reuters

Además de solicitarle algunas joyas para su venta, el envío a la exclusiva tienda incluyó cinco piezas especiales para su espacio de «Public Relations». «Ese reservado que es visitado por editores, influencers y artistas, que eligen allí productos para usar en producciones, desfiles o shows, es un mundo que acá no conocemos tanto, pero que le dará muchísima visibilidad a mi trabajo», detalló.

La empresa crea artesanalmente, un promedio de 150 piezas por mes

La calidad de las joyas que viajaron al exterior, es la misma que Kleist ofrece en su taller de Plaza Gomensoro. De hecho, algunas de las creaciones que están en el Soho son parte de la colección Couture, inspirada en el encaje y un homenaje a su primera profesión: diseñadora de moda.

El hobby que inició dio paso a profesionalizarse, crecer y armar equipo con otros orfebres. Hoy su firma realiza un promedio de 150 piezas mensuales, todas con el mismo criterio: ser generosas en materia prima y con diseños únicos.

Sobrevivir la pandemia

Joyas de Cindy Kleist.
Joyas de Cindy Kleist.

Si bien Kleist tenía una clientela fiel, la pandemia multiplicó su trabajo. «Con tiempo en sus casas, encontraron joyas de otro tiempo, que estaban guardadas en cajones o cofres y las personas quisieron aggiornarlas, transformar lo que tenían para darle nuevas formas y significados», explicó. Esta es otra de sus vetas creativas, la capacidad de escuchar qué necesitan sus clientes y proponerles joyas con significado renovado.

En la entrevista con sus clientes hay de todo: de historias tristes a las más felices. Kleist se siente honrada en escuchar cada una y asegura que las charlas dan paso a lo que ella bautiza como «reciclaje», pero que también es un nuevo diseño que tiene siempre mucha personalidad.

«A veces el collar de una abuela se transforma en una pieza para cada una de sus nietas o varias cadenitas dan paso a una alianza o a una joya importante», detalló quien trabaja básicamente con oro, plata y piedras. «Una innovación que hicimos fue incorporar bronce, que logra que los costos no sean tan altos y permite crear piezas de impacto», remarcó.

«Cada joya es única, es una pequeña escultura que cuenta una historia», aseguró.

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